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Resumen de la intervención de a.k.a (Also Known As) Identikit| Resumen de la intervención de a.k.a (Also Known As) Identikit |
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Finalmente, el colectivo Laberinto se redujo a siete personas que empezaron a trabajar en la realización de una serie de vídeos documentales, logrando integrar diferentes enfoques en un proyecto común. Durante la segunda jornada de Divergencias se proyectó uno de estos vídeos, Mil caras, donde a través de un amplio y variado panorama de historias personales, se intenta abordar el fenómeno de la inmigración colombiana en España alejándose de la visión tópica y estereotipada que difunden los medios de comunicación (y que, muchas veces, hasta los mismos colombianos asumen y reproducen). Realizado con medios muy precarios y espíritu amateur ("era la primera vez que utilizábamos una cámara", advirtió María Alejandra Chaparro), Mil caras pretendía dar voz a los protagonistas de este fenómeno migratorio, proponiendo a varias decenas de colombianos que vivían en España que expresaran sus sentimientos, opiniones e impresiones sobre temas como el trabajo, la familia, los problemas para legalizar su situación, la posibilidad de regreso, las costumbres sexuales y gastronómicas, las diferencias paisajísticas, los tópicos que se manejan sobre el país latinoamericano (narcotráfico, violencia,...) o las relaciones que mantenían con la población local. "Nosotros queríamos que hablaran, recordó María Alejandra Chaparro, pero pronto nos dimos cuenta de que ellos también sentían una necesidad urgente de hacerlo, y el modesto cubículo en el que realizábamos la grabación se terminó convirtiendo en una especie de confesionario en el que algunos de los entrevistados contaron auténticas confidencias (infidelidades, sueños, miedos,...) o se pusieron a llorar desconsoládamente". De hecho, Mil caras es sólo una selección de 20 minutos de una grabación de más de 12 horas en las que participaron unos 70 inmigrantes colombianos.
El colectivo Laberinto también intervino en Idensitat. Calaf_Barcelona/01_02, un programa que conjuga estrategias de representación y participación en el espacio público y que, en su segunda edición, se ha desarrollado en dos ciudades de naturaleza, complejidad y densidad muy diferenciadas: Calaf (3.000 habitantes) y Barcelona (más de 3 millones). En el marco de esta convocatoria presentaron Proyecto Laberinto, una propuesta multidisciplinar que trataba de abordar el problema de la inmigración a través de una compleja intervención en el espacio público de Calaf (una localidad en la que casi el 10% de la población es inmigrante). A nivel escénico, el proyecto incluía una serie de instalaciones en la Plaça dels Arbres, auténtico corazón de esta pequeña localidad catalana, que se había convertido en un lugar muy territorializado, en el que cada comunidad (inmigrantes marroquíes, senegaleses, los viejos del pueblo, jóvenes, niños,...) ocupaba un espacio muy delimitado y se relacionaba muy poco con los otros grupos.
