TEXTO I

Materiales de trabajo de Reunión08. TEXTO I

Las prácticas artísticas producidas en el Estado español y en Andalucía en los últimos años del siglo XX y principios del XXI, así como las políticas culturales desarrolladas, deben sin duda entenderse dentro de la dinámica de los flujos culturales en el resto del planeta. La producción estética actual se ha integrado en la producción de mercancías en general. Los efectos resultantes de este proceso han sido establecer una pauta cultural que permite la presencia y coexistencia de todo tipo de representaciones por escandalosas, inmorales o “antisociales” que puedan ser. Si el dominio de la ideología coincide con el dominio de los signos, nos encontramos con un paisaje en el que mediante una superproducción y asimilación de imágenes se ha conseguido poner de un lado todas las definiciones opositoras, con lo que todos los grupos subordinados están si no controlados, sí por lo menos contenidos dentro de un mismo espacio ideológico. Como señala el Colectivo Situaciones “a diferencia de lo ocurrido en otras épocas, la rebelión ha sido sometida a un tipo de tratamiento completamente nuevo: ni triunfo ni derrota”. El valor y el efecto transgresor de “lo nuevo” y “la innovación” tal y como lo entendía el modernismo y la modernización se desvanece frente a una corriente de impulsos, frente a la frenética urgencia del capitalismo por reinvertir sus excedentes, lo que se traduce en la necesidad de producir nuevas oleadas de géneros de apariencia cada vez más novedosa, asignando una posición y una función estructural a la innovación y experimentación estética.

El reconocimiento de esta nueva interrelación entre economía/cultura y de la desactivación política de los lenguajes se ha producido –con cierto retraso– en Andalucía con la puesta en marcha de una serie de iniciativas institucionales dirigidas a apoyar al arte “más nuevo”, no entendido como ese destino inapelable que tan bien ha descrito Boris Groys con respecto a la propia constitución de las construcciones visuales modernas, sino insertado en el discurso de conceptos como el de innovación y desarrollo. En este marco hay que situar la organización de bienales (BIACS), la creación de nuevos centros de arte, espacios, programas (CAC, caS, C4, INICIARTE, Proyecto Lunar…), o las reestructuraciones administrativas, como la llevada a cabo en el nuevo organigrama de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía con una reformulada Dirección General, ahora denominada De Museos y Arte Emergente.

Pero es precisamente esta ofensiva económica –sus efectos en la multiplicación de imágenes e iconos y su reflejo en lo institucional– una de las causas de la debilidad del arte actual, de la dificultad de las culturas visuales y de los nuevos órdenes de lo simbólico para devolver representaciones que aporten perspectivas renovadas. Junto a esta dificultad, las expresiones de provocación política y social ya no escandalizan a nadie, se reciben con la mayor complacencia y se han institucionalizado e incorporado a la cultura oficial.

Por ello, se hace necesario renovar no sólo los lenguajes, las prácticas artísticas sino también las políticas culturales. Políticas culturales no tan obsesionadas por unos desactivados conceptos de “lo emergente” o “lo nuevo”, no regidas por los cortos plazos de la lógica económica, el rédito “político” y la invención de simulacros que finalmente devienen vacíos y que no aportan nada al tejido socio-cultural donde se desarrollan. Se trata de impulsar otras políticas culturales que mencionen, señalen y potencien ciertas prácticas que se están desarrollando actualmente, caracterizadas por los cruces disciplinares, las asociaciones colectivas y otros modos de vinculación horizontal. Prácticas orientadas a otra experimentación, a la autoría compartida, a la interdependencia intelectual, al intercambio y distribución de los recursos. Prácticas que se esfuerzan por generar nuevos enunciados, por definir nuevos escenarios, por avanzar en el conocimiento del mundo contemporáneo –y forzar al mismo tiempo cierta ruptura con él–, produciendo nuevas formas de representarlo y nuevas posibilidades de acción que nos capaciten para atravesar la sordera estructural sobre los signos marcados como conflictivos.

