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Construyendo redes y movimiento en el Estrecho. Herramientas de cooperación y comunicación. Construir territorios atravesando la frontera. [Participantes: J. J. Téllez, Wiam Mohad, Sofía Segura, Fathia Yakoubi, Indymedia Estrecho y Nadia Ben Selám] |
En la cuarta y última mesa redonda de Transacciones/Fadaiat, el periodista algecireño Juan José Téllez señaló que los movimientos sociales deberían intentar aprovechar el potencial de los grandes medios y huir de ciertos planteamientos esquemáticos y reduccionistas que rechazan de plano cualquier contacto con la "prensa corporativa". Posteriormente, Wiam Mohad explicó las características del nuevo código de la familia de Marruecos, antes conocido como la Moudawana, que entró en vigor en febrero de 2004, y Fathia Yakoubi (del Forum des Femmes de Larache) habló del movimiento asociativo en el país magrebí que en la última década ha experimentado un desarrollo muy significativo. Por su parte, Sofía Segura (de Mujeres de Negro de Sevilla) reflexionó sobre el tema de la mujer dentro de los movimientos migratorios, partiendo, entre otras cosas, de su experiencia en el encierro de inmigrantes en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) durante el verano de 2002. Tras ella, dos miembros del nodo de Canarias de Indymedia Estrecho explicaron los objetivos de este proyecto web de información antagonista, y la periodista marroquí Nadia Ben Selám, analizó la opinión de una serie de intelectuales marroquíes y españoles sobre los posibles efectos (a corto, medio y largo plazo) de los atentados del 11-M en la situación de los inmigrantes magrebíes en España.
Juan José Téllez (periodista y autor del libro Moros en la costa) "En la década de los 80, recordó Juan José Téllez durante su intervención en Transacciones/fadaiat, en el puerto de Algeciras se formaban unas concentraciones masivas y caóticas donde se hacinaban millares de inmigrantes que vivían y trabajaban en Europa y durante el verano querían pasar (o habían pasado) unos días en Marruecos". Sólo cuando algunos medios de comunicación comenzaron a denunciar las condiciones pésimas y el trato vejatorio que estaban sufriendo estos inmigrantes, las autoridades dotaron de más medios y personal el paso fronterizo de Algeciras. "Es decir, subrayó Téllez, los medios de comunicación pueden ser muy útiles para dar visibilidad a ciertas problemáticas y contribuir a su solución". Por ello el autor de Moros en la costa cree que los movimientos sociales deberían intentar aprovechar el potencial de los grandes medios y huir de ciertos planteamientos esquemáticos y reduccionistas que rechazan de plano cualquier contacto con la "prensa corporativa y manipuladora". No hay que olvidar que el periodismo es una de las profesiones donde está más generalizada (incluso asumida como un mal inevitable) la precariedad laboral: temporalidad, contratos leoninos, prácticas sin remunerar, extensas jornadas laborales, flexibilidad y disponibilidad horaria absoluta... Paradójicamente, muchas veces, los mismos redactores que están sometidos a esa precariedad, tienen que hablar de las injusticias que sufren otros trabajadores. Ciertamente, muchos periodistas, cuando abordan el tema de la inmigración, caen en peligrosos tópicos y lugares comunes (hablan de avalancha, insisten en el origen étnico -que no es un elemento noticioso- de un maltratador o de un delincuente común...). Pero según Juan José Téllez, en la mayoría de los casos, lo hacen de forma inconsciente, más por inercia y por la propia dinámica de la información de actualidad (falta de especialización, ritmo vertiginoso...) que por mala intención. La sobresaturación informativa (que impide un análisis riguroso y reflexivo de las noticias), la búsqueda permanente de la novedad (que no permite hacer un seguimiento profundo de determinadas informaciones) y la creciente mediación de agencias y gabinetes de prensas (que reproducen la interpretación interesada de la realidad que difunden las fuentes oficiales), hace que, a día de hoy, los medios periodísticos convencionales sólo pueden ser una herramienta útil para la transformación social en ocasiones puntuales. En este sentido, Téllez confía en que ese papel transformador lo puedan asumir los medios contrainformativos y antagonistas que se han multiplicado en los últimos años gracias a la expansión de Internet. "Desde luego, reconoció Juan José Téllez, a los dueños de los grandes grupos mediáticos no les gustan los inmigrantes, entre otras cosas, porque no compran periódicos". Por su parte, los medios públicos suelen ocuparse del tema de la inmigración (que generalmente cubren de una manera superficial o meramente emotiva) más por una cuestión de imagen que por un interés real. A juicio de Juan José Téllez hay que reclamar que la información sobre la inmigración salga de los programas especializados (pues es un tema de interés general) y de la sección de sucesos; y al mismo tiempo exigir que los medios de comunicación conserven su función original de servicio público (y no se transformen en meros negocios). "Sólo así, advirtió Juan José Téllez, podremos evitar que la consigna periodística que aparecía en una de las historietas de Lucky Luke se convierta en un lema fonéticamente muy parecido pero ideológicamente mucho más pernicioso: dependientes siempre, imparciales nunca".
