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Resumen de la conferencia/audición de Scheherazade Qassim Hassam: El repertorio musical artístico urbano de Bagdad

Scheherazade Qassim HassanEn el inicio de su intervención en el seminario Representaciones árabes contemporáneas. La ecuación iraquí (II), Scheherazade Qassim Hassan, etnomusicóloga especializada en música de Oriente Medio, aseguró que las tradiciones musicales del mundo árabe-islámico han funcionado con frecuencia como dispositivos de cohesión social, al crear un elemento identitario común que trascendía diferencias étnicas, religiosas y culturales. Un ejemplo es el maqam iraquí, un género musical muy sofisticado (se puede describir como la "música clásica" de Iraq) que posee un vasto repertorio (existen más de cincuenta tipos distintos de maqam), reglas de interpretación codificadas (pero a la vez sumamente flexibles) e instrumentos característicos. Es una de las tradiciones musicales más antiguas del mundo árabe, pues las primeras referencias escritas a este estilo se remontan al siglo XIII (a la época del reinado del tercer Califa, Al Mahdy, padre del Califa Haroun Al-Rashid), aunque según algunas investigaciones comenzó a gestarse varios siglos antes, siendo probablemente Bagdad la ciudad donde surgió.

La capacidad del maqam iraquí (que forma parte del grupo de "Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad" creado por la UNESCO) para integrar elementos procedentes de tradiciones culturales y musicales muy variadas refleja, según Scheherazade Qassim Hassan, la diversidad y heterogeneidad de la sociedad iraquí, donde las diferencias étnicas y religiosas no han representado, hasta ahora, un problema para la convivencia. Los iraquíes siempre han concebido esta tradición musical como un patrimonio común, sin que importara demasiado el origen étnico-geográfico y las creencias religiosas de sus compositores e intérpretes. "O, al menos", precisó Qassim Hassan, "sin que ese origen supusiera un motivo de exclusión y división".

En la conferencia-audición que ofreció en la sede de La Cartuja (Sevilla) de la Universidad Internacional de Andalucía, Scheherazade Qassim Hassan, que actualmente es miembro asociado del laboratorio de etnomusicología del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y presidenta del grupo de estudios de música del mundo árabe en el Consejo Internacional de Música Tradicional, prestó especial atención a la escuela bagdadí del maqam iraquí. Una escuela que, según el historiador y musicólogo Al Cheikh Jalal al Hanafi (autor del libro Baghdadi singers and the Iraqui maqam) se ha caracterizado por acoger a numerosos cantantes e instrumentistas procedentes de otros países (tanto vecinos -Irán, Turquía, Siria...-, como relativamente alejados -Georgia, Armenia, Afganistán, Albania...) y/o pertenecientes a las distintas comunidades étnicas y religiosas que han vivido en Iraq durante los dos últimos siglos: árabes, kurdos, turcos, musulmanes -suníes y chiíes-, cristianos e incluso judíos.

"Muchos de estos músicos", señaló Scheherazade Qassim Hassan, "eran de familias mixtas que siempre han sido bastante habituales en Iraq. Hay que tener en cuenta que hasta hace muy poco tiempo, en Iraq la identidad étnica y religiosa estaba desprovista de la connotación política que, desgraciadamente, ha adquirido tras la invasión y ocupación del país por las tropas anglo-estadounidenses. Todos se mezclaban con todos". En este punto de su intervención, Scheherazade Qassim Hassan recordó que durante los años del embargo pudo asistir a un concierto al aire libre que ofreció el cantante de origen turco Al Kuzatchi junto a instrumentistas de diferentes etnias y religiones. "Aún en el año 2001", añadió, "lo habitual era que en las actuaciones que se celebraban en el café Qahwat al Maqam de Bagdad (que en la actualidad está cerrado) hubiera representantes -tanto entre los músicos como en el público- de diversos grupos étnicos y religiosos y de diferentes clases sociales".

En el maqam iraquí, el cantante o recitador principal (qura) entabla un complejo diálogo con la orquesta (tshalghi) que lo acompaña, en la que los instrumentos más habituales son una especie de tímpano (santur), una vihuela de cuatro cuerdas (jawzah), un tambor de sonido grave (dumbek) y una pequeña pandereta (daff). Mientras en el último siglo otras tradiciones musicales que había en Iraq han desaparecido o se han occidentalizado, este estilo ha seguido practicándose (tanto en ceremonias religiosas como en actos laicos) sin alteraciones significativas, convirtiéndose en el género musical autóctono más valorado por gran parte de la población iraquí.

