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Marta Pelegrín + Fernando Pérez / MEDIOMUNDO Arquitectos: "Prácticas espaciales, pre-posiciones cotidianas"

Fernando Pérez y Marta Pelegrín durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' Dada la desconexión entre territorios necesariamente cercanos como la construcción, el uso político de arquitecturas y arquitectos, la docencia o los programas de investigación, la arquitectura tiene desde hace tiempo la necesidad de reconstruir sus propios "contextos". A medio camino entre la "disciplina de servicios" -instrumentalizada por el poder político y económico- y la "práctica creativa" o "diletante" que mira de reojo a las artes, la arquitectura ha jugado un papel fundamental en la construcción del sujeto contemporáneo.

En el inicio de su intervención en las jornadas Sobre capital y territorio III (de la naturaleza de la economía política... y de los comunes), Marta Pelegrín y Fernando Pérez, integrantes de MEDIOMUNDO Arquitectos, recordaron que con la llegada de la modernidad, la arquitectura dejó de ser un saber práctico ligado a estructuras gremiales más o menos cerradas, para convertirse en una "disciplina conceptualizable y representable" con un "lenguaje transmisible y escolarizable". Este proceso ha ido generando una fuerte disociación entre la teoría y la práctica arquitectónica, y finalmente ha propiciado que se imponga una "forma de habitar" que no siempre tiene en cuenta las características y necesidades específicas de los territorios y de las comunidades que viven en ellos.

Según Marta Pelegrín, esta "disfuncionalidad del hábitat" ha sido obviada por algunos de los pensadores que han planteado la necesidad de repensar y reconstruir críticamente al sujeto contemporáneo, ya sea concibiéndolo como multitud (Toni Negri y Michael Hardt), como nómada (Gilles Deleuze y Félix Guattari), como sujeto precario (Paolo Virno, Santiago López Petit), como sujeto desnudo (Giorgio Agamben) o como sujeto en red (Javier Echeverría). "En las redefiniciones del sujeto contemporáneo que proponen estos autores", explicó Pelegrín, "el espacio -entendido como algo físico, material (no como algo abstracto, simbólico)- deja de nombrase, de modo que lo que nos encontramos es un sujeto sin espacio, esto es, un sujeto sin casa".

En la actualidad, el territorio -o, más exactamente, el control y la gestión del territorio- ya no es sólo una de las herramientas que utiliza el capital para extender e imponer su lógica, sino que se ha transformado en un activo financiero en sí mismo, sin que importe demasiado quién lo habite o cuáles hayan sido las actividades que hasta ahora se hayan desarrollado en él. "Como evidencia el actual panorama de desahucios", precisó Marta Pelegrín, "el espacio es, junto a las monedas y billetes, uno de los productos más tangibles del capitalismo global".

Marta Pelegrín durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' Pelegrín señaló que el espacio cotidiano, mediador de las relaciones entre vida y política, se está proletarizando (si entendemos  por 'proletarizar' la usurpación al trabajador del 'producto’' de sus trabajo), pues se nos ha arrebatado la posibilidad de construir un "lugar propio", un lugar con el que, como producto histórico de su tiempo, podamos identificarnos y mantener una relación afectiva que se proyecte hacia el pasado y hacia el futuro. Hay que tener en cuenta que la financiarización del espacio produce sujetos pasivos y desarraigados que el capital trata como si fueran mercancías, es decir, como si fueran objetos intercambiables que, como tales, se desechan cuando dejan de ser económicamente útiles.

El afán acumulador del capitalismo especulativo ha generado una sobreproducción arquitectónica que, tras el estallido de la crisis, ha dejado (especialmente en España) un reguero de "espacios deshabitados y desactivados", provocando una fuerte desconfianza hacia los profesionales y las instituciones que se encargan de la gestión y la ordenación urbanística y territorial. En este sentido, Fernando Pérez indicó que ahora que, como en el cuento de Pulgarcito, el "ogro" parece que está dormido (aunque quizás, en realidad sólo se encuentra replegado), deberíamos aprovechar para pensar y elaborar herramientas que nos permitan construir un "territorio" y una territorialidad basada en otros valores.