Wiam Mohad (Fadaiat Tánger) Tras la reforma de la Moudawana de febrero de 2004, la edad de matrimonio de la mujer se eleva de los 15 hasta los 18 años y ya no se considera que el hombre sea el único jefe de la familia (se supone que esa responsabilidad recae a partes iguales en la esposa y en el marido). A su vez, las mujeres tienen derecho a casarse sin el permiso de su padre y desaparece el artículo de la antigua Moudawana por el que la esposa estaba obligada a guardar obediencia a su marido. A pesar de estos cambios, se mantienen algunas leyes que, en palabras de Wiam Mohad, son "indignantes y degradantes para la mujer". Por ejemplo, la poligamia masculina sigue siendo legal; a los hijos de un matrimonio entre una marroquí y un extranjero se les niega la nacionalidad; y el marido puede repudiar a su esposa mientras a la mujer se le continúa negando ese derecho. En este último punto, Wiam Mohad aclaró que se ha introducido una pequeña modificación con respecto al código anterior, ya que existe la posibilidad de que la mujer incorpore una cláusula en el contrato de matrimonio que le posibilita legalmente pedir el divorcio. El problema, según Mohad, es que la mayoría de las mujeres marroquíes han sido educadas para ser pasivas, sumisas y obedientes y firman los contratos matrimoniales sin ni siquiera leerlos. "En definitiva, señaló Wiam Mohad, aunque ha habido importantes cambios en el código de la familia, las mujeres en Marruecos siguen sufriendo marginalización, explotación, acoso, violencia conyugal y otras muchas atrocidades". Además, es muy difícil lograr que se movilicen, pues la principal preocupación de la mayor parte de ellas (que en muchos casos trabajan dentro y fuera de la casa) es poder mantener a sus hijos. En este sentido, a Mohad le parecen muy interesantes iniciativas como las de una asociación de Tánger que está organizando un programa de alfabetización jurídica para que las mujeres conozcan cuáles son sus derechos. "En cualquier caso, aseguró Wiam Mohad en la fase final de su intervención en Transacciones/fadaiat, cada vez hay más presencia femenina en la vida política, social y cultural marroquí, y ya se está comenzando a re-pensar el papel que tradicionalmente ha desempeñado la mujer en nuestra sociedad, como ha demostrado recientemente el éxito cosechado por la polémica película Ojos secos (de Narjis Nejjar), un largometraje sobre la prostitución en una aldea de la región de Beni Mellal (en el Medio Atlas)".
