Mesa de presentaciones y debate 'La precariedad como constitución política'. Gonzalo Cid, Diego del Pozo Barriuso, Isabel Holgado y Marisa Fernández

Tras la conferencia de Silvia. L. Gil se celebró una mesa de presentaciones y debate en la que participaron Gonzalo Cid (economista y activista por la diversidad sexual que forma parte de Mums - Chile), Diego del Pozo Barriuso (artista y productor cultural ligado al colectivo C.A.S.I.T.A.), Isabel Holgado (antropóloga y activista pro-derechos en la industria del sexo que en la actualidad es coordinadora del Colectivo Al Hanan-Las Lícitas) y Marisa Fernández Rodríguez (presidenta de FAUDAS, la única federación estatal española de usuarios y afectados de drogas y VIH, y coordinadora de la asociación sevillana Colectivo La Calle).


Gonzalo Cid durante su intervención en el seminario 'Agenciamientos contra-neoliberales: coaliciones micro-políticas desde el sida' GONZALO CID aseguró que Chile puede describirse como uno de los principales, sino el principal, laboratorios del neoliberalismo, ya que no solo fue el primer país en el que este sistema empezó a implantarse, sino que además ha sido uno de los lugares en los que se ha llevado más hasta su extremo. No en vano, Chile es, a día de hoy, uno de los países con mayor desigualdad en la redistribución de la riqueza, de modo que, según datos del año 2010, el 1% de las personas más ricas acapara más del 30% de los ingresos (solo Estados Unidos se acerca a ese porcentaje, con el 21%, mientras que en España, por ejemplo, está en torno al 10%).

Todo ello mientras sigue estando vigente una constitución aprobada en 1980 -es decir, en plena dictadura de Pinochet- y cuya redacción hace que sea prácticamente imposible que se pueda legislar en contra de los intereses de las élites económicas y de la lógica neoliberal (en este sentido, Cid explicó que, en la actualidad, lo que más une y articula a los distintos movimientos sociales chilenos es la asunción de que es necesario abrir un nuevo proceso constituyente).

A través del fomento del individualismo (que, entre otras cosas, ha propiciado una obsesión por la seguridad, "pues ya nadie se fía de nadie") y de la instauración de una especie de discurso épico en torno a la inestabilidad y la flexibilidad laboral (planteando que estas permiten que cualquiera, si se esfuerza lo suficiente, puede enriquecerse y, en consecuencia, que si sigues siendo pobre es porque, de algún modo, te lo mereces), el neoliberalismo en Chile ha ido generando una situación estructural de precariedad que ha hecho que gran parte de sus ciudadanos carezcan de la más mínima protección social1 y estén endeudándose incluso para poder alimentarse.

Hay que tener en cuenta que en Chile el sistema bancario está sometido a una regulación muy laxa (que además logra sortear mediante diversas herramientas financieras, como los servicios de préstamos de las llamadas Casas Comerciales, unas entidades similares a los Grandes Almacenes tipo El Corte Inglés que incluso tienen sus propias tarjetas de crédito), y que desde 1980 existe un sistema de capitalización individual de las pensiones (sistema que ya se ha empezado a adoptar en otros países y que, probablemente, también se termine implantando en España) a través del cual se está llevando a cabo, en palabras de Cid, "una expropiación de gran parte de los ingresos de los trabajadores".

El control casi monopolístico de los medios de comunicación de masas y el uso tan hábil como tendencioso de determinados datos -contención de la inflación, bajos índices de desempleo (obviando, eso sí, la pésima calidad del mismo), crecimiento macroeconómico...- han sido cruciales para la implantación y consolidación de este modelo "depredador" que "no pone límites a la posibilidad de negocio y lucro" y "cuyo único objetivo es la obtención de tasas de ganancias cada vez más altas".

