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Pablo Lazo: Ensamblado en México
Pablo Lazo

Iniciado hace dos años, Ensamblado en México es un proyecto en proceso del arquitecto Pablo Lazo sobre una actividad de urbanismo informal que existe en todo el área metropolitana del valle de México (y en otros muchos puntos del país latinoamericano) desde hace más de 500 años: la venta y el intercambio de productos en la vía pública. Durante su intervención en el seminario De lo mismo a lo de siempre, Pablo Lazo, que actualmente trabaja en la oficina de arquitectura y urbanismo de Arup (Londres), advirtió que hay que tener en cuenta tres aspectos para entender el contexto teórico en el que se sitúa Ensamblado en México. En primer lugar, frente a la idea postulada y promovida desde el racionalismo moderno de que la arquitectura urbana se debe dividir por usos y que la "calle" debe protegerse de cualquier actividad que no tenga relación con su utilización como infraestructura, Pablo Lazo se decanta por los planteamientos de Bernard Tschumi y otros autores de la década de los 60 que reformularon el concepto de función al concebirlo como un "programa evento".

En este sentido, en Ensamblado en México, Pablo Lazo pretende mostrar espacios urbanos (como los llamados mercados sobre ruedas) que sólo pueden ser entendidos como un evento temporal. En segundo lugar, el proyecto de Lazo conecta con la revisión urbanística posmoderna (desarrollada por autores como Marc Augé) que plantea que tras la II Guerra Mundial no es posible definir la ciudad en términos espaciales, con fronteras precisas que separan lo urbano de lo rural y la posibilidad de aplicar acciones de planificación que frenen la expansión descontrolada. Según la revisión urbanística posmoderna, la ciudad contemporánea es fluida y difusa y para ser entendida en toda su complejidad es necesario ir más allá de los criterios espaciales y geográficos y utilizar categorías simbólicas y socio-políticas. En tercer y último lugar, Pablo Lazo señala que el término ensamblar es el más adecuado para referirse a estos modos de apropiación del espacio público a través del mercadeo, ya que se trata de una práctica que fusiona la toma física de un territorio con la manipulación y transformación subjetiva de una determinada realidad urbana.

Pablo LazoEn México D.F. hay tres focos fijos de mercadeo y abastecimiento de materias primas. Dos de ellos, los más pequeños, se encuentran muy cerca del centro histórico y su origen data de antes de la llegada de los españoles, mientras el mayor (situado algo más lejos) fue creado en la década de los 70. Estos focos conviven con otras numerosas prácticas de mercadeo, entre las que destacan los más de 500 mercados temporales (conocidos como mercados sobre ruedas) que surgieron hace unos treinta años a partir de una iniciativa pública cuyo objetivo era llevar productos y mercancías a precios asequibles (sobre todo por la ausencia de intermediarios) a una población creciente que iba alejándose cada vez más del casco urbano. Estos mercados sobre rueda (originalmente llamados así por su aparición temporal en una localización específica) funcionan cíclicamente y se van desplazando por los distintos barrios de la extensa área metropolitana de México D.F.

Ensamblado en México trata de hacer un mapeo de dichos mercados, partiendo de la idea de que se caracterizan no sólo por su movilidad y temporalidad, sino también por su gran pragmatismo y su adecuación a la cultura urbana mexicana (y en general a la de toda América Latina). Al margen de que su arquitectura no pueda ser considerada bonita o equilibrada (al menos, desde el punto de vista del urbanismo moderno), lo que parece indudable es que a los mercados sobre ruedas no les sobra nada, porque están construido con un pragmatismo casi perfecto ("algo aplicable, matizó Pablo Lazo, al resto de las arquitecturas de mercadeo que se apropian del espacio público como las cajas-loncherías o las pequeñas torterías y taquerías que se adhieren a edificios ya existentes"). Por todo ello, Ensamblado en México concibe los mercados sobre ruedas como una compleja manifestación cultural que puede ser estudiada desde un punto de vista urbanístico y arquitectónico. "De hecho, precisó Pablo Lazo, uno de los objetivos de este proyecto es publicar una especie de guía turística alternativa en la que estos mercados sirvan para moverse y orientarse por la capital mexicana, ofreciendo una visión menos rígida de la compleja cultura urbana de esta megalópolis que la que suelen presentar las guías oficiales".

En su intervención en la sede de La Cartuja (Sevilla) de la Universidad Internacional de Andalucía, Pablo Lazo describió algunas de las numerosas variantes de "arquitecturas de mercados" que existen en la ciudad de México, desde los mercados populares (de actividad diaria y estructura estable) a los vendedores ambulantes que recorren la ciudad. Una de las modalidades más llamativas de este tipo de apropiación del espacio público se encuentra en el uso de las banquetas (aceras) como elementos urbanos mestizos que muchas veces son utilizados para desarrollar actividades comerciales que benefician a individuos o colectivos específicos. Otro caso representativo son los puestos y comercios ambulantes que aparecen temporalmente, sobre todo en las horas puntas de los días laborables, junto a paradas de metro, camiones y autobuses (zonas de paso por las que transitan numerosos compradores potenciales). Según Pablo Lazo, estos dos ejemplos de microurbanismos mutantes son fenómenos puntuales y locales que, al igual que los mercados sobre ruedas, nos ayudan a comprender y aprehender la compleja realidad urbana de México D.F., y tienen además "conexiones espacio-tiempo que definen la idea de apropiación colectiva inherente a la tradición cultural de Latinoamérica".

Desde este punto de partida el proyecto Ensamblado en México tiene previsto estudiar 80 casos de mercados sobre ruedas a través de un enfoque metodológico que incluye informes estadísticos (generados a partir de encuestas que se pasan a vendedores, vecinos y usuarios), un detallado mapeo fotográfico, un análisis de sus funciones y objetivos y una exploración de las interrelaciones que establecen con los espacios urbanos en los que se sitúan y con los ciudadanos (vendedores, vecinos y usuarios) que se ven afectados por su presencia.