Es una modalidad musical abierta y flexible que, a partir de unas bases estructurales más o menos fijas, admite múltiples combinaciones y configuraciones, lo que le permite renovarse continuamente y adaptarse al contexto en el que se ejecuta. A lo largo de su historia, ha interactuado tanto con tradiciones musicales de distintas regiones y/o comunidades étnicas de Iraq, como con estilos musicales de otros países, especialmente de Siria, Irán, Turquía, Uzbekistán y Azerbaiyán, pero también de zonas más alejadas geográfica y culturalmente (incluso hay datos que permiten pensar en una relación con modos musicales desarrollados en la India). Esa interacción se ha producido a muchos niveles, desde el uso de diversos idiomas (árabe -literario y coloquial-, turco, persa, dialectos locales....) hasta la utilización de segmentos melódicos (e incluso la adaptación íntegra) de obras de origen iraní (Dasht and Awshar) o turco (Urfa). "Lógicamente", advirtió Scheherazade Qassim Hassan, "se trata de una interacción recíproca y en tradiciones musicales como la persa o la azerí (Azerbaiyán), también encontramos claras influencias del maqam iraquí".

Desde un punto de vista estrictamente musical, el maqam iraquí -en el que la improvisación vocal desempeña un papel fundamental y donde se obliga a que cada cantante realice alguna aportación personal- se puede describir como una sucesión de modos melódicos primarios que se ensamblan entre sí de manera armoniosa. Esto hace que, partiendo de una estructura formal más o menos cerrada, haya múltiples combinaciones posibles, los intérpretes puedan adaptarse al contexto en el que están actuando y cada ejecución de un maqam se convierta en una experiencia única e irrepetible. "Es decir", subrayó Scheherazade Qassim Hassan, "este estilo, por sus propias características estructurales, puede incorporar elementos procedentes de otras tradiciones musicales sin perder sus rasgos identitarios".

A su juicio, también las letras y las expresiones sonoras y onomatopéyicas que se utilizan en el maqam iraquí reflejan el carácter flexible y abierto de este género, al tiempo que muestran la diversidad étnica y cultural que ha caracterizado la historia de Iraq. Se usa tanto el árabe coloquial como el literario (que es obligatorio en dieciséis de los más de cincuenta tipos distintos de maqams que existen), incluyendo frecuentemente versos en persa, turco, kurdo o diversos dialectos locales. Según Qassim Hassan, otro dato que habría que tener en cuenta es que cada maqam se dedica a un concepto o estado de ánimo y, por lo general, incluye la interpretación de canciones populares y folclóricas.

Scheherazade Qassim HassanTradicionalmente, los cantantes de maqam iraquí han estado ligados al clero o a diversos oficios artesanales (zapateros, carpinteros, panaderos, joyeros, tejedores, tenderos, mercaderes...), pero a partir de la década de los cincuenta del siglo pasado aumentó de forma considerable el número de vocalistas que contaba con estudios universitarios. Ya en los años setenta se forjó una primera generación de intérpretes formada en conservatorios y academias de música y empezó a ser habitual la presencia de mujeres en conciertos y recitales de carácter laico (que hasta entonces habían estado reservados a una audiencia exclusivamente masculina). El maqam iraquí también se utiliza en numerosos servicios y rituales islámicos y en estos casos sí se exige que los cantantes sean musulmanes. "Salvo esta excepción", insistió Scheherazade Qassim Hassan, "la fe religiosa, la procedencia geográfica y la identidad étnica de sus intérpretes nunca se ha considerado un dato relevante".

El maqam iraquí es, por tanto, una modalidad musical tan compleja y codificada como flexible y abierta que ha logrado conectar categorías aparentemente opuestas (alta y baja cultura, religiosidad y laicismo...) y utilizar la diversidad (musical, textual, étnica, social...) como elemento unificador. Esa capacidad de conseguir la unidad a través de la diversidad ha sido también un rasgo distintivo del Iraq de los dos últimos siglos. Una unidad que, a juicio de Scheherazade Qassim Hassan, se ha desvanecido por la decisión de las autoridades estadounidenses de basar el proceso de reconstrucción del país en criterios comunitaristas (distribuyendo parcelas de poder proporcionalmente entre las distintas comunidades étnicas que hay en Iraq). "De hecho", señaló Qassim Hassan en la fase final de su intervención en la sede de La Cartuja (Sevilla) de la Universidad Internacional de Andalucía, "el clima de violencia y confrontación étnico-religiosa que sufre el país (que, entre otras cosas, impide que prosperen los intentos de crear circuitos culturales estables), también puede provocar la desaparición del maqam iraquí, un género que, a día de hoy, sólo unos cuantos cantantes e instrumentistas que están fuera de Iraq mantienen vivo".