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Resumen de las intervenciones de la tercera jornada: Andrea Fraser y Alexis Vaillant |
La artista estadounidense Andrea Fraser y el curator y crítico Alexis Vaillant reflexionaron sobre las distintas fases del proceso de producción artística en la tercera jornada del taller Actor no sólo voyeur que finalizó el jueves 21 de marzo con un concierto de Begoña Muñoz en el Bar Bauhaus de Sevilla. Fraser, una creadora vinculada al movimiento de la crítica institucional, presentó una selección de sus intervenciones e instalaciones en las que explora las contradicciones de todos los agentes implicados en la producción y difusión de prácticas artísticas. Alexis Vaillant, fundador de Toasting Agency, una empresa de comisariado de exposiciones con una filsofía poco convencional, reflexionó sobre las nuevas posibilidades de los formatos expositivos a partir del análisis de algunos de los proyectos en los que ha estado implicado como Hair styling oTir à lárc.
Gran parte del trabajo de Andrea Fraser conecta con las propuestas de la crítica institucional, una de las tendencias más activas del arte conceptual desde finales de la década de los 60. Pero su discurso crítico no se limita a los museos, sino que alcanza todas las fases del sistema Arte, y por tanto, también se dirige a los artistas como parte fundamental de ese universo. En su intervención en el Aula del Rectorado de la Universidad Internacional de Andalucía, la artista estadounidense realizó un recorrido analítico por su producción artística desde sus obras apropiacionistas de la primera mitad de los 80 a una peformance para consonni en el museo Guggenheim de Bilbao. Influida por creadores como Sherrie Levine o Sigmar Polke, Fraser recurrió en sus primeros trabajos a las técnicas apropiacionistas no sólo en textos e imágenes sino también en formatos de presentación (catálogos, etiquetas, posters,...). A finales de la década de los 80 comenzó a realizar peformances que trataban distintos aspectos relacionados con las funciones y actividades propias de las instituciones museísticas. Así en 1989 propone una intervención en el Museo de Philadelphia, Museum Highlights: A Gallery Talks, donde recrea la figura de un guía dirigiendo un tour por sus instalaciones y cuestiona la función y el sentido histórico de estas instituciones, su relación con otras iniciativas de servicios públicos en EE.UU. Tras llevar a cabo esta peformance y publicar el guión que había utilizado, Fraser fue invitada por distintos museos para realizar trabajos similares en sus instalaciones. Sin embargo la naturaleza crítica de sus intervenciones fue generando numerosos conflictos con los responsables de algunas de las instituciones que le habían invitado. A principios de la década de los 90, Andrea Fraser dejó de realizar Peformance in situ y se decantó por otro tipo de intervenciones en las que seguía planteando proyectos específicos para cada lugar de exhibición y cuestionando el sentido de las prácticas de creación, exhibición y difusión artística. Conocedora de las teorías de campo de fuerza de Pierre Bordieu, se plantea el problema de trasladar objetos propios de un entorno privado a un contexto público, lo que trastoca la lógica tanto de dichos objetos como del contexto en el que se insertan. Así en una exposición en el Kunstverein de Munich trasladó a las salas de exhibición las obras de arte que había en las oficinas donde se reunía el Consejo de Administración. Obras de estilo y formato muy diferentes que adquirían un significado distinto al ser presentadas sin lógica aparente en un contexto expositivo. Todo ello reforzado por la audición de unas grabaciones que reproducían entrevistas realizadas a los miembros del Consejo de Administración del centro y en las que hablaban de asuntos como el capital humano del arte. La exposición, como le ha ocurrido en otras ocasiones a Fraser, estuvo a punto de ser cancelada. Con Services, un proyecto que desde 1994 se ha presentado en distintos lugares (recientemente en el MACBA) toma como punto de partida la premisa de que la mayor parte del proceso del trabajo específico para un entorno o del trabajo de postestudio no puede concebirse como un objeto material, no puede ser intercambiado como un producto. En términos económico este tipo de trabajo sólo podría definirse como una modalidad de prestación de servicios. Services a su vez intenta eliminar las barreras entre producción y consumo (entre productor y consumidor, entre lugar de creación y espacio de exhibición,...) en el campo del arte y propone una redifinición del papel del creador-artista y de su relación con su "cliente". En esta misma línea se enmarca una exposición que presentó en Nueva York titulada Por favor, pida ayuda. Fraser sigue profundizando en la reflexión de la práctica artística como una prestación de servicios profesionales, en la reapropiación durante el proceso de producción artística de los códigos propios de una empresa de consultoría. En esta intervención convierte el espacio expositivo en una especie de oficina de una consultora de arte y a la vez diseña una serie de documentos en los que presenta su obra utilizando tanto los códigos y recursos