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Saskia Sassen: "Territorio y democracia"

Saskia Sassen durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' De manera automática y más o menos consciente seguimos vinculando la categoría de 'territorio' al proyecto moderno del estado-nación. Pero según Saskia Sassen, existen numerosas evidencias de que esta asociación ha dejado de tener sentido y que, por tanto, debe ser cuestionada y revisada. Hay que tener en cuenta que en la actualidad instituciones supra o transnacionales como la Organización Mundial del Comercio-OMC o la Corte Penal Internacional tienen a menudo más autoridad sobre el territorio que los propios estados o que cada vez es más habitual que países económicamente poderosos adquieran tierras de países empobrecidos (tierras que formalmente siguen estando dentro de los límites administrativos de estos últimos, pero que jurídicamente pertenecen a los primeros).

Por todo ello, en el inicio de su intervención en las jornadas Sobre capital y territorio III  Saskia Sassen señaló que es necesario repensar la noción de territorio (para dotarla así de una nueva potencialidad crítica) y, al mismo tiempo, explorar su compleja imbricación con otras dos "categorías fuertes" como las de derecho y autoridad1. A su juicio, en esta operación de deconstrucción y reformulación analítica, lo primero que debemos preguntarnos es quiénes son los actores que, a día de hoy, tienen capacidad de "hacer" territorio. "El mundo de las finanzas es, sin duda, uno de esos actores", precisó Sassen. "Pero también lo son movimientos contestatarios como el de Occupy Wall Street o, en España, el de los indignados. Bajo mi punto de vista, la principal aportación de estos movimientos es que han sido capaces de construir territorio, generando herramientas sociales y redes de cooperación que han implicado a muchas personas y que se están usado en lugares y con objetivos muy diferentes".

Para la autora de Contrageografías de la globalización. Género y ciudadanía en los circuitos transfronterizos es fundamental que concibamos el territorio no como una "condición estática", sino como una "capacidad". "Si vos construyes o controlas un territorio", aseguró, "es porque algo pasó. Porque la acción de crear o gestionar un territorio nunca podrá ser una acción inocente. No lo es cuando la lleva a cabo el poder financiero, pero tampoco cuando lo hace Occupy Wall Street o el movimiento 15M". El territorio, justamente porque no es sólo una extensión de tierra sino algo mucho más complejo y que se ve afectado y condicionado por elementos de índole muy diversa, tiene siempre una dimensión conflictiva. "Es siempre el fruto de un combate (cuyos efectos pueden ser más o menos destructivos o constructivos). "Y eso", recalcó Sassen, "no debemos olvidarlo en ningún momento".

Dos fenómenos que están determinando la relación entre territorio, autoridad y derecho son, por un lado, las operaciones transnacionales de compraventa de tierra (se calcula que en los últimos años se han vendido en torno a 200 millones de hectáreas, especialmente en África, pero también en varios países de América Latina, Asia e incluso, debido a la crisis, la Europa periférica) que han propiciando, entre otras cosas, un gran éxodo poblacional; y, por otro lado, la creciente importancia de ciertas ciudades (por encima de los estados a los que pertenecen) en la configuración y evolución de las dinámicas geopolíticas y económicas internacionales contemporáneas.

Saskia Sassen durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' Saskia Sassen indicó que una de las principales "tácticas analíticas"2 que utiliza en sus investigaciones y trabajos teóricos es la de "desestabilizar significados estables". Así, cuando examina categorías fuertes como inmigración, economía, justicia, globalización, ciudadanía o Estado del bienestar, lo primero que hace es intentar "dejarlas en suspensión", explorar cómo surgieron y han ido evolucionando y adquiriendo sus distintas connotaciones. Todo ello desde la premisa de que estas categorías condicionan nuestra manera de ver e interpretar la realidad y que, por tanto, es muy peligroso usarlas de forma acrítica.

A su juicio, es fundamental adentrarse en la "penumbra de estas explicaciones poderosas" para tratar de detectar aquello que, precisamente porque son tan "poderosas", no nos permiten ver (es decir, aquello que ocultan e invisibilizan). En otras palabras, lo que ella plantea es que, a la hora de analizar fenómenos complejos como la globalización o la inmigración, debemos "poner en cuarentena" las presuposiciones que existen en torno a los mismos (presuposiciones que tendemos a realizar de forma automática, sin ni siquiera tener consciencia de que lo son). Según la autora de Territorio, autoridad, derechos: ensamblajes medievales y globales, sólo así podremos hacer aflorar aspectos esenciales de estos fenómenos que suelen pasar desapercibidos.