Sofía Segura (Mujeres de Negro y Red Dos Orillas) No obstante, a lo largo de estos años han surgido una serie de problemas que han impedido mantener una colaboración más continua y abierta. Problemas derivados, por un lado, de la propia estructura organizativa de la Red Dos Orillas, que integra grupos con intereses y sensibilidades muy diferentes (lo que favorece la dispersión) y requiere la dedicación continua de muchas personas para asegurar su funcionamiento. Y por otro lado, de los diferentes grados de confianza e implicación en el proyecto que han mostrado los movimientos asociativos de mujeres de ambos países. "Allí son muchas, explicó Sofía Segura, están deseosas de hacer y esperan correspondencia en la misma medida; aquí el movimiento asociativo de mujeres se encuentra en otra dinámica (...) hay receptividad para escuchar pero delegan todo el trabajo en Mujeres de Negro. Y nosotras no llegamos a tanto trabajo abierto en tantos frentes distintos". En cualquier caso, los lazos están creados y hacen posible que en situaciones de urgencia la colaboración sea ágil e inmediata (como ocurrió durante el último terremoto de Alhucemas). Partiendo de la experiencia que tuvieron en el encierro de inmigrantes en la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) durante el verano de 2002, Mujeres de Negro ha reflexionado sobre el tema de la mujer dentro de los movimientos migratorios. En el último Encuentro Internacional que celebró este colectivo en agosto de 2003 en Marina di Massa (Italia), organizaron un taller en el que analizaron cómo la política patriarcal militarista occidental hacia las poblaciones inmigrantes y los propios "venenos patriarcales" que perviven en los movimientos de solidaridad y en las fuerzas antagonistas, influyeron decisivamente en el origen, desarrollo y desenlace de este encierro. En este sentido, Mujeres de Negro piensa que la resistencia contra la política oficial de la inmigración tiene que partir de una desintoxicación previa de los valores patriarcales que, a día de hoy, siguen condicionando la vida íntima, social, cultural y política de los ciudadanos de los países occidentales. En el taller de Marina di Massa participaron algunas inmigrantes que comentaron la soledad e impotencia que sienten ante la nula atención que les prestan no sólo las organizaciones institucionales y asistenciales, sino también los mismos movimientos de mujeres. "Tras aquel encuentro, subrayó Sofía Segura, nos dimos cuenta de que las mujeres necesitamos seguir hablando mucho de este tema y buscar una alternativa propia, una voz diferente que cuestione la injusticia y la violencia que ejerce la sociedad patriarcal occidental sobre los y las inmigrantes pobres". En el transcurso del taller surgieron algunas propuestas muy interesantes -como el proyecto del colectivo gaditano "Mujeres por la Interculturalidad" de hacer una encuesta planteando a la ciudadanía "100 razones para decir sí a la inmigración"- y se constató la necesidad que había de trabajar con las mujeres inmigrantes para poder construir un discurso común que no se base exclusivamente en especulaciones teóricas. Para Mujeres de Negro, los valores patriarcales no sólo se manifiestan en los procesos de discriminación contra las mujeres, sino que también determinan la política oficial sobre la inmigración e incluso la estructura organizativa y metodológica de los movimientos sociales. Según Sofía Segura, el modelo de desarrollo político, económico, sociocultural, científico y tecnológico que promueven las sociedades modernas occidentales se basa en un régimen de pensamiento patriarcal. A su juicio, esa raíz patriarcal del sistema capitalista se articula en torno a tres ejes fundamentales: la supremacía del hombre blanco occidental (basada en la construcción excluyente del "otro"); la voluntad de dominio sobre la naturaleza (que se sustenta en una confianza absoluta en la racionalidad y en el progreso lineal de la historia y de la ciencia); y la voluntad de conquista territorial (que está en el origen de los ejércitos y de la militarización de las sociedades). Según Sofía Segura, las propias personas y asociaciones que luchan contra la opresión y la injusticia siguen condicionadas por esos principios patriarcales, especialmente por la idea de la supremacía del hombre blanco occidental (que se materializa a través de una política de exclusión que llega a legitimar la negación e instrumentalización del "otro"). Por ejemplo, en la mayoría de las acciones y movilizaciones en favor de los derechos de los inmigrantes, se obvia (o, en el mejor de los casos, se minimiza) la necesidad que éstos tienen de auto-organizarse y de participar activamente en la toma de decisiones. "Y sin el reconocimiento práctico de esas necesidades, señaló Sofía Segura, seguirán existiendo con fuerza las condiciones que están en el origen de la xenofobia".
Fathia Yakoubi (Forum des Femmes de Larache y Red Dos Orillas) El Forum de Femmes de Larache se creó en el año 2000 con activistas procedentes de diversos colectivos sindicales y de defensa de los derechos humanos. Desde su puesta en marcha, esta asociación ha colaborado con otros grupos feministas tanto del norte y sur de Marruecos como del Estado español. En este sentido, se ha involucrado activamente en las comisiones de trabajo sobre mujeres de los encuentros de la Red Dos Orillas y ha iniciado un proyecto de colaboración con organizaciones feministas de Madrid con las que, entre otras cosas, ha realizado un estudio para analizar las similitudes y diferencias de la situación de las mujeres a ambos lados del Estrecho de Gibraltar. A su vez, el Forum de Femmes de Larache ha organizado diversas acciones conjuntas con numerosas asociaciones feministas del norte de Marruecos (por ejemplo, en torno a los actos de celebración del 8 de marzo). Y en la actualidad está llevando a cabo un proyecto de integración socio-laboral con mujeres de un barrio chabolista de Larache. "Muchas de ellas, advirtió Fathia Yakoubi, son niñas de entre 8 y 16 años que trabajan en sectores laborales muy desregularizados (agricultura, servicio doméstico...) en condiciones de semi-esclavitud". El proyecto está permitiendo que estas mujeres puedan acceder a diversos programas de sensibilización, alfabetización y formación profesional y que, a la vez, conozcan cuáles son sus derechos civiles. No hay que olvidar que en Marruecos persisten tasas muy altas de analfabetismo y desempleo, especialmente entre las mujeres. A juicio de Fathia Yakoubi se trata de un problema de índole político cuya resolución no puede ni debe encomendarse exclusivamente a los movimientos sociales y a las organizaciones de cooperación internacional, sino que requiere la implicación a corto, medio y largo plazo del Estado. "En cualquier caso, subrayó Fathia Yakoubi, hay que evitar una actitud meramente asistencialista y paternalista, porque, en última instancia, la auténtica transformación de la situación de las mujeres en Marruecos no depende ni del gobierno, ni del movimiento asociativo, ni de los partidos políticos, sino de ellas mismas".