Reunión08 surge de una iniciativa del programa UNIA arteypensamiento de la Universidad Internacional de Andalucía que convoca a una serie de agentes heterogéneos provenientes de distintas prácticas artísticas, políticas y de producción cultural que operan principalmente en el territorio sur del Estado Español y que tienen como común denominador una preocupación por la experimentación con nuevos modelos culturales.

Este grupo de gente resulta ser variable en su composición, cambia a lo largo del tiempo, disminuye y también se amplía: se autorregula. A través de varias reuniones ha venido funcionando como motor del proyecto Reunión08, debatiendo, preguntándose, haciendo el esfuerzo por conceptualizar ciertas preocupaciones, pero sobre todo, abriendo un proceso, iniciando una metodología de trabajo inmanente, colaborativa y flexible que es la que sin duda da lugar a Reunión08.

Este proyecto no es un proyecto de la institución para la institución. Reunión08 tampoco es un ente ni un programa financiador de proyectos de ciertos creadores de Andalucía, ya que no se pretende establecer una relación subvencional ni clientelista con los mismos, lo que se está proponiendo es tejer otro tipo de relaciones.

Reunión08 es un proceso de reflexión y experimentación colectiva sobre nuevos modelos de políticas culturales para visualizar, potenciar y poner a dialogar ciertas prácticas que se están desarrollando en Andalucía y que están generando nuevos espacios de posibilidad. Se trata por tanto de instituir esas prácticas: dimensionar y extraer la malla política que tejen, los nuevos escenarios que dibujan y las nuevas perspectivas y confianzas que abren.

Para ello partimos de algunas premisas fundamentales:

1. Revisar la noción de especificidad del arte y extenderla –o trocarla– por una noción más abierta y expandida donde la “creatividad” interactúe con lo social; lo que también exige de las prácticas mencionadas que superen su, en algunos casos, determinación y empeño por inscribirse en el mundo del arte. La realidad y el debate social, económico, cultural y político de hoy difícilmente podemos entenderlo desde una sola disciplina del conocimiento. Las grietas, o mejor los huecos generados por las intersecciones hacen visibles parcelas imposibles de divisar desde un sólo ángulo.
2. Amortiguar la polarización que, en estos momentos y en diversos ámbitos, se produce entre prácticas políticas y prácticas estéticas, reconduciendo un debate interesado –que ha perdido orientación y capacidad crítica– hacia otro donde la referencia y la conexión a lo político y lo social, antes que apartarnos de las expresiones y lenguajes contemporáneos nos permita introducirnos más profundamente en ellos.
3. En consecuencia con lo anterior, la tercera operación debe encaminarse a provocar el encuentro de prácticas preexistentes desvinculadas o débilmente afectadas entre sí, para su puesta en valor y potenciación; y, a su vez, colaborar para que la articulación de representaciones que de alguna forma se enfrenten no suponga situar la uniformidad como modo de producción de realidad.
4. Realizar estas operaciones mediante otras formas de proceder. Para impulsar campos de actuación donde sea posible la crisis, el debate y la alternancia, es necesario no sólo cuestionar los modelos que nos vienen dados, sino intentar que la definición de las nuevas herramientas que posibilitan esas nuevas políticas culturales estén constituidas, y atravesadas, por una –incluso conflictiva– pluralidad de actores, que propongan miradas y activen relaciones; sin que ninguno de ellos tenga la capacidad de usurpar la palabra y las representaciones, de arrogarse el privilegio de tener la exclusividad en la tarea de definir y cualificar los objetos y temas de estudio.
5. Este proceso, además de una forma de organizarse, reflexionar y generar contenido crítico es, ante todo, una actitud y un posicionamiento ético en relación a la investigación, la producción y la generación de la cultura. La correlación de lenguajes y lugares comunes debe sostener el espíritu de libertad y conciencia colectiva.