propios de un informe profesional (presupuestos, condiciones contractuales,...) como un discurso crítico explícito hacia las instituciones. Poco después estuvo trabajando durante un año como "consultora de arte" para la fundación de una compañía de seguros en Indiana (EE.UU) que tenía una extensa colección de arte contemporáneo poco valorada por sus empleados. De hecho, la plantilla odiaba (e incluso se mostraba directamente hostil) dicha colección pues la asociaban a los cuadros directivos y consideraban que era un gasto superfluo que podría haberse invertido en asuntos muchos más importantes. Parte de la colección se exhibía en los pasillos de la sede central de la compañía y en alguna ocasión había generado incluso actos de protestas por parte de los empleados. Fraser realizó una investigación en profundidad y elaboró un informe que incluía entrevistas con parte del personal, miembros del consejo de administración, el presidente, los comisarios y gerentes de la fundación,... Tras su investigación Fraser llegó a la conclusión de que la empresa utilizaba esta colección como un medio para conseguir prestigio y ofrecer una imagen pública sofisticada y vanguardista. Para obtener ese prestigio era necesario respetar la independencia de los especialistas que seleccionaban las obras y la distribuían por los distintos espacios de la sede. No inmiscuirse en su trabajo. Pero esta independencia (ligada al concepto de autonomía artística) suponía en el fondo que los empleados quedaban excluidos de decisiones que afectaban a su entorno de trabajo y esto, evidentemente, generaba rechazo. A partir de todo esto, Fraser diseñó una doble propuesta expositiva. Por un lado trasladó las obras que colgaban en la sede central al nuevo espacio de exhibición que había adquirido la compañía. Eso sí, instalándolas y distribuyéndolas exactamente en el mismo orden. Paralelamente utilizó la sede de la empresa vacía (sin ninguna de las obras de la colección) como sala de exposiciones. Como consultora de arte que idea una peformance sobre el trabajo de un consultor de arte y a la vez se integra en la dinámica laboral de una compañía de seguros, la propuesta de Fraser supuso una vuelta de tuerca más a los planteamientos de la crítica institucional. En su exploración de la dimensión social y profesional que determinan las prácticas estéticas en la sociedad contemporánea descubrió que el prestigio que adquiere una empresa o institución por el patrocinio es proporcional al que obtiene un artista por ser patrocinado. "Es el mismo tipo de capital o de valor, señala Fraser, y la única forma de criticar y negar ese medio para obtener prestigio de una empresa es negándoselo también al artista". Con su obra para consonni, Little Frank ans his carp, Fraser retoma la peformance in situ y articula una propuesta de intervención en un espacio público intensamente marcado como el Guggenheim. La propuesta se configura a partir de una reflexión sobre el cambio que están experimentando los museos en los últimos años, que les aleja de su definición histórica como instituciones educativas para convertirlos en auténticos complejos de entretenimiento y diversión. Una tendencia liderada por el Guggenheim que ilustra a la perfección el lenguaje persuasivo (influido por las nuevas prácticas publicitarias) que se había utilizado para el tour virtual por los distintos espacios del museo. Pero su apuesta por una crítica integral del proceso artístico llevó a Fraser a analizar también el papel que están jugando los artistas en esta transformación. La conversión de su propuesta en espectáculo, la transformación de la libertad y la transgresión artística en mera mercancía.
¿Cuál es el espacio expositivo disponible? ¿Cómo se puede interelacionar una propuesta con el lugar en el que se presenta? ¿Cómo se modifica el significado y las formas de un proyecto artístico en el proceso de exhibición? ¿Cuáles son los canales de difusión adecuados? ¿En qué medida las negociaciones y trámites para vehicular una propuesta estética afectan la labor artística y la recepción y codificación final de la obra? Estas son algunas de las cuestiones que se ha plateado el crítico de arte y curator Alexis Vaillant a la hora de acometer sus trabajos como comisario de exposiciones. A su juicio, términos y conceptos como obra y exposición no son los más precisos para analizar las propuestas artísticas contemporáneas. Al menos entendidos en su acepción convencional. "La exposición ya no es lo que fue, asegura Alexis Vaillant, y lo que se muestra no suele ser representativo del trabajo realizado". Las denominaciones han cambiado y quizás es más exacto utilizar expresiones como proyecto y espacio expositivo. Tras su paso por el MAMCO de Ginebra, Alexis Vaillant fundó en 1999 junto a Eve Svennung Toasting Agency, una empresa curatorial cuyo objetivo es organizar, producir y montar exposiciones. Pero no lo hace de una forma convencional. Vaillant describe Toasting Agency como "una empresa de servicios con una mirada oblicua que a la vez que se dedica a organizar y producir exposiciones plantea una crítica de la labor de presentación y difusión de arte". Reapropiándose de un término y un concepto procedente de la cultura sonora