Participantes en el proyecto Indymedia Estrecho / Canarias Su objetivo es promover "la comunicación, el conocimiento mutuo, la solidaridad y la acción conjunta entre los movimientos sociales de ambas orillas del Estrecho" y, a la vez, contribuir activamente "en la lucha global por un mundo más libre, más justo y más igualitario". Con una vocación transcontinental y transfronteriza, Indymedia Estrecho no es una organización en sentido estricto, sino un espacio abierto -en el que cualquier persona o asociación está invitada a publicar noticias, análisis, convocatorias y piezas artísticas- que permite difundir informaciones libres, plurales y críticas. Actualmente dispone de una serie de nodos locales (que cuentan con autonomía para organizar su propio espacio): Magreb, Canarias, Granada, Jerez, Málaga y Sevilla.
Nadia Ben Selám (periodista marroquí, colaboradora de Al Alam)
Durante su intervención en la segunda jornada de Transacciones/fadaiat, Ben Selám indicó que todos los entrevistados alabaron el comportamiento pacífico, racional y democrático de la población española tras los atentados, pero ninguno de ellos descarta que en el futuro se puedan producir brotes xenófobos contra los inmigrantes árabes. "La opinión pública española, subrayó Nadia Ben Selám, supo distinguir entre el inmigrante magrebí y el terrorista islamista, quizás porque recordaba que la sociedad marroquí también fue víctima de un atentado muy similar en mayo de 2003". Parece indudable que durante los próximos años, la inmigración ilegal será uno de los principales motivos de conflicto entre ambos países. En cualquier caso, según la mayoría de los entrevistados, no se debe olvidar que por diversos factores geo-políticos, culturales y educativos, en España ha existido siempre un profundo rechazo -más o menos explícito- al inmigrante marroquí (al "moro", al que se concibe como un ser ruin, fanático, falso y pícaro). Y ese sentimiento de rechazo se ha visto reforzado tras los acontecimientos del 11-M. En este sentido, uno de los entrevistados, el profesor Miguel Hernando Larramendi, recordó que históricamente en la sociedad hispana se ha tendido a percibir al musulmán marroquí como el antagonista (y enemigo) del cristiano español. "De hecho, añadió Ben Selám citando a Gema Martín Muñoz, a día de hoy hay en España una inmigración deseada (latinoamericana o procedente de los países del este) y una inmigración indeseada (los magrebíes, en general, y los marroquíes, en particular)". Los entrevistados recordaron que, a pesar de la cercanía geográfica y cultural, la mayor parte de la población española desconoce la historia y la realidad sociopolítica del Marruecos contemporáneo. Una ignorancia que comparten casi todos los intelectuales (en general, mucho más interesados en la historia y la cultura de los países europeos y latinoamericanos) quienes con frecuencia reproducen (voluntaria o involuntariamente) los tópicos más peligrosos sobre los "moros" que continúan arraigados en el imaginario popular español. También entre la clase intelectual marroquí (mayoritariamente afrancesada) persiste una imagen estereotipada de la cultura española, una visión desdeñosa del ciudadano español al que se considera como un ser ordinario y escasamente sofisticado. "Para luchar contra esos tópicos arraigados en los imaginarios de ambos países, precisó Nadia Ben Selám, hace falta desarrollar un trabajo conjunto a medio y largo plazo. Y aunque la tarea es muy complicada, la existencia de proyectos como Transacciones/fadaiat nos permiten mantener un cierto grado de optimismo". |