Líneas de investigación
Proyectos en Curso
Proyectos Anteriores
Antonio Mandly Robles: Bajo los Caminos de Villuga (1546) entre Málaga y Sevilla. Contrapuntos ecológico-culturales |
A juicio de Mandly, para encontrar el origen de esta tradición habría que remontarse a la época helenística de la Antigüedad clásica, cuando, como analizó el teórico y filósofo del lenguaje Mijaíl Bajtín, surgen y se desarrollan un conjunto de géneros literarios (de los diálogos socráticos a la poesía bucólica, de los panfletos a la sátira menipea)1 en los que el distanciamiento épico/trágico queda anulado o debilitado por la irrupción de una relatividad vitalista ligada a lo que Bajtin identifica como una percepción carnavalesca del mundo, posibilitando la emergencia de un sujeto que pierde su carácter concluso y que, como tal, se convierte en alguien "indefinible, ingobernable, inadministrable". Estas expresiones culturales fueron ignoradas por los discursos y relatos históricos que construyeron la imagen hegemónica de la Antigüedad clásica. "Pero eso", subrayó Antonio Mandly, "no significa que desaparecieran". Su sombra, como explica Bajtin en el ensayo Problemas de la poética de Dostoievski2, es muy alargada. Siguieron persistiendo bajo diversos nombres y prácticas, conformando una especie de "rama maldita" de la cultura popular europea que, a veces, lograba burlar los mecanismos de control de la cultura dominante y permitía que la voz de los sin voz se escuchara. Según Mandly, en Andalucía hemos tenido la suerte de que esa pulsión de rebelión y desobediencia ha dado lugar a una manifestación expresiva "tan jugosa y estéticamente valiosa" como el flamenco.
Mandly también contó que su acercamiento al flamenco parte de un análisis fenomenológico en el que, como proponía el filósofo Maurice Merleau-Ponty, se asume que toda conciencia es siempre una consciencia perceptiva. O, dicho con otras palabras, que nuestra forma de percibir e interpretar la realidad, está siempre condicionada por nuestro aprendizaje cultural. "Por eso", subrayó, "tenemos muchas menos palabras y expresiones que los esquimales para referirnos a la nieve (a su color, a su textura, a su volumen...), o que los habitantes de la península arábiga para hablar del desierto". Igualmente, según Mandly, hay cosas vinculadas al flamenco que son muy difíciles de percibir para alguien que haya nacido fuera de Andalucía. "Son cosas", recalcó, "que solo podemos percibir porque las percibimos culturalmente, sin que seamos conscientes de cómo lo hacemos". Es decir, porque formamos parte de la cultura que generó este arte y es justo esa cultura con la que hemos aprendido a percibir la realidad. Otra influencia fundamental en su acercamiento analítico al flamenco han sido las teorías del ya citado Mijaíl Bajtín en torno a los procesos de configuración/comprensión de los enunciados y a las dinámicas de carnavalización que permiten que, temporalmente, se ponga en suspenso el orden establecido y que el poder quede en manos de quienes habitualmente no lo tienen: los tontos, los locos, los inocentes3. Bajtin considera que el lenguaje parte siempre del otro y que el hablante solo lo hace suyo cuando "lo puebla con su intención", cuando, al utilizarlo, es capaz de darle su propio acento. Según Mandly, en realidad esta idea está profundamente arraigada en el mundo del flamenco, donde no es raro escuchar a algunos aficionados afirmar que un "cante puede estar bien dicho, pero no bien hecho". Porque para que esté bien hecho, no basta con que, quien lo está ejecutando, lo haga con corrección; tiene que ser capaz de convertirlo en algo realmente suyo, de "incorporarlo" y dejarse impregnar por él, pero también de impregnarlo (con su acento, con su intención...) y reinventarlo para no ser un mero autómata que repite, sin más, los cantes que ha aprendido.
Uno de dichos lugares es el pueblo de Álora, patria chica de la "malagueña cunera" y donde, según Mandly, el río Guadalhorce funciona como una especie de frontera invisible que separa dos zonas claramente diferenciadas por la tradición folclórica/flamenca que en ellas tiene más peso: los verdiales (en la modalidad de Almogía) y los llamados "cantes de ara". Otro de los enclaves mencionados por Villuga es la Venta de las Yeguas, hoy reconvertida en peña flamenca, que se encuentra muy cerca de la antigua Fuente de las Ánimas. Mandly señaló que esta fuente y otros espacios y elementos vinculados a la toponimia "Ánimas", nos "hablan" de los contrapuntos simbólico-culturales que subyacen tras las tradiciones folclóricas populares andaluzas. Hay que tener en cuenta que los llamados bailes o fiestas de ánimas, que se desarrollarán bajo diferentes nombres y características en diversos puntos de Andalucía (así como en otras zonas de España y de América Latina), fueron creados en el siglo XVI por las autoridades eclesiásticas (con la Orden de los Franciscanos a la cabeza) del recién erigido Reino de España para intentar consolidar su poder y promover su visión del mundo utilizando una manifestación de cultural popular pre-existente, las fiestas de los tontos o de las inocentes, que estaba ligada a la ancestral celebración del solsticio de invierno (las saturnalias). Pero afortunadamente, según Mandly, la cultura popular andaluza es tan potente que las autoridades eclesiásticas y políticas nunca llegaron a poder instrumentalizar por completo esta fiesta de los tontos reconvertida en fiestas de ánimas, hasta el punto de que a finales del siglo XIX se prohibieron e intentaron suprimir con el argumento de que, tras ellas, persistían y se reproducían costumbres paganas y pre-modernas.
Para cerrar su conferencia, Mandly puso un vídeo incluido en su libro Los caminos del flamenco. Etnografía, cultura y comunicación en Andalucía en el que Pepe la Barbarita habla de lo que para él es el flamenco y se arranca con una soleá que le escuchó cantar, cuando todavía era arriero, a un hombre que estaba trabajando en un arado "entre el cortijo Ríos y el cortijo de Los Pereas". Cuando tras interpretar la soleá, uno de los asistentes le pregunta si lo que ha cantado es un cante castellano o gitano, Pepe la Barbarita se limita a responder: "yo es que lo que creo es que los cantes son todos andaluces".
____________
|