Bajo estas premisas nacen varias líneas de actuación, que podemos listar aquí a modo de objetivos:

· Investigar sobre nuevas formas de visibilización que se articulen desde el comienzo con las prácticas que desean señalar, creando así un plano de representación dinámico y potenciador. Hacer emerger la dimensión dialógica entre prácticas capaces de formar un tejido discursivo.
· La forma de concebir este agenciamiento entre las formas de visibilidad que se pretenden construir y las prácticas preexistentes a señalar, pasan por unos modos de conceptualización que también están por inventar. Ampliar el campo donde se reflexiona sobre lo simbólico.
· Insistir en el cuestionamiento sistemático de preguntas: detectar nuevos problemas, nuevas formas de enunciación. Preguntar y mapear para saber cuales son las condiciones, tanto de reflexión y propuesta como de sustento de la vida, en las que se mueven los creadores. Equilibrar capacidades enunciativas entre distintos creadores y también entre individuos y colectivos.
· Establecer modos de aprendizaje colectivos que puedan complementar las prácticas, ampliar los recursos con los que se desarrollan, viabilizar y consolidar.
· Abrir espacios de experimentación y reflexión entre las prácticas estéticas y las prácticas políticas que generen nuevos modelos de pensamiento y acción.

Lo que se propone es crear un espacio múltiple de encuentro, debate y formación. Una estancia o espacio de transacción que ayude a revisar conceptos, a concretar posiciones, a promover puntos de acercamiento, a activar aquellas prácticas que son capaces de generar imágenes, alegorías y textos que resalten las dimensiones pedagógicas y cognitivas de la cultura, que prueben las relaciones entre representaciones, vanguardia estética y política y también su conflicto. La experiencia nos señala que la co-implicación, la reconstrucción del tejido visual y la definición de nuevas políticas culturales no se producen espontáneamente, sino precisamente por un proceso de activación, y creemos que la mejor forma de hacerlo es, en una primera instancia, a través de una herramienta digital, en el amplio sentido de la palabra (portal, archivo, ventana, contenedor…), que se plantee como una revista digital que, en una segunda instancia, pueda derivar en una serie de publicaciones impresas, que incorporen textos, documentación, trabajos, imágenes, ponencias, debates y conversaciones, recopilación de datos y bibliografía, exposición de otros casos, etc… El propio trabajo irá definiendo cuáles son los agentes y casos de estudio que deberían estar presentes en un ámbito de trabajo sobre las construcciones visuales en nuestra Comunidad.

También nuestra experiencia nos dice que sólo mediante la creatividad nuestra propuesta puede resultar, en el sentido que nos interesa, productiva, por ello sus contenidos no deberán estar definidos desde la institución que impulsa el proyecto, en este caso el programa UNIA arteypensamiento de la Universidad Internacional de Andalucía, sino por los miembros que integran la plataforma Reunión08 –colectivos, autores, artistas– que serán quienes la sostengan y activen, aunque también deberá vincularse con otras personas, organizaciones, colectivos de naturaleza similar, que actúen en otros territorios pero que de alguna forma estén dispuestos a implicarse en un área común; colaboradores que hagan preguntas argumentadas a nuestras propuestas, que suministren documentos.

Esta herramienta no excluye otros modelos de trabajo ya iniciados, como propuestas de talleres, seminarios, laboratorios, sino que es un instrumento para seguir trabajando y debatiendo sobre el dispositivo autónomo que también debe ser Reunión08. El propio proceso de trabajo puede llegar a ser definitorio en sí mismo. Podría pensarse que el proceso de reflexión y experimentación colectiva que abre Reunión08 no llegue a definir un modelo concreto y emancipador, pero incluso en ese caso creemos que la investigación que plantea todo el proceso es en sí lo suficientemente potente como para resultar interesante. Dado que el territorio en el que habitamos es tan extenso como profundo, desconocemos por el momento la capacidad desplegable de esta conexión que lanzamos. Permanecemos en espera de acople y resonancia. La centralidad de los nodos metropolitanos y urbanos, no ha de soslayar las potencialidades relacionadas con los ámbitos periféricos que este territorio contiene. Así pues, buscamos ensamblar una vinculación generatriz que según camina, crezca en adherencia y disponibilidad. Tratamos de posibilitar que la puesta en valor de estas existencias, surja desde ellas mismas de manera generosa y redunde en el conjunto; que insistimos, no es clausurado, y sí atento a lo presente; más que por la semántica de la innovación, por la de la fusión o articulación de lo diferente.