Mercado sobre ruedasEl enfoque metodológico de Ensamblado en México parte de una matriz que describe los distintos mercados sobre ruedas a partir de tres criterios principales: el primero haría referencia a su forma y estructura; el segundo a su temporalidad (duración y periodicidad) y uso (hay una gran variedad de tipo de consumidores, de diversas edades, niveles de formación y poder adquisitivo); y el tercero a su nivel de contigüidad (como se relaciona con el barrio donde se monta). "Se podría añadir, advirtió Pablo Lazo, un cuarto criterio: la afiliación política, ya que en los últimos años, el mercadeo ambulante ha sido objeto de intensos y polémicos debates públicos y muchos partidos han hecho proselitismo entre los vendedores, quienes, a su vez, tienen que negociar con las instituciones y autoridades para obtener permisos de venta o poder seguir ejerciendo su actividad de modo semi-legal". No hay que olvidar que en la mayor parte de los casos, los puestos suelen estar registrados, sus dueños pagan algunos impuestos (aunque menos que los de los establecimientos fijos) e incluso están sujetos a una cierta vigilancia de inspectores de sanidad y consumo.

En relación a su forma y arquitectura, los mercados sobre ruedas se caracterizan, entre otras cosas, por una extensión que oscila entre los 150 y los 500 metros cuadrados, así como por la utilización de una gran variedad de toldos (muchos de ellos de color rosa) que suelen medir 2,50 x 1,80. Un dato curioso es que en la mayor parte de las ocasiones los mercados sobre ruedas se extiende sobre la calzada, pero no invaden (casi) nunca las banquetas (respetando las entradas al espacio privado).

En cuanto a la distribución socio-económica y espacial de los mercados en el entramado urbano de México D.F., Pablo Lazó señaló que hay una alta concentración en el centro y manchas muy importantes en varias zonas periféricas. No obstante, con independencia del nivel socio-económico de sus habitantes, en casi todos los barrios existen tanto mercados fijos como ambulantes que se suelen situar en torno a las grandes vías de comunicación y a las áreas en las que existen paradas de autobuses y de camiones. "Así, subrayó Pablo Lazo, en barrios tan distintos como Iztapalapa (donde se concentra una gran cantidad de población, predominantemente de clase baja) o La Condesa (más turístico y con una creciente comunidad intelectual y artística) existen mercados de ambos tipos, colocados estratégicamente en nodos de comunicación y zonas de tránsito".

Como ya se ha comentado, uno de los objetivos de Ensamblado en México es desarrollar una guía turística alternativa que ofrezca distintas rutas para recorrer la ciudad latinoamericana a partir de los mercados sobre ruedas. Así, de cada uno de los 80 casos que se han seleccionado, se incluirá una fotografía significativa, un plano de localización y un texto con datos específicos (día que se celebra, productos y mercancías que ofrecen, aproximación histórica,...). Con esta catalogación se pretende abordar una manifestación de la cultura urbana mexicana que se suele obviar en los análisis y estudios oficiales de esta urbe. "En las últimas guías publicadas sobre arquitectura en la ciudad de México de las que tengo referencia, subrayó Pablo Lazo, sólo se incluyen grandes edificios y construcciones y se ignora por completo otros tipos de prácticas urbanísticas".

Imagen de un Mercado sobre ruedasA modo de ejemplo, Pablo Lazo describió tres mercados sobre ruedas típicos de la ciudad, cada uno de los cuales simboliza distintas fórmulas de apropiación del espacio público y representa diversas realidades de la cultura urbana de la capital mexicana. En el barrio de La Condesa (en la bulliciosa Avenida de La Reforma) se ubica uno de los mercados sobre ruedas más emblemáticos de la ciudad, al que acuden no sólo la gente del barrio sino también turistas y gente que trabaja o se desplaza por la zona. Este mercado tiene claramente delimitados sus espacios internos, y mientras en un extremo podemos encontrar una zona sólo con puestos de comida, en el otro se concentran las tiendas que venden lencerías. En la calle que separa la Plaza de toros y el estadio Ciudad de México hay otro mercado sobre ruedas que se diferencia del anterior por una oferta de productos más heterogénea y una distribución espacial bastante menos definida. A su vez, cerca de una zona con oficinas en Colonia Roma (también en el Barrio de La Condesa) ha surgido otro mercado sobre ruedas, en este caso de ámbito más local (la mayor parte de los usuarios son gente del barrio), que está bastante organizado internamente e incluso mantiene una interrelación fluida con algunos establecimientos fijos situados en sus aledaños.

En la recta final de su intervención en el seminario De lo mismo a lo de siempre, Pablo Lazo propuso tres "tácticas arquitectónicas" que pueden reforzar las potencialidades de apropiación y uso del espacio público de estos mercados sobre ruedas. La táctica de los vacíos, consistente en identificar los espacios que quedan sin ocupar entre los distintos puestos y asignarles una función especial (como lugar para la expresión artística, sitio para aparcar bicicletas,...). La táctica de la agilidad que, a través de la creación de una serie de puestos móviles, posibilitaría solucionar los problemas de abastecimientos que se producen en algunos de estos mercados en los que a las horas puntas no pueden entrar vehículos para descargar mercancías (como ocurre en el que está situado entre la Plaza de toros y el estadio Ciudad de México). Y la táctica de los micro-hitos que aboga por crear unos puntos de referencia (temporales o permanentes) que permitan identificar los lugares en los que se celebran e informen sobre sus características específicas (fechas, productos que ofrecen, modos de acceder a ellos,...).