Tras su participación en Idensitat. Calaf_Barcelona/01_02, algunos miembros del colectivo Laberinto pusieron en marcha a.k.a. Identikit, un colectivo-proyecto que explora la posibilidad de extender los análisis y planteamientos de las ciencias sociales a nuevos espacios de investigación y acción. Este nuevo proyecto -que aún se encuentra en una primera fase de desarrollo- trata de desenmascarar los dispositivos de control y poder que articulan los mecanismos jurídicos y simbólicos desde los que se conforma la identidad oficial (o identidades oficiales) de los individuos. Para ello, a.k.a. Identikit trata de re-significar el documento que certifica nuestra condición de ciudadanos legales e informa (de forma aparentemente neutral) de nuestra pertenencia a categorías identitarias específicas (sexo, edad, nacionalidad,...): esto es, el carné de identidad, pasaporte o visado. "Hay que tener en cuenta, precisó Luis Noriega, que el carné de identidad tiene un origen judicial: no nació para identificarnos, sino para evitar que dejásemos de ser lo que somos". Desde este punto de partida, a.k.a. Identikit está trabajando en la creación de una máquina expendedora de identidades (al estilo de las que dispensa refrescos o tabaco) que se ubicaría en distintos espacios públicos para que cualquier persona pudiera obtener, al azar y gratuitamente, una nueva historia personal. "El objetivo final de este proyecto, indicó Luis Noriega, es subrayar que cualquier identidad está determinada por elementos azarosos, como los que se pueden conseguir a través de nuestras máquinas expendedoras". |

a.k.a. Identikit es el nombre actual de un colectivo
de creadores/investigadores colombianos afincados en Barcelona (España)
que está continuamente transformándose en función
de los proyectos en los que se implica. En estos momentos el equipo de
a.k.a. Identikit lo componen María Alejandra Chaparro, Diana Arias
y Luis Noriega que están desarrollando un proyecto sobre el tema
de la identidad a partir de su expresión aparentemente más
prosaica: el carné de identidad. Los orígenes de a.k.a. Identikit se remontan al
trabajo realizado por el colectivo Laberinto, un numeroso y ecléctico
equipo multidisciplinar (en su fase inicial, unos 30 miembros entre los
que se incluían escritores, artistas, arquitectos, antropólogos,
diseñadores,...) que pretendía llevar a cabo proyectos de
intervención en el espacio público. "Pero con tantos
integrantes, recordó María Alejandra Chaparro, que además
partían de planteamientos metodológicos y teóricos
muy diferentes, se terminó generando un cierto caos organizativo
hasta el punto de que, en poco tiempo, las propuestas del colectivo parecían
más una suma de obras individuales que el resultado de un trabajo
de colaboración multidisciplinar".
En el marco de Divergencias, a.k.a. Identikit
también presentó otro proyecto audiovisual vinculado al
colectivo Laberinto: Singladuras, un documental dirigido por Lucas
Maldonado, Óscar de Gispert (ambos cineastas) y Diana Arias (antropóloga),
fotografiado por Takuro Takeuchi, montado por José María
Lorenzo y producido por Grup Media Art. Siguiendo los desplazamientos
de cinco personas por distintas zonas de Barcelona, Singladuras
explora la movilidad de los inmigrantes en los circuitos urbanos contemporáneos,
así como los mecanismos de uso y apropiación del espacio
público que utilizan. A través de sus pasos, miradas, gestos,
comentarios y conversaciones, vamos conociendo algunos datos de su vida
actual, de su pasado y de sus proyectos de futuro. Pero más allá
de su origen geográfico y de su identidad socio-cultural, lo que
interesa son sus historias y experiencias personales, sus percepciones
de los entornos urbanos (físicos y simbólicos) que habitan.
Los vemos ir en coche, metro, autobús, bici o andando; escuchamos
sus reflexiones sobre los prejuicios con los extranjeros, el trabajo o
la familia; los acompañamos a comprar comida, a beber café,
a cantar, a llamar por teléfono o a echar una quiniela; conocemos
sus primeros recuerdos de Barcelona o su deseo de regresar algún
día a su país;... "Singladuras, señaló
Diana Arias, es un intento de impugnar los rígidos discursos identitarios
sobre los inmigrantes, porque detrás de las cifras sobre la inmigración,
siempre hay nombres propios e historias reales".
Asumiendo que la intervención podría percibirse,
sobre todo al principio, como una invasión (uno de los tópicos
que se le atribuye a la inmigración), se alteró sustancialmente
la distribución espacial de la plaza, desplegando una enorme lona
con imágenes y textos en los que se presentaban distintos temas
vinculados con los fenómenos migratorios. La idea era llevar al
espacio público las distintas voces de la inmigración y
para ello se realizaron una serie de acciones (proyección de los
documentales Mil caras y Singladuras, degustación
de café colombiano,...) con las que se logró activar la
participación de muchos usuarios de la plaza y la conversión
de este espacio público en un lugar de encuentro entre las distintas
comunidades. También se organizó un taller dirigido a los
niños -un grupo que está viviendo muy de cerca la transformación
de Calaf en una sociedad multicultural- a los que se les propuso un recorrido
por las plazas de esta localidad catalana durante el cual aprendieron
(y, en algunos casos, enseñaron) juegos de los cinco continentes.