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Fricciones: la realidad funciona igual que la ficción



Roberto Bolano. Foto de Lautaro Bolano

Como proponía Roberto Bolaño, una ficción radical como única manera de enfrentarse a lo real. Muchas son las maneras de acercarse a esa sentencia que dice que lo "real" funciona del mismo modo que lo "ficticio". Básicamente se trata de una observación de las operaciones que relacionan al lenguaje con el mundo.

¿Y no es el lenguaje el que funda el mundo? ¿Deben atenerse sus representaciones a una pobre visión "científica" de lo que acontece? ¿Y no es la ciencia moderna la que ha liberado nuestra visión "lógica" del mundo en una explosión sin precedentes desde que el logos se impuso al mito?

Algunas de las llamadas de los artistas a la "fusión" entre arte y vida no anuncian más que una violenta entrada de la ficción en lo real. Esta "fisión" a menudo produce fricciones. Muchas y muy variadas son las injerencias de la ficción en el mundo: el recuerdo de los sueños, la reacción iconoclasta, los proyectos utópicos, el delirio mental. Un mundo recorrido por fantasmas. El delirio semiológico de una escritura como la de Raymond Roussel, ¿es capaz de fundar un mundo?

¿Acaso no estamos asistiendo a ello, cuando la primera economía del planeta es aquella industria que tiene a la ficción como materia prima de sus productos? Entonces, ¿se trataría del combate de unas ficciones con otras ficciones? Merece la pena reproducir aquí el cuento La Fe y las Montañas de Augusto Monterroso:

"Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las resolvía. La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe."

Declarar como ficción absoluta lo que uno escribe garantiza ya la limpieza del combate. Y seguimos preguntándonos, ¿pero es que existe alguna diferencia entre las ficciones y la realidad? ¿No te hace sangrar igual un puñetazo en la nariz, venga el golpe de donde venga? Ambas, la realidad y la ficción, ¿no son causa de risa?

Pero, a lo mejor, de lo que deberíamos estar dialogando es de modelo de ficciones, no de su esencia sino de sus diversas representaciones. Hablando de cómo la radicalización de la ficción sea quizás la única vía de proponer acercamientos críticos al mundo, Enrique Vila-Matas nos facilita el camino con la cita de Juan José Saer: "La verdad no es necesariamente lo contrario de la ficción".

Se trata de proponer diálogos sobre la ficción, conversaciones que persiguen las fricciones del discurso, coloquios entre Bernardo Atxaga y Enrique Vila-Matas, entre Juan Bonilla y Justo Navarro. Y para centrar el tema, el discurso que vamos a tratar, proyectaremos Entrevista a W. G. Sebald, una conversación con el escritor alemán en torno a los temas de la realidad y la ficción, la novela y la autobiografía, grabado por la televisión holandesa poco antes de su muerte, acaecida en diciembre de 2001, después de que un infarto hiciera que su coche se fuese a estrellar contra un camión.



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