Lo positivo, según Gonzalo Cid, es que en los últimos años ha habido múltiples y muy diferentes procesos de resistencia contra-neoliberal en distintos puntos de la geografía chilena. Procesos en los que, a menudo, se han logrado generar alianzas entre colectivos de índole muy diversa, algo que para Mums -una organización en defensa de la diversidad sexual pero que ha tenido siempre muy claro que no quiere limitarse a hacer una lucha puramente gremialista- es fundamental. "Porque bajo nuestro punto de vista", subrayó Cid, "solo a partir de esas alianzas y de una toma de conciencia de que los problemas de los otros son también nuestros problemas, se puede propiciar una verdadera transformación política, económica y cultural de la sociedad chilena".


Diego del Pozo Barriuso durante su intervención en el seminario 'Agenciamientos contra-neoliberales: coaliciones micro-políticas desde el sida' DIEGO DEL POZO BARRIUSO, profesor asociado en la Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, presentó dos proyectos en torno al "malestar contemporáneo" que ha realizado con C.A.S.I.T.A., un colectivo artístico creado en el año 2003 que va mutando de nombre (aunque manteniendo el acrónimo) en función de las investigaciones que lleva a cabo y del que Barriuso es, junto a Loreto Alonso y Eduardo Galvagni, uno de sus tres miembros permanentes. El primer proyecto del que habló fue Ganarse la vida / El Ente Transparente que ellos describen como un "dispositivo de producción, exhibición y distribución" artística concebido para generar una reflexión crítica en torno a las consecuencias del cambio de paradigma productivo que ha originado la expansión y consolidación a escala global del neoliberalismo.

Desarrollado en el marco del programa Intermediae del centro cultural Matadero de Madrid, se trata de un proyecto con múltiples capas y derivaciones, siendo su elemento principal la instalación El Ente Transparente que funcionó, a la vez, como un lugar público de diálogo y como una herramienta artística autónoma. La instalación estaba compuesta de tres elementos fundamentales: una especie de anfiteatro que acogió una serie de debates públicos o asambleas en torno a la noción de trabajo (y a sus implicaciones sobre lo identitario y lo afectivo) en las que participaron una gran variedad de agentes sociales (incluyendo a un grupo de antiguos trabajadores del Matadero de Legazpi); varias pantallas colocadas alrededor del anfiteatro en las que se proyectaban piezas audiovisuales que el colectivo C.A.S.I.T.A. realizó para el proyecto; y una sala oscura en la que, entre otras cosas, se emitía una película de animación que explicaba la base conceptual del proyecto y una pieza de audio titulada Un trabajo para toda la vida.

El Ente Transparente contaba además con un apéndice que denominaron 'El Obrador' en el que se ponía a disposición del público una amplia selección de libros y documentos audiovisuales relacionados con los temas que se abordaban en el proyecto. El material audiovisual (la mediateca) se organizó siguiendo un orden cronológico, utilizando como criterio de agrupación una serie de años (1918, 1945, 1968, 1977, 1989, 1999, 2001 y 2008) que han sido claves en la evolución de la definición social de trabajo durante el último siglo; por su parte, el material bibliográfico y textual (la biblioteca) se organizó utilizando como criterio de agrupación los epígrafes de un decálogo que redactaron a modo de manifiesto conceptual del proyecto. Los miembros del colectivo C.A.S.I.T.A. representaron ese decálogo como si fuera una cinta o banda de Moebius ("es decir, como algo que nos habla de una realidad aparentemente sin afuera: la del trabajo en el capitalismo postfordista"), imprimiéndola en una lona de gran tamaño que colgaron en una de las paredes 'El Obrador'2.

Ganarse la vida / El Ente Transparente. Colectivo C.A.S.I.T.A.

El otro proyecto del que habló Diego del Pozo Barriuso fue No es Crisis es Crónico que empezó a gestarse semanas antes de que estallara el 15M y que, por el momento, ha tenido dos materializaciones fundamentales: el Observatorio de fragilidad emocional y el ciclo de conferencias y mesas redondas performativas Todos los cuerpos afectados. Barriuso explicó que han puesto en marcha este proyecto porque consideran que es necesario generar espacios de reflexión y debate en torno a los cambios de paradigmas sobre los que se asienta (y/o que propicia) el malestar neoliberal, desde el miedo al contacto físico ("paradigma emocional sin parangón en la historia que empezó a instaurarse con las crisis del sida") hasta la generalización -y naturalización- de la precariedad laboral, pasando por la interiorización de la idea de que hay que estar continuamente reinventándose y buscando una utópica autorrealización personal.