Un ejemplo, cuando escuchamos o leemos el término "remesas", automáticamente pensamos en el dinero que envían los inmigrantes procedentes de países pobres que viven y trabajan en países ricos a sus familiares (un argumento que con frecuencia se utiliza para reclamar políticas migratorias más restrictivas y represivas). Sin embargo, si ahondamos un poco más en el asunto y no sólo nos preguntamos hacia dónde van las remesas que salen de los países ricos, sino también cuáles son los principales países receptores de remesas, nos encontramos con unos datos cuanto menos sorprendentes: de los diez países que más cantidad de remesas reciben, cinco -Francia, España, Bélgica, Alemania y Reino Unido- estarían entre los considerados ricos, y otros dos -China y la India- son potencias económicas emergentes. La razón: estos países exportan profesionales altamente cualificados, un nuevo tipo de inmigración de la que se suele ser poco consciente.

Saskia Sassen durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' Tras volver a insistir en que es muy importante que seamos capaces de generar estrategias analíticas que nos permitan "reposicionarnos" ante las problemáticas que abordamos, Sassen comentó que actualmente está llevando a cabo un trabajo de investigación con el que pretende detectar y promover proyectos que buscan que las ciudades (las dinámicas urbanas) puedan contribuir a la sostenibilidad medioambiental. "Las ciudades", señaló, "son sistemas socio-ecológicos complejos que establecen múltiples articulaciones con la biosfera. Estamos acostumbrados a pensar que, desde un punto de vista medioambiental, todas esas articulaciones son negativas. Con mi investigación lo que intento demostrar es que eso no es siempre así. O, más exactamente, que eso no tiene porque ser siempre así. (...) Por ejemplo, el reciente descubrimiento realizado por un grupo de biólogos de que determinados tipos de bacterias, al ser vertidas en aguas residuales urbanas, tienen el potencial de generar un material similar al plástico (pero que, a diferencia de éste, es biodegradable), nos muestra que se podrían propiciar articulaciones positivas".

En relación al sistema financiero, uno de los "actores" que actualmente tiene capacidad de "construir territorio", Saskia Sassen quiso subrayar que es muy diferente a la banca tradicional. "La banca tradicional", explicó, "trabaja (o más bien, trabajaba, pues prácticamente ha desaparecido) con un activo real (el dinero), mientras que las finanzas trabajan con un activo virtual (el crédito). Es decir, las finanzas te venden algo que, en realidad, no tienen, y es justo ahí donde reside su creatividad y de donde surge su imperiosa necesidad de invadir otros sectores". En este sentido, Sassen recordó que en septiembre de 2008, en los días posteriores a la caída de Lehman Brothers, el sistema financiero llegó a perder 50 billones de dólares3. ¿A dónde fue a parar ese capital? Pues a ningún sitio, simplemente se evaporó. Y, según Sassen, esto ocurrió porque, en realidad, ese dinero no existía: sólo eran apuntes contables que de repente se convirtieron en "papel mojado".

La autora de ¿Perdiendo el control? La soberanía en la era de la globalización considera que la capacidad que tienen las finanzas de crear territorio se refleja en el hecho de que han logrado que la mayor parte de los países del planeta se hayan plegado a sus intereses, llegando incluso a modificar sus legislaciones para favorecer la libre circulación de capitales o priorizar el control de la inflación sobre cualquier otro objetivo económico. "En las últimas décadas", aseguró Saskia Sassen, "hemos asistido a un intenso y progresivo proceso de financiarización de la economía4 que está teniendo efectos devastadores a muchos niveles. En Estados Unidos, por ejemplo, este proceso ha provocado que sólo entre los años 2006 y 2009 hubiera más de nueve millones de desahucios debido a las llamadas hipotecas subprimes". Es decir, en apenas cuatro años, en torno a 30 millones de personas -casi el doble de la población de un país como Holanda- fueron expulsadas de sus hogares y muchas de ellas están viviendo ahora en las llamadas tent cities  (ciudades campamentos)5 que han proliferado por distintos puntos de la geografía norteamericana. "A ello habría que añadir", subrayó Sassen, "que este fenómeno, que tiene una magnitud enorme, está completamente invisibilizado. De hecho, muchos estadounidenses (a menudo, incluso gente vinculada al mundo académico y con posicionamientos políticos críticos) ni siquiera saben que existen estas ciudades campamentos".

