Eloy Fernández Porta (Barcelona, 1974) inició su ponencia repartiendo las trece cartas de baraja que componen Heart Suit, el último de los cuentos incluidos en A Child Again, una obra que el estadounidense Robert Coover publicó en 2005. Cartas que se encuentran separadas físicamente del libro y que los lectores puede recombinar como quieran (siempre y cuando la última sea la K, es decir, la que corresponde a la figura del Rey), por lo que las posibles variaciones y permutaciones del relato son múltiples. Si en Heart Suite, que entronca con una tradición literaria que explora las potencialidades narrativas que ofrece la baraja de cartas (tradición que se ha desarrollado especialmente en Italia de la mano de escritores como Massimo Bontempelli o Italo Calvino), la unidad básica que se propone para superar el formato libro es el naipe, Eloy Fernández-Porta señaló que en su poética personal, articulada en torno al spoken word y a las nuevas modalidades de recitado, la unidad básica sería el "aforismo, el silogismo, la frase no concluyente...". En su intervención en el seminario Literatura y después, Fernández-Porta expuso cinco puntos claves de su poética y recitó un fragmento de su libro €®O$. La superproducción de los afectos que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo y fue elegido por la web Notodo como el libro de no ficción más innovador del año 2010.
La literatura escrita como acto escénico congelado
Una parte significativa de textos de otras épocas que hoy definimos como textos literarios no fueron concebidos en sus orígenes como tales. Así, por ejemplo, cuando Cayo Valerio Catulo componía sus poemas no lo hacía para que fueran leídos en un libro, sino para que fueran recitados y escuchados en actos escénicos y festivos en los que el público participaba de una manera activa. "Lo que hacemos nosotros con los poemas de Catulo", explicó Eloy Fernández Porta, "viene a ser como si en vez de asistir a un festival de música nos dedicáramos a leer las transcripciones de las letras de las canciones que en dicho festival se hubieran cantado".
En este sentido, el autor de Afterpop. La literatura de la implosión mediática considera que el spoken word más que un intento de superar el formato libro debe entenderse como una apuesta por explorar las potencialidades escénicas de la creación literaria. ¿Eso quiere decir que tras estas prácticas performativas lo que hay es un intento de "retorno a los orígenes", a un momento telúrico, ancestral de la literatura en la que ésta no era textual? Según Fernández Porta, en cierta medida -o, más exactamente, en ciertos casos-, sí. "Aunque yo pienso", quiso aclarar, "que más que de orígenes habría que hablar de mitos de origen a través de los cuáles intentamos explicar las cosas retrospectivamente" (...) "El spoken word ", añadió, "se puede entender como un futuro posible de la literatura, pero también como la actualización de una potencialidad que (creemos que) ésta tuvo en el pasado".
El descontento productivo
¿Quiénes son las personas que, a día de hoy, están haciendo spoken word ? Pues desde poetas que quieren desmarcarse del modelo tradicional de recitado a gente vinculada al mundo del teatro que buscan una expresión literaria liberada de las convenciones vigentes en las artes escénicas. Personas, en definitiva, que no se sienten a gusto con los usos y costumbres de las modalidades creativas en las que trabajan y que encuentran en el spoken word una nueva herramienta para expresarse. El ejemplo más conocido de esta "deriva" -que, como hemos indicado, siempre surge de un "descontento productivo"- es el de la estrella de rock con inquietudes literarias (como Lou Reed o el ex-componente de Duncan Dhu, Diego Vasallo) que en un momento dado de su carrera decide que quiere trabajar sin las obligaciones que le impone la industria musical y empieza a involucrarse en proyectos de spoken word. "En mi caso", señaló Eloy Fernández Porta, "comencé a acercarme a este género por el descontento que me provocaban las presentaciones de ensayo tradicionales".