El Observatorio de fragilidad emocional es una investigación artística que reflexiona sobre la posibilidad de abordar la precariedad (laboral y existencial) desde una óptica contrahegemónica y sobre el papel que juegan las imágenes y las representaciones en la construcción de la subjetividad. Esta investigación ha implicado la producción de dos tipos de materiales: las "crónicas", donde intervienen y recodifican el "imaginario glamuroso" de las fotonovelas de los años sesenta y setenta para intentar generar una narrativa crítica del malestar neoliberal; y las "ficciones", una serie de piezas audiovisuales construidas a partir de imágenes de manifestaciones o que muestran los efectos de la crisis económica mezcladas con extractos de obras literarias de ciencia ficción que hablan de un futuro utópico que poco o nada tiene que ver con nuestro presente.

Observatorio de fragilidad emocional [No es Crisis es Crónico]. Colectivo C.A.S.I.T.A.

Todos los cuerpos afectados fue un conjunto de conferencias y mesas redondas que se celebraron entre el 6 y 8 de junio de 2011 en el Aula de Anatomía de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y que tuvo como punto de partida las siguientes preguntas: ¿qué relaciones hay entre el malestar contemporáneo y la desafección ante las imágenes?; ¿podemos hablar de la existencia de una obsolescencia programada de las imágenes que desactivaría el poder que éstas tienen de emocionarnos e interpelarnos?; y ¿cuál es el rol que realmente cumplen las, en palabras de Barriuso, "nuevas imágenes de hiperrealidad" (imágenes mediáticas casi siempre con connotaciones violentas que, por diversas razones, se convierten en icónicas y pasan a formar parte del imaginario colectivo)?

Ya en la fase final de su charla, Diego del Pozo Barriuso señaló que tras sus proyectos con el colectivo C.A.S.I.T.A. y, más recientemente, en el marco de Subtramas (una "plataforma de investigación y de co-aprendizaje sobre las prácticas de producción audiovisual colaborativas" que ha desarrollado junto Montse Romaní y Virginia Villaplana) cada vez tiene más claro que es fundamental pensar cómo puede utilizarse la práctica y la investigación artística para generar afectividad y ayudar a evitar que las tareas de cuidados y las relaciones afectivas sean (también) capturadas por la lógica neoliberal. En este sentido, Berriuso propone crear lo que él describe como "dispositivos artísticos de afectación" que se caracterizarían, entre otras cosas, por evidenciar los mecanismos invisibles a través de los cuales dicha lógica neoliberal se legitima y reproduce, por usar críticamente la representación (no renunciando a ella, sino problematizándola y desbordándola), por erigirse como estructuras auto-reflexivas que ofrecen una mirada holística de la realidad o, en definitiva, por "intentar revertir la lógica de la efectividad por una lógica de la afectividad".


Isabel Holgado durante su intervención en el seminario 'Agenciamientos contra-neoliberales: coaliciones micro-políticas desde el sida' Cofundadora del ya desaparecido colectivo L.I.C.I.T (Línea de Investigación y Cooperación con Inmigrantes Trabajadoras del sexo) y actualmente coordinadora de Al Hanan-Las Lícitas, ISABEL HOLGADO habló de algunos de los principales hitos, objetivos, problemáticas y alianzas del movimiento político en defensa de los derechos de las personas que se dedican a la prostitución. Un movimiento de escala global que aglutina a organizaciones de muy diversa índole cuyo principal nexo de unión es la denuncia de la estigmatización y criminalización de la prostitución y la lucha para que se reconozcan los derechos (laborales, sanitarios...) de lxs trabajadorxs sexuales. "Porque es fundamental que el trabajo sexual se considere un trabajo", subrayó Holgado, "sin que eso quite que haya que denunciar los casos concretos de abusos y explotación, al igual que hay que hacerlo cuando estos se producen en otros ámbitos".

