Dirigido
por Juan Luis Moraza, (a-S) arte y saber se puso en marcha a
mediados de 2002 con la creación de un núcleo básico de investigación
integrado por el propio Moraza y los profesores Juan Martín Prada y
José Luis Brea, autores de numerosos artículos y ensayos sobre teoría
del arte contemporáneo. La idea es que (a-S) arte y saber se
configure como un proyecto procesual, abierto en el tiempo y desarrollado
a modo de retícula, que permita la incorporación de departamentos universitarios
y de nuevos agentes (colectivos e individuales) para generar un conjunto
de informes públicos que puedan impulsar futuras acciones e investigaciones.
La celebración de este seminario/ciclo de conferencias dentro del programa
de UNIA arteypensamiento supone la primera presentación pública del
proyecto.
(a-S) arte y saber es un proyecto que surge con
la intención de debatir y analizar el estado actual del sistema
del arte, afectado por una profunda crisis de legitimidad (perceptual,
emocional y conceptual) que nos obliga a re-pensar su función social,
sus formatos expresivos y los objetivos (culturales, sociales, políticos
y económicos) que persigue. El proyecto parte de una preocupación
compartida entre una serie de autores vinculados al mundo académico
y Arteleku-Diputación Foral de Gipuzkoa, un centro concebido como
una plataforma para la reflexión en torno al arte y la cultura
contemporánea que en su fundación hace más de tres
lustros aplicó modelos deudores del ideario de la modernidad, donde
la creación estética se apoya en la figura del creador individual
y en la idea del objeto como elemento articulador de todo el proceso artístico.
Unos modelos que desde muy pronto se revelaron como insuficientes para
encarar con rigurosidad y flexibilidad las nuevas cuestiones y problemáticas
que se plantean en un mundo marcado por el advenimiento de las nuevas
tecnologías y la creciente mercantilización y estetización
del imaginario social.
A partir de la idea heredada de la tradición de
la modernidad filosófica de que la creación artística
no se agota en la producción material, sino que activa un complejo
entramado de elementos textuales, intelectuales y afectivos, (a-S)
arte y saber se plantea el reto (no siempre complaciente) de pensar
las razones y consecuencias de los cambios que se están generando
en la producción, gestión, mediación y recepción
del arte en las sociedades contemporáneas. Desde una perspectiva antropológica, la cultura
se puede definir como un fenómeno de transmisión de información
por procedimientos no genéticos. Esto es, como el resultado de
una serie de procesos cognitivos que se van transmitiendo por vías
conductuales y artificiales de generación en generación.
La experiencia del arte sería un caso particular de este tipo de
procesos de transmisión de información por medios no genéticos.
"Aunque los últimos avances en biología relativizan
esta definición antropológica, apuntó Juan Luis Moraza,
es una idea muy útil para abordar el tema de este seminario, pues
nos enfrenta a la existencia en el ser humano (un animal cultural) de
un depósito de información (actos lingüísticos,
sistemas de representación, actitudes conductuales,...) cuyo objetivo
es provocar efectos en los demás, y regenerar la cultura y las
sociedades humanas mediante formas y contenidos que se suponen valiosos".
Profesor de Filosofía de la Universidad de Rouen
y autor de libros como La Crise de l'art contemporain, Utopie, democratie
et comédie (1997) o L'art à l'état gazeux,
essai sur le triomphe de l'esthétique (2003), Yves Michaud
estructuró su intervención en la segunda jornada de (a-S)
arte y saber en cuatro fases independientes pero interconectadas.
Primero explicó las razones por las que considera que la mayor
parte de la producción artística contemporánea es
conformista, bienpensante y políticamente inofensiva, incluso aquellas
propuestas que conscientemente articulan planteamientos discursivos provocadores
y radicales. Después analizó desde una perspectiva filosófica
nociones como trasgresión, caos o norma. En tercer lugar abordó
una serie de prácticas marginales y muy minoritarias que ya sea
a través de la performance o de lo que se conoce como arte
bio-tecnológico, logran traspasar las fronteras de lo social y
políticamente aceptable, con propuestas agresivas e impactantes
que flirtean con el mal y generan un cortocircuito en los espectadores
(incluso en los más habituados a los "excesos" del arte
contemporáneo) que no saben cómo reaccionar ante ellas.
Finalmente se preguntó por los motivos que hay detrás de
estas prácticas trasgresoras -que en muchos casos incluso bordean
el terreno de lo delictivo y de la auto-aniquilación- y reflexionó
sobre la dimensión luciferiana (demoniaca) presente de un modo
transversal en toda la historia del arte.
Durante su intervención en la tercera jornada
de (a-S) arte y saber, Sarat Maharaj, que ha formado parte del
grupo de comisarios de Documenta XI (Kassel, 2002), abordó la posibilidad
de considerar las artes visuales como una modalidad de producción
de saberes que no puede equipararse al conocimiento que proporcionan los
modelos lógico-matemático y proposicionales de las llamadas
ciencias exactas. Desde una perspectiva crítica con la metodología
didáctica que se aplica actualmente en las facultades de arte,
Sarat Maharaj cree que existen tres factores que hay que tener en cuenta
a la hora de explorar el tipo de conocimiento y aprendizaje que se desarrolla
en torno a la producción y recepción de prácticas
artísticas visuales.
Los historiadores del arte siempre tratan de diferenciar
entre lo que una obra de arte expresa por sí misma (sus propiedades
intrínsecas) y las intenciones que tuvo el artista a la hora de
realizarla. Joseph Kosuth, que desde los años 60 explora la relación
del lenguaje con el arte, considera que ese planteamiento explica el principal
motivo de desencuentro entre los artistas contemporáneos y los
historiadores, ya que mientras la mayor parte de los primeros han cuestionado
la primacía del objeto en su propuesta creativa, los segundos siguen
aferrándose al mismo para desarrollar su trabajo. Según
Kosuth el arte conceptual -que en el último tercio del sigo XX
ha profundizado en la brecha abierta por las primeras vanguardias entre
artistas e historiadores- trabaja con significados, no con formas, colores
o materiales. "Por ello, aseguró Joseph Kosuth durante su
intervención en la cuarta jornada de (a-S) arte y saber,
cualquier cosa (material o inmaterial) puede ser empleada por el artista,
siempre teniendo en cuenta que tanto la forma como la presentación
son sólo vehículos para la trasmisión de una idea".
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