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Inicio arrow Encuentros Copyleft arrow Resúmenes de las Jornadas Críticas de Propiedad Intelectual de Málaga (9-12 de marzo de 2006) arrow Mesa redonda Con la música a otra parte, con Defunkid, Miguel López Mora, Javier Ojeda y Antonio "Smash". Coordina: Raúl Rodríguez
Mesa redonda Con la música a otra parte, con Defunkid, Miguel López Mora, Javier Ojeda y Antonio "Smash". Coordina: Raúl Rodríguez

De izquierda a derecha: Miguel López Mora, Antonio "Smash", Javier Ojeda y DefunkidEn los últimos años, el desarrollo tecnológico ha introducido cambios sustanciales en el mundo de la producción inmaterial, transformando los procesos de creación, distribución, difusión y recepción de los contenidos culturales. Estos cambios se han notado de forma muy especial en el ámbito de la música, donde han surgido nuevas formas de consumo que ponen en peligro el modelo de negocio impulsado por las grandes compañías discográficas en colaboración con las entidades que gestionan los derechos de autor (con la SGAE al frente) y los principales medios de comunicación. Para analizar estas cuestiones, las Jornadas Críticas de Propiedad Intelectual de Málaga se cerraron con una mesa redonda que contó con la presencia de Miguel López Mora (creador del proyecto musical Digital 21), Antonio "Smash" Rodríguez, (miembro de los Smash, una mítica banda underground sevillana de finales de los años sesenta), Javier Ojeda (vocalista del grupo Danza Invisible) y A. López, Defunkid (músico y responsable de la página web http://www.lamundial.net)

Sobre las descargas de temas musicales con copyright a través de Internet hubo diferentes posturas aunque todos coincidieron en dos puntos: no son la causa, sino más bien un síntoma de la crisis que atraviesa actualmente la industria discográfica; y no tiene sentido criminalizar a los usuarios que recurren a las redes P2P. "Para nosotros", aseguró Defunkid, "que somos un grupo pequeño y poco conocido, las descargas han sido el único medio que hemos tenido para difundir nuestras canciones y gracias a ellas hemos conseguido cosas tan curiosas como que un podcast (especie de programa de radio que se distribuye por Internet) sobre actualidad política en Canadá utilice un tema nuestro en su cabecera".

Imagen de la web "lamundial.net"Defunkid piensa que Internet es, a día de hoy, un escaparate de enorme potencialidad que tiene cualquier grupo para promocionar sus trabajos sin necesidad de recurrir a intermediarios. En este punto de su intervención hizo referencia al fenómeno Artic Monkeys, una banda británica que ha conseguido fama mundial antes de publicar su primer disco gracias a su uso estratégico de la promoción online. "Más allá de que detrás del éxito de este grupo pueda haber intereses empresariales y mediáticos", señaló Defunkid, "creo que este caso demuestra que están surgiendo nuevas vías para difundir y promocionar la música ". En este sentido, Miguel Mora hizo referencia a otro fenómeno que está "revolucionando" el ámbito de la producción musical: la expansión de proyectos como Myspace.com y otras plataformas webs gratuitas que permiten que cualquier usuario sin demasiados conocimientos informáticos pueda difundir sus creaciones (canciones, videos...). "Es una gran herramienta", señaló, "que cada vez utilizan más grupos, tanto músicos que acaban de empezar como autores consagrados".

Admitiendo que la industria discográfica es un "autentico desastre", Javier Ojeda considera que las descargas de canciones a través de Internet son tan beneficiosas como perjudiciales. "Todos", señaló, "en mayor o menor medida, tenemos algo ilegal en nuestro disco duro, si no es un álbum o una canción protegida con copyright, es un programa que nos ha pasado algún amigo". Lo perjudicial, a su juicio, es que las herramientas que permiten la descarga y el intercambio de canciones a través de Internet, ayudan a difundir una especie de lógica del "gratis total" que a medio y largo plazo termina perjudicando a todas las esferas de la industria musical (y no sólo a las grandes discográficas o a los "burócratas" de las entidades que gestionan los derechos de autor). "Porque si te acostumbras a obtener determinados productos siempre de forma gratuita", explicó, "va a ser muy difícil que luego estés dispuesto a pagar. Eso, por ejemplo, ha ocurrido en Andalucía con las actuaciones en directo, pues en los años ochenta y noventa del siglo pasado muchos organismos municipales y provinciales se dedicaron a organizar conciertos de forma gratuita (a cargo, por supuesto del erario público), de modo que la gente se acostumbró a no pagar y ahora cuesta mucho trabajo llenar una sala".

Javier OjedaA todo esto habría que añadir, según el cantante malagueño, que no todos los músicos, ya sea por edad o por temperamento, son capaces de aprovechar las nuevas posibilidades de promoción y difusión que proporciona el desarrollo tecnológico. De este modo, muchos de estos creadores se están viendo obligados a sacar discos muy comerciales para ser aceptados por las grandes compañías discográficas que, a día de hoy, corren muchos menos riesgos que hace veinte o treinta años. "Porque los músicos", añadió Ojeda, "son los primeros afectados por la disminución de los ingresos de las compañías discográficas que sólo buscan el máximo beneficio (la calidad musical y los derechos de los autores no les preocupan lo más mínimo) y que, de un tiempo a esta parte, también han comenzado a asumir funciones de management".