Un elemento que ha jugado un papel clave en la consolidación y expansión de este movimiento político ha sido Internet que, por ejemplo, ha permitido que se ponga en marcha una iniciativa como la Network of Sex Work Project (NSWP), red transnacional de la que forman parte más de 160 organizaciones de sesenta países distintos. Partiendo de la premisa de que los derechos de las personas que ejercen el trabajo sexual son derechos humanos, la NSWP aboga por combatir con todos los medios posibles las múltiples formas de estigmatización y discriminación -simbólica y legal- que dichas personas (y también su entorno) sufren, al tiempo que plantea la necesidad de, por un lado, generar estructuras y dinámicas que posibiliten la auto-organización de lxs sex workers  y, por otro lado, trabajar contra los prejuicios que existen en el interior de este colectivo (prejuicios, por ejemplo, contras las prostitutas transexuales e inmigrantes).

La Network of Sex Work Project -que tiene una extensión o ramificación, la NSWP +, cuyo principal objetivo es garantizar que las prostitutas tengan acceso a los tratamientos y programas de prevención contra el sida- es una de las entidades que promueve la organización cada 17 de diciembre del "Día por el Fin de la Violencia Contra las Trabajadoras Sexuales". "Ese día", señaló Holgado, "se llevan a cabo manifestaciones en ciudades de todo el mundo en las que se despliegan miles de paraguas rojos, símbolo de la lucha pro-derechos de las personas trabajadoras del sexo que lo que están reclamando no es más que acabar con el estigma que existe en torno a su actividad, tener libertad para trabajar de forma segura y poder participar activamente en el diseño de las políticas que afectan a sus vidas".

A juicio de Holgado, un aspecto fundamental para el empoderamiento de este colectivo es la reapropiación, como proponen las teorías queer, de ciertos clichés y discursos negativos que hay sobre la prostitución. "Por ejemplo", explicó, "el discurso que identifica a las prostitutas como las principales responsables de la transmisión de muchas enfermedades se puede revertir planteando que, si realmente tienen ese poder para contagiar, también lo tienen para hacer cosas positivas, como ayudar a la prevención contra el sida o desarrollar una labor pedagógica en materia de salud sexual".

En este punto de su intervención Isabel Holgado señaló que, aunque existen ciertos países (Alemania, Holanda, Nueva Zelanda, Brasil...) en los que se han aprobado algunas medidas que hacen más fácil la vida a las sex workers (medidas que al menos permiten que ya no se les criminalice o que les posibilitan acceder a ciertos derechos laborales), la situación de estas trabajadores sigue siendo, por lo general, muy mala y en algunos lugares, dramática. Algo que se agrava si además de prostituta eres inmigrante y/o estás afectada por el VIH/sida. A este respecto, cabe recordar que Estados Unidos, que en materia de legislación sexual es muy puritano, impuso que los países que quisieran acceder a las ayudas en prevención contra el sida tenían que declararse "anti-prostitución". "Afortunadamente", señaló Holgado, "el año pasado la Corte Suprema de los EE.UU. declaró que esa ley, conocida como la Anti-prostitution Pledge, era inconstitucional y que había que derogarla. Aunque, por desgracia, para muchas personas esa decisión ha llegado demasiado tarde".

Por otro lado, no podemos obviar que en un contexto de crisis como el actual, tiende a utilizarse a las prostitutas y a otros colectivos estigmatizados (usuarios de drogas, personas sin techo...) como chivos expiatorios que ayudan a canalizar y desactivar el malestar social. Un ejemplo ilustrativo de esto lo encontramos en Grecia donde recientemente, con la excusa de controlar la expansión de las enfermedades de transmisión sexual, se ha aprobado una ley que da total impunidad a la Policía en sus redadas contra la prostitución callejera ("que es siempre la que más molesta") y que ha posibilitado que se haga pública una lista con nombres de prostitutas que tienen sida.

