En la segunda
jornada del Ciclo de Conferencias La deshumanización del mundo
Fernando Savater reflexionó sobre la pervivencia de elementos
vinculados al pensamiento religioso en el mundo actual. A juicio del
autor de Panfleto contra el todo o El valor de educar,
los acontecimientos del 11 de septiembre han evidenciado la preeminencia
de la cultura teocrática en el mundo islámico donde la
esfera de lo religioso sigue permaneciendo en el ámbito de lo
intangible y lo intocable. Para Savater una
de las características principales de las culturas tradicionales
es la existencia de pertenencias prefijadas (que denomina etiquetas)
que no pueden modificarse, como la raza o la nación. Según
Savater, a las ideas políticas (sean acertadas o no) uno puede
adherirse o separarse cuando lo estime oportuno. Pero a las etiquetas
no. Durante el conflicto de Afganistán, por asomarse a la actualidad
política, hemos oído hablar de grupos étnicos (tayicos,
uzbecos, pastunes, ... ) y de jefes tribales, pero nunca de ideas políticas.
Y una vez la guerra parece haber terminado, no hay una confrontación
política por el poder, sino una especie de reparto del pastel
dependiendo de las negociaciones de las diversas "etiquetas"
existentes.
En contraposición,
la progresiva secularización experimentada en el mundo occidental
ha derivado en la consolidación de las sociedades laicas, que
se caracterizan porque no hay nada sagrado -todo puede ser profanado
y explicado- pero en las que el escepticismo y la sensación de
vacío espiritual se adueña de muchos ciudadanos. Tras
los atentados a las Torres Gemelas han aflorado elementos propios de
la mentalidad tradicionalista y en sus discursos oficiales Bush recurría
a conceptos intocables corno "Justicia infinita" o "Lucha
del bien contra el mal". Por otro lado, esa pervivencia de elementos
religiosos en las sociedades laicas es bastante evidente en España,
un país que mantiene en su programación educativa la asignatura
de religión con un cometido básicamente doctrinal. En
este sentido, Savater recordó la polémica suscitada por
las profesoras de religión que han sido rescindidas de sus contratos
por razones extracadémicas.
En cualquier caso,
la contraposición entre sociedades laicas y religiosas nunca
es plenamente nítida. Según Savater en las sociedades
islámicas existen elementos propios de las sociedades laicas,
herramientas, símbolos y fetiches heredados del progreso tecnológico
y de la cultura consumista. Pero eso no es más que un revestimiento
superficial de un núcleo de mentalidad religiosa y animista.
En este sentido, Savater considera al Irán como uno de los países
islámicos que mejor ilustran esa dicotomía. A su vez,
en las sociedades occidentales supone que perviven (e incluso se buscan
como espectáculo o propaganda) numerosos elementos atávicos
y religiosos, pero no deben de ser más que un contrachapado superficial
de una cosmovisión profundamente laica. Paradójicamente,
desde su defensa de una cultura laica, Savater también se plantea
la necesidad de establecer algo sagrado para "no caer en el riesgo
de convertirnos todos en meros objetos", algo sagrado como la dignidad
humana. No obstante subrayó su total desacuerdo con aquellos
pensadores españoles que están "difuminando"
los límites que separan lo laico de lo religioso.
Desmarcándose
de las teorías propugnadas por Samuel Huntington, Savater señala
que esta confrontación, en cualquier caso, no supone un choque
de civilizaciones sino un choque de interpretaciones políticas,
un pulso entre la opción de reforzar los aspectos laicos o los
religiosos. En palabras del coordinador de la publicación Claves
de razón práctica no hay un choque de civilizaciones
porque sólo hay una civilización.
|