Un proyecto en proceso iniciado en una estancia en Túnez con la beca Botín (2000), continuado en la exposición del mismo título, El paraíso es de los extraños (Diputación de Granada, enero 2001), y a desarrollar en diversos talleres. El primero de ellos tendrá lugar en Arteleku, Donostia-San Sebastián, del 15 al 25 de enero de 2002, al que seguirá otro en Sevilla en la primavera de 2002.

Se alude con frecuencia y retórica al Mediterráneo como un espacio de confluencia de culturas per se, por naturaleza, como una vía de unión entre civilizaciones. Y, sin embargo, desde la caída del muro de Berlín y el vuelco de Europa hacia los mercados del Este, a nadie se oculta que parece haber heredado las funciones de aquel muro: la fosa que separa Norte y Sur no ha hecho más que profundizarse y ese mar interior ha ido reforzando su papel de frontera, de línea de fractura.

El taller tiene por objetivo imaginar y promover ejemplos de producciones culturales propias de un escenario futuro que consideramos inevitable y vemos deseable; un seminario nómada, una cuadrilla transeúnte de observadores que, tomando como patrón de discurso el del arabesco infinito -que vuelve sobre sí mismo y se niega- se propone trabajar, desde el ámbito del arte, explotando a la vez sus posibilidades de cruce y mestizaje, de experimentación y transdisciplinariedad, sin dejar de tener presentes los peligros de que esa autonomía de lo artístico sea utilizada como coartada encubridora de las responsabilidades de lo político. Trabajar en las fronteras de un territorio utópico, de un mundo por construir, en células de trabajo y reflexión acerca de la posibilidad y conveniencia de empezar a dejar de considerar separadamente las dos orillas del Mediterráneo.