No obstante, en los últimos años el movimiento pro-derechos de las personas que ejercen la prostitución también ha conseguido algunos logros importantes, desde la ya citada derogación de la Anti-prostitution Pledge  hasta la inclusión de varias sex workers dentro de los equipos de trabajo para el diseño de los programas de prevención y lucha contra el sida de la OMS, pasando por la organización de eventos con una gran relevancia mediática como el San Francisco Sex Worker Film and Arts Festival (que ya va por su octava edición).

A su vez, este movimiento ha conseguido establecer alianzas de muy diverso tipo con otros agentes sociales, desde colectivos feministas u organizaciones en defensa de la diversidad sexual hasta artistas de diferentes disciplinas (en España, por ejemplo, la cineasta barcelonesa Harmonia Carmona ha realizado un documental, Muerte de una puta, en el que se da voz a varias mujeres que ejercen la prostitución) o personas vinculadas al mundo universitario ("de hecho", aseguró Holgado, "cada vez más sex workers  son académicas; e incluso se han empezado a poner en marcha proyectos -por ejemplo, la Sex Work Open University- que están intentado analizar desde una óptica transdisciplinar las múltiples implicaciones y derivaciones de la industria global del sexo").

Cartel de la campaña Sem Vergonha Garota, del Ministerio de Salud de Brasil / Imagen de la campaña Mamas de las Esquinas, del colectivo argentino AMMAR

A todo ello habría que añadir que ha habido campañas muy interesantes y potentes en defensa de los derechos de las prostitutas y/o en contra de su estigmatización. Como, por ejemplo, Mamas de las Esquinas del colectivo argentino AMMAR que mostraba a través de un juego visual tan sencillo como eficaz que las trabajadoras sexuales, como cualquiera otra persona, también tienen lazos afectivos y responsabilidades familiares; o, a un nivel más institucional, Sem Vergonha Garota, una campaña promovida por el Ministerio de Salud de Brasil en la que aparecían prostitutas aconsejando usar condones para evitar el contagio de ciertas enfermedades, recordando que no aceptar a las personas como son es una forma de violencia o, simplemente, diciendo que eran felices.

Además, han emergido algunas iniciativas que fomentan la autogestión y autodeterminación de las trabajadoras sexuales ("algo que es crucial en un contexto de desmantelamiento de lo público como el que estamos sufriendo"), entre las que cabe destacar la red de condonerías que puso en marcha la organización mexicana Brigada Callejera o Daspu, la exitosa marca de ropa que creó la brasileña Gabriela Leite, una sex worker que falleció pocos días antes de que se celebrara el seminario. Isabel Holgado quiso finalizar su intervención reivindicando la figura de esta activista "cuya lucha ha sido fundamental para que Brasil se convierta en uno de los países más avanzados en legislación sobre prostitución" y que para ella representa un "ejemplo paradigmático de como lo personal es político".


Marisa Fernández durante su intervención en el seminario 'Agenciamientos contra-neoliberales: coaliciones micro-políticas desde el sida' Tras describir brevemente cuál es el lugar desde el que enuncia su discurso -"soy una mujer de 48 años, madre, gorda y serodiscordante que actualmente trabajo como coordinadora del Colectivo La Calle y estoy al frente del Grupo de Género de FAUDAS"-, en el inicio de su charla MARISA FERNÁNDEZ explicó cómo entro, "sin apenas darse cuenta", en el mundo de las drogas y el VIH y cómo, sin darse menos cuenta aún, se convirtió no solo en consumidora sino también en vendedora de heroína. "Yo era bailarina de ballet clásico", recordó, "pero una fatídica mañana tuve un accidente que truncó mi carrera profesional. Tras pasar varios meses postrada en la cama, llegué a la conclusión de que no quería ser como mi madre (que cuidaba de todo el mundo pero de la que nadie cuidaba). Entonces empecé a rebelarme, pero nadie me entendió. Y esa incomprensión dio lugar a una serie de frustraciones que hicieron que, con apenas 13 años, comenzara a flirtear con las drogas".