Imágenes de 'Tent cities' (ciudades campamentos que, debido a la crisis, han proliferado durante los últimos años por distintos puntos de la geografía norteamericana)

Según Saskia Sassen, un dato que refleja el creciente peso que tiene lo financiero en la economía global es el aumento del porcentaje que el gasto hipotecario representa en los ingresos de las familias. Un aumento que, por lo general, se ha producido tanto en los mercados "emergentes" como en los "maduros", y que en países como Hungría, República Checa, Corea del Sur, España o Estados Unidos ha sido especialmente significativo. En Hungría, por ejemplo, pasó de representar el 11,2% en el año 2000 a superar el 39% en el año 2005 (es decir, casi se cuadruplicó), mientras que en España, en el mismo periodo de tiempo, aumentó desde el 65,2% hasta el 112,7%6.

¿Y quiénes son los que se han beneficiado de este incremento de la deuda hipotecaria? Pues un grupo reducido de grandes bancos y fondos de inversión que operan a nivel global, un dato que, a juicio de Sassen, no podemos obviar si queremos entender lo que está sucediendo. "Si los propietarios de esa deuda fueran entidades financieras más modestas y ligadas a territorios concretos", precisó, "la situación sería muy diferente. Porque éstas, aunque sólo sea para garantizar su propia supervivencia, necesitan que a las poblaciones locales con las que trabajan las cosas les vayan más o menos bien. Sin embargo, los grandes bancos no. Son ellos los que con su apetito voraz por obtener beneficios a corto plazo han provocado la enorme crisis económica en la que estamos inmersos".

Saskia Sassen durante su intervención en las jornadas 'Sobre capital y territorio III' En la fase final de su intervención, Saskia Sassen aludió de nuevo al fenómeno de la compra de tierras a gran escala por parte de determinados países y corporaciones multinacionales y denunció la perversa lógica financiera que posibilita que, a día de hoy, las tierras tengan más valor que las personas que las habitan y que las actividades que tradicionalmente se han llevado a cabo en ellas. Al igual que las hipotecas subprimes, estas operaciones de compraventa de tierras están provocando un importante éxodo poblacional, algo que el poder (político, económico, mediático...) trata de invisibilizar. Una gran parte de las personas desplazadas por dichas operaciones terminan recalando en grandes ciudades donde se convierten en homeless  o viven hacinadas en barrios sin infraestructuras ni equipamientos públicos. Sassen concluyó su charla señalando que es necesario empezar a explorar ésta y otras sombras del intenso y destructivo proceso de urbanización global que está propiciando el afán acumulador del capitalismo especulativo. "Tenemos que investigar las penumbras de este proceso", subrayó, "intentar desvelar aquello que, como el significado poderoso que es, nos oculta y silencia".  

   

DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA:
Vídeo de la conferencia de Saskia Sassen
Audio de la conferencia de Saskia Sassen

 

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1.-  Según Sassen, estas tres categorías han mantenido siempre una estrecha relación de interdependencia, aunque la manera en que dicha relación se ha formalizado ha ido variando a lo largo de la historia. En el medievo europeo, por ejemplo, la categoría con más peso era la de autoridad y las otras dos se supeditaban a ella. Eso cambió con la llegada de la modernidad y la eclosión de los estados nacionales, cuando las categorías de territorio y derecho empezaron a adquirir un papel mucho más importante.  [^]
2.- Estas tácticas analíticas son para ella muy importantes, pues le permiten contar con un "espacio de libertad operacional" a la hora de posicionarse ante el tema u objeto de estudio que va a abordar.  [^]
3.- Se calcula que por aquel entonces el mundo de las finanzas manejaba (virtualmente) en torno a 630 billones de dólares, esto es, casi doce veces el PIB mundial.  [^]
4.- Hay que tener en cuenta que, como advirtió Raúl Sánchez Cedillo en la conferencia que impartió en el seminario Nueva derecha: ideas y medios para la contrarrevolución  no sólo ha aumentado exponencialmente la actividad financiera de las empresas no-financieras, sino que también se ha producido un creciente proceso de financiarización de la propia sociedad (pues los ciudadanos, al menos en los países occidentales, tienden a organizar su vida de acuerdo a una estricta lógica financiera).  [^]
5.- Tent cities  que no se diferencian mucho de los campamentos para refugiados que se erigen para acoger "provisionalmente" a la población que huye de un conflicto bélico.  [^]
6.- Una excepción sería Alemania, donde entre los años 2000 y 2005 el porcentaje destinado al gasto hipotecario en relación a los ingresos de las familias no sólo no aumentó, sino que disminuyó levemente: pasó del 70,4% al 70%.  [^]

 

 



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