jamaicana de los años 40 (y que ha influido en estilos como el rap, el freestyle o el sampling), la empresa de servicios de Vaillant carece de sede física y propone como lugares de exposición peluquerías o casas particulares. "La idea que nos mueve, señala Vaillant, es reflexionar sobre la desmaterialización progresiva de los espacios de exhibición artística", para intentar observar como una propuesta estética puede releerse y reactivarse cuando se ubica en un lugar y en un tiempo no formateado. En esos casos, señala Vaillant, "la obra de arte puede funcionar como una prótesis o un túnel que nos permite ver de otro forma". La filosofía expositiva de Toasting Agency conecta con el trabajo de una serie de artistas contemporáneos cuyas propuestas no se adaptan directamente al formato tradicional de exposición. En este sentido Vaillant cita The Battle of Orgreave, una propuesta del creador británico Jeremy Deller que a partir de una recreación audiovisual de un enfrentamiento entre mineros y fuerzas de seguridad (en plena era Tatcher) reinterpreta un suceso histórico reciente, permitiendo una relectura del acontecimiento y utilizando unos canales de difusión que no tienen nada que ver con los habitualmente ligados a las exposiciones. Un salón de peluquería albergó el primer proyecto de Toasting Agency que se ha presentado en NuevaYork y Paris. Se trata de Hair styling, una exposición con propuestas de once artistas (Jonathan Monk, Matthieu Laurette, Elena Montesinos,...) a partir de los elementos, funciones y códigos característicos del espacio en que se encontraban: fotografías de modelos de peinados, configuración del escaparate,.... En su exploración de nuevos formatos expositivos, Toasting Agency también organizó en la misma época Du camouflage au free style, una exposición colectiva que se superponía y yuxtaponía a una muestra monográfica en una galería parisina. Eran doce piezas de otros tantos artistas en torno al camuflaje que incluía tanto propuestas originales para la exposición como otras reactivadas al integrarse en un nuevo entorno de exhibición. Toasting Agency siguió desarrollando esta línea de trabajo en una intervención que realizó para una exposición organizada por el Museo de Arte Moderno de París sobre los circuitos alternativos de arte que había en la capital francesa durante la década los 90. Partiendo de la premisa de que los museos representan un lugar de poder y a la vez un centro de producción con el que es preciso negociar, en su propuesta utilizaron la propia institución museística como materia prima. Propusieron un shopping por la colección para hacer que las obras expresaran otra cosa de lo que se había previsto al principio. Algo parecido se pensó para la muestra Camoshow (en el Museo Wiesbaden) donde Toasting Agency recurrió otra vez a la estrategia de jugar al camuflaje en el contexto de un museo, en un nuevo intento de rebasar los códigos que constituyen el discurso expositivo dominante. Camoshow era un proyecto sobre el reformateo en el que Jean Francois Moriceau y Petra Mazyk, obligaban a los visitantes a que descubrieran donde estaban escondidas las obras. En Tir à l'arc (ARC, París) los mismos artistas se enfrentaron al reto de crear una exposición personal sobre una muestra colectiva, sin ser tributaria de la misma. Un nuevo giro en la estrategia de camuflaje que esta vez se materializó en una gran pintura moral con tinta china (de un kilómetro de largo) que se extendía por el resto de la exposición. El objetivo de Vaillant como curator que investiga los propios límites de su trabajo es configurar y adecuar un entorno expositivo a las características formales y los planteamientos conceptuales de cada propuesta artística. Para ello, según Vaillant, hay que preguntarse cuestiones como ¿qué es lo que hoy en día justifica una exposición? o ¿a que se expone quiénes desean "desplazar el cursor", es decir, quienes quieren hacer las cosas de otra forma? La esfera del arte (como la música, la literatura o el diseño) está muy formateada, pero para el fundador de Toasting Agency, lo interesante es que se trata de un espacio que aún puede seguir propiciando formas nuevas, "o albergando unos desformateos" reactivadores. Vaillant concluyó su conferencia con la descripción de otro trabajo de Jean Francois Moriceau y Petra Mazyk para un vídeo musical del grupo AIR. Lo interesante de este trabajo, según Vaillant, es que estamos ante un encargo y que el resultado final será visto en unos circuitos muy alejados de los asociados al arte contemporáneo: la televisión. De este modo se llega a una "invisibilidad como arte" de su propuesta, pero paradójicamente el producto se hace mucho más visible (accesible para mucha más cantidad de público) cobrando un valor de uso añadido. Todo esto supone, concluye Vaillant, "una desterritorialización del arte, una inmersión de una propuesta artística en la esfera del entretenimiento". La interrelación no se limita al mero comentario (un recurso muy habitual en el arte contemporáneo pero que Vaillant considera como algo ya obsoleto) sino que desde una perspectiva crítica asume los códigos propios de la industria del entretenimiento y logra infiltrarse en las entrañas del sistema. |