Poco a poco, lo que primero fuera uso recreativo se convirtió en abuso y, por último, en dependencia. "Yo era policonsumidora", subrayó Fernández. "De hecho, lo sigo siendo. La diferencia radica en que ahora lo hago con responsabilidad, intentando minimizar al máximo los posibles efectos secundarios que las drogas pueden ocasionar... En realidad, todos consumimos drogas, ya sean éstas ilegales o legales (como el tabaco, el alcohol -que provoca uno de los peores síndromes de abstinencia que existen- o ese cafecito mañanero sin el cual no podríamos funcionar). Y recalco esto porque, por lo general, tenemos muy poca empatía con las personas drogodependientes, como si pensáramos que es una problemática que nunca nos va a afectar directamente. Pero nadie está libre de tener en algún momento de su vida problemas por consumir drogas".

A nivel profesional, Marisa Fernández siempre ha tenido muy claro la necesidad de abordar todo lo relacionado con las drogas, el VIH/sida y la exclusión social de una manera transversal, intentando que circule la mayor información posible sobre estas cuestiones (algo que, en su opinión, es fundamental tanto para combatir los prejuicios que existen en torno a ellas como para ayudar a las personas afectadas a salir del circulo vicioso en el que se encuentran). Desde hace muchos años, trabaja como "agente de salud de base" que, en sus palabras, "es alguien que, tras haber padecido -y superado- problemas de adicción (es decir, partiendo de una experiencia vital empírica) ejerce de enlace entre las técnicas especializadas y las usuarias, ayudando al entendimiento entre ambas". Esa labor de calle le permite conocer de primera mano cuáles son las verdaderas carencias y necesidades que actualmente tienen las personas drogodependientes y/o con VIH/sida.

Para contextualizar un poco su intervención, Marisa Fernández hizo un breve análisis histórico de cómo las drogas y el VIH se convirtieron en problemas sanitarios y sociales de primer orden. En España, recordó, al igual que en otros países europeos, a mediados y finales de la década de los setenta del siglo pasado hubo un aumento exponencial del número de consumidores de heroína por vía intravenosa. Eso, que podría haber sido un problema de salud pública más o menos controlable, se agravó a principios de los años ochenta con la aparición del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), transformándose en una pandemia de muy difícil abordaje. En muy poco tiempo, la población usuaria de drogas por vía intravenosa se convirtió en el grupo más afectado por los devastadores efectos de este virus. "De hecho", subrayó Fernández, "la principal causa de muerte entre los consumidores de heroína fue el sida, siendo cinco veces superior la mortalidad entre los VIH positivos que entre los VIH negativos". La torpe y tardía respuesta de las autoridades acrecentó el resentimiento social hacia las personas heroinómanas y/o con sida que fueron socialmente invisibilizadas y, en gran medida, abandonadas por la red sanitaria (la oferta asistencial era muy limitada y, paradójicamente, dejaba fuera a quienes más la necesitaban).

Aunque en los años ochenta ya hubo algunas experiencias interesantes, no fue hasta principios de la década de los noventa cuando comenzó a articularse un movimiento asociativo en torno a las drogas y el sida. Un movimiento cuya fuerza radicaba en que eran personas afectadas quienes planificaban y ejecutaban los proyectos y programas que se ponían en marcha, logrando que, poco a poco, comenzara a cambiar la imagen que la sociedad tenía de ellas. Según Marisa Fernández, la consolidación de este movimiento llega con la aparición, ya a principios de los años 2000, de plataformas de ámbito autonómico y estatal -REDVIH, FAUDAS, CESIDA, GESIDA, ENLACE...- que posibilitaron que las distintas organizaciones que estaban trabajando en torno a estas problemáticas se sintieran reforzadas y tomaran conciencia de su potencial político.