"Es necesario complejizar el concepto de hábitat", subrayó, "comenzar a explorar colectivamente formas de producción de espacio que nos permitan construir un sujeto otro. Para ello es fundamental trabajar en red y de la manera más desjerarquizada y horizontal posible". A su juicio, el arquitecto -y cualquier otro profesional que participe en un proceso de (re)construcción espacial- debe ser un actor más (alguien que se implique activamente en el mismo) no un mero intermediario, y en ningún momento puede olvidar que su objetivo es satisfacer necesidades habitacionales y espaciales específicas de personas que tienen nombres y apellidos, no intentar materializar elucubraciones conceptuales (por muy brillantes e innovadoras que sean) ni generar artificialmente plusvalías.  

Partiendo de estas premisas, MEDIOMUNDO Arquitectos y otros colectivos de arquitectos andaluces como lapanadería o Arquitectura y Compromiso Social1 trabajan por instrumentar y proponer otras formas de construcción de espacio (como las cooperativas en cesión de uso) que, a través de procesos colaborativos y autogestionados, viabilicen el acceso a la vivienda y promuevan una generación colectiva del hábitat. Estos colectivos creen que hay que dejar de entender la vivienda como propiedad, como una mercancía con la que se puede especular, para comenzar a verla como un "bien de uso", como "un soporte generador de hábitat". Y aunque son conscientes de que la actual situación de emergencia económica requiere un trabajo asistencialista, consideran que es necesario empezar a construir estructuras organizativas que trabajen a medio y largo plazo y nos posibiliten canalizar en el futuro la energía que ha ido surgiendo en los últimos años. Según Fernando Pérez hay experiencias que nos pueden servir de referente, como la de Fucvam, una federación de cooperativas de vivienda uruguaya fundada en 1970 que en la actualidad, tal y como explican en su web, agrupa a más de 550 cooperativas y tiene presencia en prácticamente todas las ciudades de este país sudamericano.

Fernando Pérez durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' "Bajo nuestro punto de vista", insistió, "es muy importante que seamos capaces de engendrar proyectos colectivos que no sean únicamente de denuncia y reivindicación. Proyectos que nos permitan aprovechar los 'huecos' que deja el sistema para empezar a ensayar nuevas formas de hacer ciudad y de construir hábitat". En cierta medida, el proyecto O + Vacío Positivo, que MEDIOMUNDO Arquitectos puso en marcha en el año 2006, ya tenía este objetivo. En él se investigaba cómo se pueden reactivar los "excedentes de fabricación" del mercado inmobiliario (viviendas desocupadas, locales comerciales vacíos...), para que, estos lugares, abandonados y desechados por el capital, se transformen en espacios de producción de urbanidad y ciudadanía.

En su intervención, Marta Pelegrín también señaló diversas referencias más o menos próximas a las prácticas arquitectónicas en las que están muy interesados. Entre ellas, destacó la relatada por Gilles Deleuze en su obra Kafka: por una literatura menor (1975). La literatura menor, según el co-autor de Mil mesetas, no es la literatura escrita en un idioma minoritario, sino la literatura que hace una minoría en una lengua mayor, en una lengua que, de forma más o menos violenta, se le ha impuesto. Esta literatura se caracteriza porque su idioma está fuertemente territorializado (es un idioma de barrios, de comunidades) y porque posee siempre una dimensión política: en ella lo más importante es la expresión de una subjetividad colectiva subalterna (no del talento individual).

Asumiendo los principios de la teoría del Actor-Red que en la década de los ochenta del siglo pasado desarrollaron sociólogos como Bruno Latour o Michel Callon, MEDIOMUNDO Arquitectos piensa que cualquier proyecto arquitectónico es siempre "un proceso de condensación" en el que intervienen múltiples y muy variados agentes. "Para trabajar en cualquier proyecto de arquitectura", subrayó Marta Pelegrín, "es fundamental visualizar y visibilizar las sinergias y redes que se generan en torno a ellos y que posibilitan que se lleven a cabo".

En este sentido, Pelegrín explicó que ellos conciben a los diferentes agentes involucrados en sus proyectos como "capital social" y que consideran prioritario mantener una "relación directa, material" con los entornos y contextos locales en los que actúan. "En nuestra práctica" precisó, "juega un papel clave el análisis de la trazabilidad de los procesos de intervención espacial que ponemos en marcha. (...) Todo ello desde la convicción de que el arquitecto debe establecer una interacción lo más abierta y compleja posible no sólo con los demás profesionales que participan en los procesos constructivos, sino también con las personas e instancias (asociativas, vecinales, institucionales...) que se van a ver afectadas por lo que proyecte o haga, intentando ser capaz en todo momento de, parafraseando al sociólogo estadounidense Richard Sennet, encontrar un equilibrio entre la teoría y la praxis, el trabajo artesanal y el trabajo artístico, la creatividad/libertad expresiva y el rigor técnico".

