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Resumen de las intervenciones de la segunda jornada: Hinrich Sachs y Maurizio Lazzarato

El copyright, los derechos de autor o el valor público de la producción intelectual fueron algunos de los temas que se analizaron durante la segunda jornada de conferencias del taller Actor, no sólo voyeur que ha coordinado el productor de proyectos artísticos y director de consonni Franck Lacarde. Hinrich Sachs presentó tres proyectos en los que reivindica la necesidad de reforzar el valor publico de ciertos productos y expresiones culturales. Por su parte, Maurizio Lazzarato reflexionó sobre las características específicas de la producción intelectual y analizó la relación entre las transformaciones sociales y tecnológicas y la creación y evolución de conceptos jurídicos como el copyright o los derechos de autor.


HINRICH SACHS. SOBRE EL VALOR PÚBLICO DE PRODUCTOS Y EXPRESIONES CULTURALES.

Imagen de algunos carácteres de la fuente tipográfica EuskaraDe los derechos de imagen de Harry Potter a la subasta pública de una fuente tipográfica, pasando por la revisión de marcas y eslóganes comerciales desde una óptica contestataria, los proyectos de Hinrich Sachs indagan sobre distintos aspectos de la propiedad intelectual en ámbitos como la industria del entretenimiento infantil o la subasta oficial de un bien intangible. Son proyectos abiertos y múltiples que, haciendo uso de diferente formatos y medios de difusión, intentan vehicular mecanismos de respuesta social y artística para preservar y fomentar objetos y fenómenos culturales.

Al explicar la génesis del proyecto the Largest Harry Potter Fan Meeting of the Region, Sachs recuerda que al principio la Pottermanía era un fenómeno relativamente espontáneo y ajeno a intereses comerciales, que se había extendido progresivamente por diversos medios (especialmente Internet) y contaba con aficionados en numerosos puntos del planeta. La situación cambió cuando la multinacional Warner Bross se hizo con los derechos de explotación de la novela de J. R Rowling y tuvo que buscar rentabilidad a su costosa inversión en Merchandising. Hasta entonces, ni siquiera existía una imagen oficial de Harry Potter (la novela no incluía ilustraciones), excepto las que se habían diseñado para las portadas de las distintas ediciones nacionales del libro. Pero Warner creó una fuente tipográfica específica de uso obligatorio, negoció con los ilustradores anteriores la compra de los derechos de imagen, exigió que no se utilizasen ciertas palabras de la novela e incluso llegó a amenazar con cerrar las webs de algunos clubs de fans si no colocaban un enlace directo con el sitio oficial.

En este contexto surgieron diversos grupos de protestas para reivindicar una imagen alternativa de Harry Potter, cuyas acciones abarcaban desde el reparto de folletos a la entrada de los cines a la creación de redes virtuales y webs no oficiales sobre la figura del joven mago. Hinrich Sachs participó activamente en este movimiento y organizó en la Kunsthale de Basilea una presentación pública de este colectivo de jóvenes activistas. Para sortear el espinoso tema de las fuentes tipográficas, Sachs recurrió a una tipo de letra diseñado por Juan Luis Blanco llamado Harry (Piedra en vasco) que dispone de su propio copyright. Esta presentación fue el punto de partida de un proyecto con vocación de continuidad que contará con más medios económicos para futuras fases de ejecución, coincidiendo con el estreno de las nuevas entregas literaria y fílmica de Harry Potter.

Trademark Guerrilla, el segundo proyecto al que se refirió Sachs en su conferencia y que todavía no ha sido presentado oficialmente, se integra en el programa de actividades de una exposición que se celebrará durante la primavera de 2002 en los lagos que rodean las ciudades suizas de Biel, Morat, Yverdon y Neuchatel. Un evento dirigido por Nelly Wenger y Martin Heller (ex-director del Museo del Diseño de Zurich) que a diferencia de las grandes exposiciones universales como las de Hannover o Sevilla puede recorrerse en un sólo día. La exposición cuenta con cuatro recintos fijos y una plataforma móvil que albergarán eventos y actividades relacionados con la situación cultural y social del país alpino en la actualidad.

Imagen de algunos carácteres de la fuente tipográfica EuskaraSachs y el curator británico Barny Drabble son los responsables del montaje expositivo de la plataforma móvil. Han optado por un diseño muy minimalista, con dos pantallas para proyectar diapositivas, una carpa para reuniones en la proa y un conjunto de dispositivos y paneles con elementos publicitarios hackeados. El proyecto mezclará propuestas de artistas que fuerzan y cuestionan los códigos propios de los mensajes publicitarios con manifestaciones expresivas procedentes de las estrategias contrainformativas del activismo social. "Una de las cosas que más me interesa de este montaje, subraya Sachs, es ver como funciona un proyecto de estas características en el contexto de una gran exposición de masas".

Hinrich Sachs concluyó la intervención explicando su propuesta para consonni en Bilbao: la Subasta Internacional de las tipografías vascas Euskara. Para entender este proyecto es fundamental tener en cuenta el escenario geográfico y simbólico en el que se desarrolla. Un espacio en el que coexisten expresiones culturales y sociales tradicionales (con un marcado componente político) junto a propuestas (apoyadas institucionalmente) que intentan dar a la ciudad una imagen de modernidad y sofisticación (y cuyo ejemplo más significativo es el Museo Guggenheim).