Asumiendo que, como ya supieron ver los primeros grupos activistas del sida, la información es un "objeto de lucha" fundamental, Fernández quiso aprovechar su participación en la mesa redonda para difundir el comunicado que emitió el 14 de octubre de 2013 -es decir, dos días antes de que comenzara el seminario- la REDVIH contra la resolución provisional de las subvenciones del Plan Nacional sobre el Sida (PNS) para el año 2013. Un comunicado del que también se haría eco en la siguiente sesión Fefa Vila y que, a su juicio, nos puede ayudar a comprender y analizar cuáles son las principales amenazas y dificultades a las que deben hacer frente las organizaciones que están luchando para que mejore la atención socio-sanitaria y la calidad de vida de las personas usuarias de drogas y/o con VIH/sida.

En este comunicado, la REDVIH señala que se opone rotundamente a esta resolución por tres razones fundamentales. En primer lugar, porque propicia una "centralización de los recursos", ya que, por un lado asigna el 65% del dinero disponible a solo seis entidades (de las que, además, sola una se dedica específica y exclusivamente a la respuesta al VIH y el sida); y, por otro lado, gran parte de las subvenciones (en torno al 70%) se conceden a organizaciones con sede en Madrid, dejando sin o con muy poco apoyo a las que están radicadas en otras comunidades autónomas (que en muchos casos desarrollan proyectos de carácter estatal).

En segundo lugar, porque promueve una desarticulación del tejido asociativo, desatendiendo la participación comunitaria (con todo lo que esto conlleva3) y excluyendo de las ayudas del PNS a organizaciones con una dilatada e impecable trayectoria que en algunos casos incluso forman parte del Comité Asesor y Consultivo (COAC) de ONGs de la Comisión Nacional de Coordinación y Seguimiento de Programas de Prevención del Sida.

Y en tercer lugar, porque supone la implantación de un "modelo monológico” de carácter "sectario y unidireccional" que se centra fundamentalmente en la prevención primaria y la detección precoz, destinando solo un 13% del presupuesto disponible a la prevención secundaria y/o al apoyo a las personas con VIH. Un modelo que, a juicio de esta plataforma, nos hace retroceder muchos años, pues relega a un segundo plano -o, directamente ignora- aspectos que son claves en la lucha contra el VIH y el sida, por ejemplo, la erradicación del estigma o la atención a colectivos especialmente vulnerables.

Si duda, gracias a los avances científicos y a la presión ejercida por un enérgico y activo movimiento comunitario, en las dos últimas décadas se han conseguido importantes logros en la respuesta a esta pandemia. No obstante, las personas con VIH y/o con problemas de drogodependencia siguen estando estigmatizadas y sufriendo una gran discriminación social. En este sentido, Marisa Fernández explicó que FAUDAS y otras organizaciones están luchando para que puedan acceder en igualdad de condiciones que los demás ciudadanos a los escasos recursos sociales que el Estado español (aún) ofrece: pisos de acogida, acceso a comunidades terapéuticas, residencias para la tercera edad... Por ello exigen que se empiece a desarrollar el proyecto de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No discriminación que aprobó el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2011 (con la oposición tanto del Partido Popular como de CIU y PNV), más allá de que consideren que algunos aspectos del mismo sean manifiestamente mejorables.

Marisa Fernández durante su intervención en el seminario 'Agenciamientos contra-neoliberales: coaliciones micro-políticas desde el sida'

Según Fernández, en la lucha contra el VIH y las drogodependencias aún quedan muchas cosas por hacer. Y no solo en los países en vías de desarrollo, también en las sociedades occidentales donde, con la excusa de la crisis, desde hace varios años se está reduciendo drásticamente el gasto público destinado al tratamiento y la prevención. Una reducción que, en el caso concreto del Estado español, además de propiciar una disminución muy significativa del apoyo a los programas destinados a la lucha contra el estigma y la discriminación, está provocando que, por ejemplo, se espacien cada vez más las visitas médicas o se traspasen a los pacientes drogodependientes y/o con sida a la atención primaria (lo que contribuye a sobresaturar ésta y a que la calidad de la atención que reciben disminuya).

