siguenos en:

Síguenos en FecebookSíguenos en Twitter

 

Inicio arrow La deshumanización del mundo arrow Resúmenes de las intervenciones en el Seminario III de La deshumanización del mundo
Resúmenes de las intervenciones en el Seminario III de La deshumanización del mundo

Seminario III de La deshumanización del mundoEn su intento de abordar con rigor y desde una óptica multidisciplinar la profunda crisis del humanismo en la sociedad contemporánea, el ciclo La deshumanización del mundo se ha planteado la necesidad de reflexionar sobre el concepto de lo viviente en un momento histórico en el que las investigaciones genéticas están avivando el debate en torno a la singularidad de lo humano. Con la participación de Francisco J. Ayala, Alberto Cordero y Gerhard Vollmer, este encuentro se presentó en Sevilla de la mano del V Congreso Internacional de Ontología (celebrado en Donostia-San Sebastián entre el 2 y el 7 de octubre de 2002 con el título de "Homología genética y singularidad humana: estado de la cuestión").

 

Francisco J. AyalaLa capacidad de transmisión de información intergeneracional que permite la herencia cultural ha sido mucho más determinante en la evolución del ser humano que el desarrollo estrictamente biológico. Para Francisco J. Ayala, Doctor Honoris Causa en diversas universidades españolas y europeas, la herencia cultural debe concebirse como un eficaz método de adaptación al ambiente que nos permite sobrevivir en entornos que no nos son propicios, distingue al ser humano del resto de las especies animales y promueve una serie de atributos específicos y exclusivos como la ética o el sentimiento religioso. La evolución de los primates es un proceso muy complejo que está determinado por muchos factores. "Un árbol con muchas ramas", en palabras de Francisco J. Ayala, en el que podemos encontrar una línea evolutiva que lleva de los chimpancés a los seres humanos y que comenzó a fraguarse hace 6 u 8 millones de años.


Alberto CorderoLos bestiarios medievales ponen de manifiesto categorías de pensamiento muy distintas a las actuales y presentan una visión del mundo bastante alejada de la que promueve la cultura científica contemporánea. "Pero su análisis, señaló Alberto Cordero durante su intervención en la tercera fase del ciclo de conferencias La deshumanización del mundo, puede arrojar mucha luz en el debate sobre el realismo y lo real en la ciencia moderna". El bestiario latino es un género que se originó con el Physiologus de Alejandría (siglo II d. de J.C.) que se retomó en el siglo VIII, fue objeto de varias ampliaciones a lo largo de la Edad Media y tuvo sus últimas versiones en los siglos XVI y XVII. En sus primeras ediciones recogían la fauna propia de Oriente Medio y de los países de la cuenca mediterránea, pero ya en los siglos XII y XIII comenzaron a incorporar referencias a "bestias" del centro y norte de Europa. De este modo se pasó de las cincuenta criaturas recogidas en el documento original a las más de un centenar que aparecían en las últimas ediciones.


Gerhard Vollmer¿Cómo podemos conocer el mundo? ¿Cuáles son las razones por las que nuestros ojos (o nuestros oídos, o nuestra capacidad de sentir) encajan en determinados umbrales del espacio electromagnético y sin embargo, no pueden operar en otros? ¿Cómo funcionan los mecanismos de la cognición que nos permiten aprender de la experiencia y adaptarnos a las necesidades del medio? ¿Por qué conocemos el mundo mejor que el resto de las especies animales? O por el contrario, ¿por qué a pesar de tantos esfuerzos sigue y seguirá siendo tan imperfecta nuestra percepción del entorno? En su doble condición de filósofo y hombre de ciencias, Gerhard Vollmer se planteó estas y otras preguntas durante la conferencia que cerró la tercera fase del ciclo La deshumanización del mundo que se ha celebrado en la sede de La Cartuja (Sevilla) de la Universidad Internacional de Andalucía entre el 4 y 7 de octubre de 2002. Para Gerhard Vollmer hay una cuestión fundamental que se puede deducir de todas estas preguntas y de sus posibles respuestas: los seres humanos no somos perfectos (y nunca lo seremos), pero podemos aprender muchas más cosas de las que ya sabemos si adiestramos (educamos) el cerebro para que siga explorando los recovecos de nuestra percepción y concepción del mundo.