Kenza Sefrioui: La Revista "Souffles" (1966-1973) en Marruecos |
Fundada en 1966 por los poetas francófonos Mostafa Nissabouri y Abdellatif Laâbi, Souffles fue una revista cultural y literaria que desde sus inicios tuvo una clara vocación política y que en los últimos años de su existencia llegó a convertirse en uno de los principales medios de expresión de dos organizaciones -Ilal Aman y 23 Mars- ligadas al emergente movimiento marxista-leninista marroquí de la época. En el marco del seminario Arab Modern. Modernidades excéntricas. Escrituras de la historia del arte moderno en el mundo árabe, Kenza Sefrioui habló del importante papel que desempeñaron las artes plásticas en esta publicación que si bien surgió con la intención de renovar la literatura marroquí, desde un principio se interesó por otras manifestaciones artísticas como la pintura, el teatro o el cine. "De hecho", señaló Sefrioui, que ha realizado una tesis doctoral sobre Souffles (tesis que presentó en la Universidad de la Sorbona el pasado 2011), "artistas plásticos de la Escuela de Bellas Artes de Casablanca como Mohammed Melehi y Mohammed Chabâa estuvieron plenamente integrados en el equipo editorial de la revista a la que lograron dotar de una identidad visual 'vanguardista', algo bastante insólito en las publicaciones que se hacían en Marruecos -y, por lo general, en todo el mundo árabe- en aquellos años". El objetivo fundamental de Souffles1 era contribuir a modernizar la cultura y la identidad nacional marroquí. Sus fundadores fueron jóvenes intelectuales procedentes, en la mayor parte de los casos, de familias acomodadas que habían sido educados para dirigir el nuevo Marruecos (un país que consiguió su independencia apenas diez años antes de que apareciera el primer número de la revista) y que se rebelaron contra la deriva dictatorial que empezó a experimentar el régimen de Hassan II a mediados de la década de los sesenta (de hecho, muchos de ellos acabaron encarcelados o tuvieron que exiliarse). Estos jóvenes consideraban que la conservación, difusión y promoción del arte y la cultura era un elemento fundamental en el proyecto de construcción del Marruecos moderno. Un proyecto que no podía basarse sólo en el arabismo (pues eso suponía ignorar el legado tanto de la cultura bereber como judía) y que debía servir para que el pueblo marroquí se liberara de una vez por todas de la herencia colonial que había empobrecido enormemente la riqueza y pluralidad cultural y patrimonial de este país norteafricano. A juicio de los responsables de Souffles había que reformar integralmente la enseñanza artística y literaria (que contribuía a reforzar la visión colonialista, marginando, por ejemplo, el arte caligráfico árabe en beneficio de la escultura y la pintura de carácter figurativo) y poner en marcha políticas públicas que ayudaran a combatir el proceso de aculturación que estaba sufriendo la sociedad marroquí.
"Los creadores de Souffles", subrayó Kenza Sefrioui, "fueron artistas y escritores comprometidos con su tiempo que concibieron su práctica creativa como una práctica política y que tuvieron siempre muy claro que en sus obras debían huir de la autocomplacencia y del ensimismamiento e intentar que éstas se convirtieran en herramientas para la transformación y el progreso de la sociedad". Según Sefrioui, el cuestionario que en uno de los números de la revista se le realizó a ochos de los artistas plásticos que colaboraron con ella -Mohamed Ataallah, Farid Belkahia, Mohammed Bennani, Mohammed Hamidi, Jilali Gharbaoui, Saâd Ben Cheffaj y los ya citados Mohammed Melehi y Mohammed Chabâa- nos da una idea del carácter política y culturalmente militante de esta publicación. En este cuestionario, además de preguntarles por cuáles eran las preocupaciones fundamentales que expresaban a través de sus obras, se les pedía que se situaran dentro de la tradición plástica marroquí, que indicaran cuál era la contribución que el arte y la cultura podían hacer a la construcción de la nueva identidad nacional o que explicaran qué medidas tomarían para propiciar el desarrollo de las artes plásticas en Marruecos. Analizando las respuestas que ofrecieron, una de las cosas que más llama la atención es que todos defendían de forma explícita el trabajo colectivo y se mostraban críticos con nociones como la de autoría o con la separación entre alta y baja cultura. Hay que tener en cuenta que estos artistas priorizaron las exposiciones grupales sobre las individuales e intentaron siempre mostrar sus obras en lugares públicos y establecer un diálogo directo con su audiencia. Algunas de estas exposiciones llegaron a ser bastante polémicas, como la que llevaron a cabo en 1969 en la plaza de Jamaa el Fna de Marrakech que, según le ha comentado a Sefrioui