Sobre los cuerpos
"Hay menos diferencias entre una máquina de escribir y un iPhone que entre un cuerpo de los años sesenta y un cuerpo actual". Con esta idea de resonancias foucaltianas lo que Fernández Porta quiere plantear es que la verdadera transformación que ha provocado el desarrollo tecnológico es la transformación de nuestros propios cuerpos, de nuestra manera de ver y de relacionarnos con el mundo, de nuestra forma de sentir y de procesar las emociones. El autor de Homo sampler. Tiempo y consumo en la era afterpop considera que uno de los principales objetivos del spoken word debe ser intentar mostrar y escenificar dicho proceso de transformación, evidenciando que los sentimientos y las emociones que experimentamos no son expresiones puras de nuestra interioridad sino "producciones biopolíticas y tecnodiscursivas" que no se pueden desligar del contexto social y cultural en el que vivimos.
La escenografía de género
Con frecuencia se emplea el término "espectáculo" para referirse a las prácticas de spoken word. Sin embargo, Eloy Fernández Porta prefiere describirlas como actos performativos, utilizando esta noción en el sentido que le dan ciertas teorías feministas, es decir, como actos de lenguaje o de comunicación que tienen la capacidad de producir una "verdad social", por ejemplo, "la verdad social de la identidad de género". Fernández Porta señaló que a él la tradición de spoken word que más le interesa es la que está emparentada con el arte feminista estadounidense de los años setenta, pues es en ella donde se explora la relación entre el texto y el cuerpo, concibiendo éste no como algo sustancial, sino como el efecto performativo de una serie de convenciones sociales y culturales que, como tales, se pueden transformar y subvertir. A su juicio, si el spoken word genera tanto rechazo dentro del mundo literario es, simple y llanamente, porque éste sigue siendo "un mundo tremendamente machista y conservador" que, en gran medida, desprecia las manifestaciones artísticas en las que no hay una clara predominancia masculina.
El tiempo del rap
A Eloy Fernández Porta, de la cultura del hip hop le interesa mucho tanto el tipo de organización colectiva y colaborativa del recitado como su modo de construir la temporalidad en escena. En su opinión, las batallas de Mc's, en las que varios raperos tienen que improvisar textos sobre distintos temas utilizando bases musicales pregrabadas, nos muestran que el tiempo del rap es mucho más dinámico, participativo y celebratorio que el tiempo del rock que, al menos en la actualidad, es un tiempo idólatra, rígido y sumamente vertical. La concepción de la temporalidad en las batallas de Mc's es similar a la que tienen las sesiones de Open Mic, eventos centrados en la poesía, el spoken word o el monólogo cómico en los que cualquier persona puede inscribirse para realizar su propio show. Según Fernández Porta, que recientemente ha participado en una sesión de Open Mic en el Nuyorican Poets Cafe (mítico local de Manhattan dedicado a la cultura urbana y alternativa), el código que predomina en estos eventos es el del hip hop y la cultura afro-norteamericana. Y eso es algo que, a su juicio, no debemos pasar por alto, pues refleja que en el ámbito de las prácticas performativas literarias, un código cultural periférico y subalterno que ha sido durante muchos años infravalorado por amplios sectores del mundo de las letras, está empezando a convertirse en el código cultural dominante.
Para finalizar su intervención, Eloy Fernández Porta recitó un fragmento de €®O$. La superproducción de los afectos, un libro en el que, según Bernabé Sarabia, crítico literario de El Cultural, el escritor barcelonés explora cómo el capitalismo "ha incorporado el amor a su capacidad productiva", convirtiéndolo "en uno de sus artilugios de venta más eficaces". El fragmento que leyó está extraído de un capítulo titulado "El Informe Markopolos sobre tu eficiencia amorosa" y en él se habla de la progresiva devaluación que sufrió el sentimiento de vacío a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, pues de concebirse como una "emoción exclusiva y singular que denotaba profundas cualidades psicológicas y estéticas" pasó a ser considerado como un sentimiento vulgar que cualquiera podía experimentar. En su recitado, Fernández Porta utilizó la canción Gigantes del grupo estadounidense Tortoise como fondo musical y proyectó un vídeo con imágenes que muestran la evolución de la moda femenina desde 1949 hasta 1980.
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