Según Sachs la existencia de dos fuentes tipográficas, una histórica (la Euskara) y otra de nuevo cuño (la creada por Otl Aitcher para el Metro de Bilbao), ilustra esa tensión entre tradición y modernidad. La tipografía Euskara, derivada de una fuente de origen latino, se ha convertido en un signo de identidad cultural que se utiliza sobre todo en productos tradicionales, pero también en otro tipo de mercancías. Sin embargo, la propiedad del copyright de la versión digital de esta fuente pertenece a un ingeniero industrial francés llamado Thierry Arsaur, y eso supone que no es un "bien público". "Entonces pensamos, señala Sachs, que sería interesante sacar a subasta los derechos de la tipografía Euskara con la idea de que algún organismo o institución se interesara y pudiese volver a ser de propiedad pública". A la subasta acudió mucha gente (sobre todo medios de comunicación) pero nadie postó por la fuente y aún queda pendiente el futuro inmediato de la tipografía que sigue siendo de propiedad privada.


MAURIZIO LAZZARATO. LA NATURALEZA ESPECÍFICA DE LA PRODUCCIÓN INTELECTUAL. ANÁLISIS HISTÓRICO Y EVALUACIÓN DE LOS NUEVOS RETOS.

"Con numerosas referencias a textos filosóficos y disposiciones jurídicas, el sociólogo Maurizio Lazzarato abordó desde una perspectiva histórica la definición de propiedad intelectual y conceptos afines como copyright o derechos de autor. Lazzarato, que recientemente ha publicado la obra Lavoro inmateriale e produzione di soggettivita, señala que cuando surgieron estos conceptos, disciplinas como la Economía Política o el Derecho tuvieron muchas dificultades para integrarlos en su lógica funcional.

Portada del libro "Por una política menor. Acontecimiento y política en las sociedades de control", de Maurizio LazzaratoLa propiedad intelectual se diferencia de la material tanto por la forma de producción como por la naturaleza del producto. Y, por tanto, no puede regularse por los mismos baremos. Lo que distingue a la producción intelectual es la relación que establece entre el autor y el público, un tipo especial de intercambio que Lazzarato llama "cooperación intercerebral" (que se produce con la lectura de un libro, la visita a una exposición o en una conferencia). A su vez, la naturaleza del producto tiene características que se oponen frontalmente a las de las mercancías materiales: no se puede apropiar (no hay exclusividad del producto intelectual), no se puede consumir (puede reactivarse continuamente) y no se puede cambiar.

Para explicar la especificidad de la producción intelectual, Lazzarato recurrió a textos de Kant y Fitche que abordan esta cuestión a partir de un conflicto que se produjo a finales del siglo XVIII por un caso de piratería editorial en Austria. Son textos que analizan específicamente la naturaleza distintiva del libro, pero sus ideas y conclusiones pueden aplicarse al resto de los productos intelectuales.

Kant considera que los libros tienen una doble naturaleza (material e inmaterial) de lo que se deduce un doble derecho: un derecho real (sobre el objeto libro, que puede dar lugar a un contrato mercantil) y un derecho personal (del autor, que protege la obra como expresión de la personalidad). Según Kant esta doble naturaleza debe ser reconocida por el Reglamento Jurídico y hace necesario concebir el libro (y en su extensión todo producto intelectual) como una cosa física (un objeto) pero también como un expresión espiritual (una manifestación del sujeto-autor que permite una relación con el lector).

Fitche, por su parte, se centra en la dimensión relacional del producto intelectual y considera que el público no es sólo el destinatario al que se dirige el autor sino una "potencia inmanente" de la obra. "Un sujeto, para Maurizio Lazzarato, de la cooperación interecerebral". El libro (el producto intelectual) no existe per se, si no que para existir tiene que establecerse una relación con el lector/receptor. Para Fitche, la producción intelectual es un bien público (que comparten autor y lector) y lo que queda en exclusiva para el creador es el "estilo".

Lazzarato recuerda que las leyes de la producción intelectual se instauran a partir de dos tradiciones jurídicas que establecen un criterio legislativo diferente: de la revolución norteamericana deriva el concepto de copyright y de la francesa el derecho de autor. Este último está orientado a recalcar la soberanía del creador sobre la obra, dejando de lado la producción intelectual como "bien común". Lazzarato cree que esta tendencia a privilegiar los derechos de autor representa una herencia del derecho divino (el autor, como Dios, crea de la nada) y su influencia sigue determinando ciertas prácticas jurídico-políticas contemporáneas como la medidas de excepción cultural vigentes en Francia y otros países europeos. Frente a esta tradición, el copyright supone la existencia de un contrato social entre el autor y el público, invirtiendo la relación entre ambos (en caso de conflicto prevalecen los derechos del público). Según Lazzarato, la divulgación cultural estadounidense por todo el planeta ha sido fruto de este reconocimiento legislativo de los derechos del público sobre los productos intelectuales.

Lazzarato concluyó su conferencia abordando la cuestión de la propiedad intelectual en el contexto contemporáneo. Un periodo en el que se está produciendo una inversión de la relación entre propiedad intelectual y material que hace necesario revisar tanto la definición y las características de la producción intelectual como de los conceptos específicos de copyright y derechos de autor. La producción intelectual ya no es una excepción si no el núcleo sobre el que se apoya la sociedad de la información. "Y en este nuevo contexto, señala Lazzarato, es necesario garantizar tanto la remuneración y el derecho del autor sobre la obra como la circulación del conocimiento entre el público". "Es la cooperación intercerebral, añade, la que la legislación tiene que garantizar y regular".