uno de los artistas que participó en ella, se realizó en respuesta a una exposición que el gobierno marroquí estaba organizando en la ciudad y a la que sólo se podía acceder tras depositar una "generosa donación". Kenza Sefrioui señaló que si hay algo que compartían todos los artistas que participaron en Souffles era su rechazo al arte naif que consideraban como una tendencia impuesta por los gustos coloniales que estaba propiciando un proceso de involución de la cultura marroquí. En este sentido, Sefrioui recordó que para autores como Mohammed Chabâa, que estuvo implicado en la revista desde que ésta inició su andadura, la práctica artística tenía que estar siempre ligada a una reflexión teórica y los artistas debían ser capaces de generar un discurso crítico en torno a su trabajo. A su juicio, el arte naif que practicaban algunos de sus compatriotas no era una actualización del arte popular marroquí sino un arte que reproducía la mirada orientalista y que no contribuía a la construcción de una cultura nacional moderna. Chabâa consideraba que en Marruecos, como ocurría en la mayor parte de los países árabes, la falta de una política cultural estaba impidiendo que se produjera un verdadero proceso de descolonización y que se recuperara la auténtica tradición plástica popular marroquí. Una tradición que había quedado invisibilizada durante el periodo colonial y de la que los artistas que colaboraban con la revista Souffles se sentían herederos pues en ella la abstracción y el trabajo con símbolos y signos jugaba un papel clave y, a diferencia del arte naif, no se buscaba la representación figurativa (rasgo fundamental de la tradición pictórica occidental). A su vez, estos artistas denunciaron que el proceso de "folclorización" que había sufrido la cultura popular marroquí (con la creación de expresiones artísticas "bastardas" que reproducían de forma superficial y estereotipada las tradiciones originales en las que se basaban) había servido para legitimar el proyecto colonial. Como señalaba en un artículo de la revista el poeta Abdellatif Laâbi, los investigadores occidentales despreciaron la riqueza de las artes plásticas marroquíes porque dicha riqueza ponía en cuestión la naturaleza misma del proyecto colonial: la falacia de que colonizar equivalía a civilizar un territorio salvaje que, como tal, carecía de manifestaciones culturales que tuvieran valor. Para estos artistas, el gobierno del Marruecos independiente, al centrar sus políticas de desarrollo casi exclusivamente en el turismo, estaba perpetuando la lógica colonial, pues propiciaba la conversión de las manifestaciones artísticas y culturales tradicionales marroquíes en meros objetos de consumo. Ellos abogaban por hacer una lectura crítica de la tradición, concibiendo ésta como algo vivo, como algo que se está reinventando continuamente. La construcción de una cultura nacional moderna, planteaban, no podía realizarse sin tener en cuenta las tradiciones artísticas populares, pero éstas debían verse como fuente de inspiración y no como un modelo a imitar de forma acrítica. O dicho con otras palabras, para posibilitar el tránsito a la modernidad de Marruecos, había que intentar conciliar tradición y vanguardia, aunar el conocimiento y el respeto por el propio patrimonio cultural con la apuesta por la creación de nuevas formas de expresión. Formas de expresión que entroncaban con lo que los integrantes de Souffles consideraban la auténtica cultura popular marroquí (que había sido ninguneada por el colonialismo y que quedaba reducida a un mero pastiche cuando se ponía al servicio del turismo) y que posibilitarían la emergencia de una nueva cultura nacional que haría del pueblo marroquí un pueblo libre que, por fin, podría tomar las riendas de su destino.
El proyecto de construcción de una nueva cultura nacional a partir de la recuperación y reinvención de las tradiciones artísticas populares marroquíes que se propuso desde la revista Souffles fue, en palabras de Kenza Sefrioui, "un proyecto político de regeneración democrática que en muchos aspectos aún sigue teniendo vigencia". "Cuando empecé a realizar mi tesis doctoral sobre esta revista", señaló Sefrioui en la conclusión de su intervención, "me sorprendió la libertad con la que estos artistas se expresaron y la complejidad y potencialidad política de muchas de sus ideas y propuestas. Creo que es necesario reivindicar y dar a conocer este singular proyecto editorial, no sólo por su indudable valor histórico, sino porque la crítica que realizó continúa resultando pertinente, pues en la actualidad la situación del arte y la cultura en Marruecos no difiere mucho de la que había en los años en los que Souffles estuvo en la calle".
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