Resúmenes de Narrativas de fuga I. Alice Creischer. |
Entre el 31 de marzo y el 3 de abril de 2009 se celebró en la sede de La Cartuja de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) el primero de una serie de encuentros con los que se quiere propiciar una interacción directa entre varios artistas contemporáneos y personas interesadas en sus discursos y propuestas. La idea es conocer el trabajo de estos artistas a partir de sus fugas, de sus momentos de mayor fuerza, de sus acciones más intensas, analizando las referencias que lo construyen, las lecturas, imágenes y discursos que lo conforman. Cada uno de estos encuentros incluirá tanto una serie de conferencias abiertas para el público en general como un seminario/taller para un público seleccionado en el que, además de profundizar en la propuesta estética del autor invitado, las personas inscritas podrán presentar sus trabajos. Este ciclo de conversaciones en torno a la construcción de discursos en el arte contemporáneo se ha iniciado con un encuentro con Alice Creischer, una creadora alemana que, en estrecha colaboración con Andreas Siekmann y otros artistas, ha desarrollado numerosos proyectos en los que se aúna estética y política. Y no sólo porque sus intereses se centren en las relaciones entre la política oficial representativa, las grandes corporaciones financieras y la cultura como lugar de variadas instrumentalizaciones, sino también porque plantea nuevos dispositivos y métodos narrativos que inauguran otras formas de ver y de pensar. De este modo, según Nuria Enguita, coordinadora de Narrativas de fuga, utilizando la práctica artística, Creischer consigue abrir "espacios de visibilidad política" en un ámbito en el que lo político está "clausurado". En el marco de este encuentro, Alice Creischer ha presentado los proyectos El taller de la pintora. Alegoría real que determina una fase de siete años de mi vida artística en la República de Berlín, en el que realiza una relectura de uno de los cuadros más emblemáticos de Gustave Courbet; Episodios para una ciencia ficción sobre una sociedad exenta de trabajo, donde plantea una serie de reflexiones sobre la concepción utópica del trabajo y su obsolescencia en la sociedad actual; De repente y al mismo tiempo. Un estudio de factibilidad. Escenas musicales sobre la negación del trabajo, una performance realizada en la Documenta 12 de Kassel; y ExArgentina / Pasos para huir del trabajo al hacer, un proyecto que ha comisariado junto a Andreas Siekmann (y en el que han participado numerosos artistas e investigadores latinoamericanos y europeos) que propone una aproximación visual y narrativa a la crisis argentina, su relación con los flujos transnacionales de capital y la contestación social que generó. A su vez, junto a Max Hinderer y Eduardo Schwartzberg presentó Principio Potosí, un proyecto aún en fase de desarrollo en el que, partiendo de una serie de cuadros vinculados a la pintura virreinal de la escuela de Potosí (siglos XVI-XVIII), se exploran las relaciones entre política, economía y cultura en el marco de la modernidad y el colonialismo, mostrando que existen paralelismos entre "la función ideológica de la pintura colonial y la función que ha asumido el arte hoy a fin de proporcionarle legitimidad a las nuevas élites de la globalización". Se reservaron las dos últimas sesiones del taller para que los participantes que lo desearan pudieran presentar sus trabajos. En 1855 Gustave Courbet pintó L’Atelier du peintre. Allégorie Réelle déterminant une phase de sept années de ma vie artistique (et morale) [El taller del pintor, alegoría real que determina una fase de siete años de mi vida artística (y moral)], un cuadro de grandes dimensiones (mide 359 cm de alto por 598 cm de ancho) que actualmente se encuentra en el Museo de Orsay de París. En la parte central del mismo aparece Courbet pintando un paisaje de su región natal. A su alrededor hay distintas figuras que representan tanto a ideas como a personajes reales que están relacionadas con su entorno político, artístico y cultural. Detrás de él, hay una mujer desnuda de perfil que es la musa o modelo del artista; a su derecha están sus "amigos" o aliados, entre los que encontramos a escritores como Charles Baudelaire o a pensadores como P.J. Proudhon; a su izquierda, sus enemigos, aquellos que, en sus palabras, "viven de la muerte