A juicio de Marta Pelegrín, este trabajo de visualización -el análisis de qué elementos y agentes intervienen en una obra y cómo, cuándo y con qué objetivos lo hacen-, además de ayudarles a tener una actitud proyectiva y servirles como una poderosa herramienta de (auto)evaluación, posee una gran potencialidad política, ya que permite romper con la lógica organizativa -jerarquizada e individualista- que prevalece en la mayor parte de las producciones arquitectónicas contemporáneas. Una lógica que, entre otras cosas, impide que los ciudadanos participen directamente en las decisiones que se toman en torno a intervenciones urbanísticas que van a condicionar su futuro y que propicia la expansión a nivel global de una arquitectura estandarizada -o, lo que es peor, de una arquitectura que busca la singularidad a través de la espectacularización o del subrayado narcisista de la autoría- que no tiene en cuenta las necesidades y especificidades culturales locales y que se pliega a los intereses de lobbies  y corporaciones multinacionales.        

Fernando Pérez y Marta Pelegrín durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' Para ilustrar esto, Pelegrín y Pérez pusieron como ejemplo la normativa europea que fija los parámetros en torno al aislamiento y la eficiencia energética de los edificios. Una normativa que, en su opinión, cumple casi a rajatabla las "recomendaciones" realizadas en diversos foros internacionales por el lobby que agrupa a las principales empresas del sector que son, justamente, las que más se han beneficiado de la aprobación de la misma (ya que ha puesto en valor los materiales que fabrican). El problema es que los parámetros establecidos por dicha normativa responden a estándares culturales y de habitabilidad propios de las sociedades nórdicas y centroeuropeas, pero se tienen que aplicar en todas las edificaciones, con independencia de cuál sea el lugar en el que éstas se construyan. Y eso ha propiciado que en España se estén penalizando proyectos que tratan de aprovechar y/o actualizar fórmulas arquitectónicas tradicionales de la cultura mediterránea, como patios, galerías, zaguanes...      

Tras volver a insistir en la necesidad de buscar un diálogo continuo entre teoría, práctica y experiencia, así como de generar estructuras organizativas que posibiliten trabajar a medio y largo plazo ("porque no sólo debemos actuar en base a emergencias"), en la conclusión de su charla Pelegrín y Pérez señalaron que, aunque siempre han apostado por situarse en una dinámica de negociación (desde la convicción de que, fuera de ella, poco o nada se puede hacer), consideran que es absolutamente necesario preguntarse cuáles son las cosas que no se está dispuesto a negociar. Y bajo su punto de vista, una de esas cosas debería ser el propio espacio al que, sin embargo, como ya hemos apuntado, los proyectos de reformulación del sujeto contemporáneo suelen desatender. A juicio de los integrantes de MEDIOMUNDO Arquitectos, este abandono -esta virtualización- del espacio comporta un enorme peligro y, por ello, abogan por una reivindicación y recuperación crítica del mismo, por generar formas de producción de espacio que impidan que éste quede en manos del capital y que nos ayuden a repensar y complejizar nuestra concepción y relación con el territorio.

 

DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA:
Vídeo de la conferencia de Marta Pelegrín + Fernando Pérez / MEDIOMUNDO Arquitectos
Audio de la conferencia de Marta Pelegrín + Fernando Pérez / MEDIOMUNDO Arquitectos

 

 

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1.-  Dos colectivos que han participado en ediciones anteriores de Sobre capital y territorio. El estudio de arquitectura lapanadería participó en la convocatoria de comunicaciones del taller Capital y territorio. ¿La construcción de un sueño?, mientras que Arquitectura y Compromiso Social fue uno de los colectivos entrevistados por el Grupo III de este taller y Esteban de Manuel, uno de sus fundadores, estuvo en las jornadas de Sobre capital y territorio que se llevaron a cabo en Tarifa en abril del año 2007.   [^]