F.X. Sobre el fin del arte. Laboratorio blanco / Laboratorio rojo




Los laboratorios Blanco y Rojo son una invitación a trabajar con el Archivo F.X. El en construcción que pretende sentar las bases con las que, parafraseando a Jürgen Habermas, urbanizar la provincia del nihilismo. Por un lado se constituye en un archivo de las imágenes de la iconoclasia política anticlerical en España. Por otro, y bajo esa luz, en una reflectora de los proyectos radicales de la vanguardia moderna desde la Comuna de 1871 hasta hoy mismo, de Malevitch a Rothko, de Dadá a los situacionistas.

El corpus principal del Archivo F.X. lo forman imágenes fotográficas y cinematográficas que recogen esculturas despedazadas, lienzos acuchillados, estancias quemadas, templos desmontados piedra a piedra... retratos, caricaturas y emblemas del nihilismo. Para establecer los planos de una posible urbanización, un conjunto de índices clasifican estas imágenes tomando como modelo para el tesauro, los nombres de estilos, movimientos, revistas, artistas y obras alrededor de lo que se ha dado en llamar vanguardia moderna. El resto de los documentos está formado por textos e imágenes que ayudan tanto a datar el suceso histórico en si, la acción iconoclasta, como a subrayar el vínculo que la imagen documental mantiene con el término que, en este archivo, la nombra. Por lo tanto se suceden aclaraciones documentales sobre la acción, la imagen o filme y el fotógrafo o camarógrafo que la recogió; se narran los pormenores políticos, propagandísticos y documentales de estas imágenes; se recogen literaturas, panfletos, fantasías y mitologías que estos documentos han generado; se ofrecen reflexiones filosóficas, estéticas o científicas que han servido tanto para justificar estas acciones como para cuestionarlas y reflexiones más generales que, a menudo, comparten genealogía con los términos con que el archivo designa; se adjuntan textos de los movimientos, revistas o artistas que forman el índice del archivo, especialmente todos aquellos que eficazmente se emparientan con la imagen nombrada.

Que la actividad artística, desde la alta poesía hasta la cultura del entretenimiento, sea considerada un mecanismo de reapropiación de la trascendencia y ritos religiosos no hace sino subrayar la importancia de un lenguaje como la iconoclasia.

Por otro lado, debe hacerse notar como hasta 1945 las artes se sirven de mecanismos iconoclastas para, desligándose de funcionalismos sociales y ataduras institucionales, conseguir plena autonomía y, que a partir de esta misma fecha intentará, con esos mismos mecanismos, expandirse, desde su soberanía, a todos los campos del saber y la practica social, incidiendo especialmente en los ámbitos de lo comunitario. Es un viaje que transcurre desde Friedrich hasta Klee, y de éste a Beuys, por ejemplo.

En un paisaje como el actual en el que la imagen se constituye como el principal capital simbólico del imaginario social era de esperar que la iconoclasia -desde los Budas mellizos de Bamiyan hasta las Torres Gemelas de Nueva York, desde la quema de banderas nacionales hasta la incineración en efigie de lideres políticos, desde las punk de la rebeldía juvenil hasta los nuevos ídolos caídos de las multitudes- se constituya, con toda su violencia, en el gesto político por antonomasia.

Este taller se constituye en una propuesta de trabajo que, con el recorrido expuesto, permita, durante un año de labor, dar visibilidad a los trabajos que sobre el Archivo F.X. realice cualquier interesado: exponiéndolos, publicándolos...

 

Pedro G. Romero es escultor. Lleva trabajando desde el año 2000 en la construcción del Archivo F.X., con intervenciones en la UIMP de Sevilla y Huesca, en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona y Sevilla y en diversos talleres del CAAC en Sevilla. Ha participado, también desde el Archivo F.X., en actividades de la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona y Doméstico en Madrid. El Archivo F.X. se ha presentado en el C.M. “Rector Peset” de la Universidad de Valencia y en el MACBA y el Centre de Documentació l’Art Contemporani “Alexander Cirici” de Barcelona.