y la miseria" (y que en muchos casos son personas vinculadas a las corrientes más reaccionarias de la Segunda República Francesa). En esta obra, Courbet plantea que no se puede desligar la autonomía del artista de su compromiso político. Un compromiso que, entre otras cosas, le llevó a asumir el cargo de Comisario de Bellas Artes en la época de la Comuna de París. La idea de que gracias al desarrollo científico y tecnológico llegará un día en el que no sea necesario trabajar parece que ha desaparecido de nuestro imaginario cultural. Y esto ha ocurrido justo en un momento en el que las condiciones técnicas son más favorables que nunca para hacer realidad esta vieja aspiración de la humanidad. No hay que olvidar que con una redistribución equitativa de la riqueza, a día de hoy, sería posible cubrir las necesidades básicas de toda la población del planeta. En su proyecto Episodios para una ciencia ficción sobre una sociedad exenta de trabajo, Alice Creischer nos habla de este deseo de construir una sociedad en la que los ciudadanos no tengan que trabajar para sobrevivir y muestra la obsolescencia de la concepción utópica del trabajo, analizando cómo esa obsolescencia se hace evidente en la ciudad que en la sociedad actual ya no es un espacio compacto y de límites precisos, sino un espacio poroso y de límites difusos en el que lo público y lo privado, lo real y lo virtual, el ocio y el trabajo se funden y confunden. En los últimos años se utiliza cada vez más el término "intervención" para referirse al arte políticamente comprometido, hasta el punto de que, a día de hoy, se considera que "arte político" e "intervención" son expresiones completamente intercambiables. De una "intervención" se espera lo mismo que de cualquier tipo de iniciativa política, esto es, que contribuya a transformar la realidad. Se le otorga así un valor puramente funcional -su sentido se mide en relación a su efectividad-, presuponiendo que en vez de suscitar preguntas, tiene que dar respuestas. De este modo, la noción de intervención ha terminado funcionando como una categoría conceptual que, en gran medida, ha permitido "domesticar" al arte político, otorgándole un "lugar específico" (una especie de cuota) dentro del mundo del arte. Una operación con la que no sólo se consigue desactivar su potencial crítico (pues mientras se le mantenga dentro de un "espacio reservado", poco daño puede hacer), sino también utilizarlo para legitimar al sistema, mostrando su pluralidad, su tolerancia con el antagonismo. Entre 2002 y 2006 Alice Creischer fue comisaria junto a Andreas Siekmann del proyecto ExArgentina en el que se planteaba que la crisis argentina no podía desligarse de los procesos de globalización económica que había promovido el neoliberalismo1, pues era una consecuencia directa de ciertas operaciones que habían llevado a cabo lobbies financieros internacionales en connivencia con el poder político y económico local. Pero el objetivo de ExArgentina no era sólo explorar las causas de esta crisis (su genealogía), sino también las estrategias que inventaron los ciudadanos para darle la vuelta a la situación: a la "fuga de capitales" se respondió con una "huida del capital" (esto es, con una huida de la lógica capitalista y de la noción tradicional del trabajo) que posibilitó que se viviera una época de gran experimentación política y social en la que se desplegaron experiencias de autogestión muy interesantes y potentes. Alice Creischer está actualmente trabajando en el proyecto Principio Potosí que analiza la relación entre producción de imágenes, construcción de hegemonía y violencia a partir de una serie de cuadros vinculados a la pintura colonial de la Escuela de Potosí. Hay que tener en cuenta que en el siglo XVII esta ciudad boliviana, que se extiende a las faldas de Cerro Rico -una montaña que en época de la Colonia poseía las minas de plata más importantes del mundo- fue el principal motor económico del Virreinato del Perú e incluso llegó a tener más habitantes que Londres o París. La riqueza que generaba la explotación de estas minas -en las que se calcula que murieron, al menos, ocho millones de personas- propició que aumentara la demanda de imágenes que, si bien en un primer momento se elaboraban en Europa, a finales del siglo XVI empezaron a hacerse en talleres de Potosí y otras ciudades andinas (Quito, Cuzco...). |