Un rasgo fundamental de los activismos contra el VIH/sida y la drogodependencia es que en ellos siempre ha sido fundamental la participación e implicación de las personas afectadas, constituyendo un modelo de referencia para otras luchas similares. "Llegar hasta donde hemos llegado", subrayó Marisa Fernández, "no ha sido fácil, pero precisamente ahora, no podemos bajar la guardia porque, como ya hemos comentado, debido a (o con la excusa de) la coyuntura económica está en peligro la continuidad de los programas nacionales e internacionales de respuesta frente al VIH". Además, pese a los indudables avances conseguidos, son muchas y muy diferentes las barreras -simbólicas, económicas, jurídicas...- que aún quedan por derribar, las inercias que aún hay que desactivar: desde la persistencia en el lenguaje de expresiones excluyentes y discriminatorias, hasta las restricciones que las personas drogodependientes y/o con VIH se encuentran a la hora de viajar, fijar su residencia u obtener un seguro de vida, pasando por la actitud despectiva, cuando no abiertamente agresiva, que suelen tener hacia ellas los miembros de los Cuerpos de Seguridad.

Mención aparte merecen las discriminaciones específicas que sufren colectivos concretos, como el de las mujeres con VIH y/o drogodependientes, a las que, por ejemplo, se les suele ningunear en las campañas de prevención o se les relega a un papel secundario en la mayor parte de las investigaciones y ensayos clínicos. En este sentido, Fernández señaló que, desde hace varios años, numerosas activistas están reclamando que las mujeres con VIH y drogodependientes sean "parte integrante y activa de la respuesta global a esta pandemia". Y para ello consideran que es necesario que los proyectos que se lleven a cabo incorporen la perspectiva de género y tengan en cuenta los derechos y necesidades específicas de estas mujeres (contribuyendo así a que éstas dejen de ser meras receptoras pasivas de cuidados y servicios para convertirse en sujetos políticos activos, en agentes catalizadores del cambio social).

Marisa Fernández quiso finalizar su intervención con un mensaje optimista: el movimiento asociativo en torno al VIH/sida y las drogas, a pesar de todas las dificultades y amenazas a las que se enfrenta en su día a día, tiene una gran fortaleza. Y la tiene porque ha comprendido que para dar una respuesta realmente eficaz a este problema complejo y poliédrico es necesario que las personas afectadas participen en los procesos de toma de decisión y asuman un papel activo en la planificación y gestión de los proyectos y programas que se ponen en marcha. Muchas de estas personas se han quedado en el camino: desde que se detectaron los primeros casos de sida en 1981, ha habido cerca de 40 millones de fallecidos a causa de esta enfermedad, y se calcula que en torno a 250.000 mil personas mueren al año en el mundo debido al consumo de drogas ilegales. A petición de Fernández, su intervención -y con ella, la mesa redonda La precariedad como constitución política- se cerró guardando un emotivo minuto de silencio en memoria de estas personas que, en muchos casos ("en demasiados casos"), murieron sin recibir una atención digna.

 

 

 

 

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1.- Un dato revelador: solo el 52% de las personas que están trabajando cotizan; y de ese 52%, más de la mitad gana menos de 370 euros al mes ("y esto ocurre en un país en el que el coste de la vida es similar al que puede haber en España", aclaró Gonzalo Cid). [^]
2.- Ganarse la vida / El ente transparente -que desde su inicio se concibió como un proyecto abierto y susceptible de ser desarrollado en espacios sociales, culturales y artísticos diferentes- tiene también una suerte de añadido o pieza complementaria titulada Caja Negra. Se trata de un "dispositivo artístico itinerante" que, al modo de las cajas negras de los aviones, contiene información sobre las investigaciones y actividades que llevaron a cabo en el marco de este proyecto. Esta "caja andante seriada infiltrada en el trabajo y el arte" puede descargarse desde su web.  [^]
3.- Según la REDVIH, la experiencia nos demuestra que, sin la adopción de un enfoque participativo que posibilite la implicación activa y crítica de las comunidades afectadas, los proyectos que se ponen en marcha para luchar contra el VIH y el sida están condenados al fracaso.  [^]