Para Antonio "Smash" uno de los principales problemas que sufre la escena musical nacional deriva de la falta total de apoyo público y privado que históricamente han recibido (y siguen recibiendo) aquellas propuestas que se salen del modelo comercial imperante. A su juicio, la aparición y consolidación de Internet puede contribuir a subsanar esa carencia histórica, "pues es una plataforma que permite hacer llegar lo que haces sin necesidad de intermediario a un público potencial muy amplio". Defunkid comparte con Antonio "Smash" la idea de que en España no se ha potenciado nunca la cultura musical, hasta el punto de que las mejores recopilaciones de flamenco se han realizado en otros países (especialmente en Francia). "Ni los medios de comunicación", aseguró, "ni las instituciones públicas, ni las compañías discográficas han sabido mimar y potenciar lo bueno y sólo han buscado el éxito fácil (que se obtiene muy rápidamente, pero que se agota muy pronto)". A su juicio, esa falta de cultura musical (que impide, por ejemplo, valorar el trabajo artesanal o técnico que hay detrás de cualquier composición o interpretación) es mucho más perjudicial para los músicos que la sensación de "gratis total" que pueden potenciar las redes de intercambio de archivos.

Tanto Javier Ojeda como Miguel Mora piensan que la "piratería" perjudica mucho más a los músicos que a las discográficas que, aunque parezca paradójico, suelen estar relacionadas con las empresas tecnológicas que facilitan las descargas y/o que fabrican las herramientas que permiten la copia de cds y dvds. Miguel Mora cree que el segundo elemento que sale más perjudicado con la generalización de las descargas indiscriminadas y el top manta es el propio público, "pues la sobreabundancia de información no procesada", aseguró, "la facilidad de acceder sin ningún esfuerzo ni implicación personal a decenas de miles de canciones, impide una degustación plena de lo que se escucha". En este sentido piensa que hoy ningún chaval de 15 ó 16 años podrá sentir lo que él sintió cuando, tras varios meses ahorrando, se pudo comprar el álbum Pornography (The Cure, 1982). "Escuché una y otra vez todas las canciones de ese disco sin cansarme", rememoró. Ahora, cualquier persona puede tener la discografía completa de la banda de Robert Smith casi sin esfuerzo, pero con toda probabilidad, antes de que le haya dado tiempo a escuchar una sola vez todas las canciones, se descargará cualquier otra cosa que le haga olvidar a los Cure, entrando en una espiral consumista que le impide profundizar en los matices que hay detrás de cada tema.

Miguel López MoraA juicio de Miguel Mora, "nos guste o no nos guste, valoramos lo que pagamos". Por ello cree que, más allá de que las descargas puedan ser un buen instrumento para conocer lo que hay, es necesario evitar la "relativización del valor" que provoca poder acceder sin esfuerzo a cualquier obra musical. "Pues tenerlo todo", subrayó, "es igual que no tener nada". En su opinión, lo ideal sería que los usuarios de las redes P2P ("entre los que me incluyo", precisó), con independencia de lo que se descarguen o dejen de descargarse, apoyaran económicamente a aquellos grupos o solistas que más les "arrebaten" (comprando sus discos, acudiendo a sus conciertos...). "No se trata de criminalizar a nadie porque se descargue música", señaló Mora, "sino de concienciar a la gente de que, tal y como está hoy la industria musical, la única forma de que sus artistas preferidos puedan seguir componiendo y tocando a nivel profesional, pasa por la venta de discos.

Javier Ojeda y Miguel Mora reconocen que, gracias al desarrollo tecnológico, se han multiplicado las posibilidades de dar a conocer las propias creaciones sin necesidad de recurrir a intermediarios (situándose, por tanto, al margen de la industria discográfica). El problema está, según Ojeda, en que la mayoría de los músicos (sobre todos, los más mayores) sólo son capaces de sobrevivir dentro del engranaje de la industria musical más convencional, pues ese ha sido siempre su modo de ganarse la vida. Y ese conservadurismo metodológico, añadió, "no implica que su propuesta haya dejado de tener interés desde un punto de vista artístico". En este sentido, Javier Ojeda comparte con Miguel Mora la idea de que aunque haya que asumir que el avance tecnológico es irreversible (y que el negocio de la música se está transformando radicalmente), no se puede acabar de golpe con todo lo anterior. "No podemos exigirle a alguien como Cesaria Evora", subrayó el cantante de Danza Invisible, "que cambie su forma de trabajar".

Ya en la fase final de la mesa redonda que cerró las Jornadas Críticas de Propiedad Intelectual de Málaga, Defunkid quiso señalar que, bajo su punto de vista, el hecho de haber conseguido un disco de forma gratuita y sin demasiado esfuerzo, no implica necesariamente que se vaya a valorar menos que si se hubiera comprado. A su juicio, el problema está en la cultura musical previa del receptor que es la que permite discernir y valorar el trabajo/esfuerzo -técnico y creativo- que hay detrás de cualquier disco o canción. "Creo que hay que relativizar", indicó Defunkid, "ese temor al 'gratis total' que supuestamente potencian las redes P2P". Sin duda, muchos de esos chavales que se descargan compulsivamente música por Internet van a quedar atrapados en una lógica consumista que les haga buscar sólo la novedad (y, por tanto, les impida disfrutar pausadamente de lo que escuchan). Pero habrá otros que, un buen día, gracias a las redes P2P descubran, por ejemplo, a un grupo como Smash. "Y a partir de ahí", elucubró Defunkid, "quizás se interesen por esa época de la música española, conozcan a otros grupos, enriquezcan su cultura musical y, finalmente, si se enteran de que Antonio 'Smash' ofrece un concierto en su ciudad, vayan a verle y animen a otros a que lo hagan". Porque cada generación tiene su propia forma de percibir y valorar la música y no tiene sentido caer en alarmas apocalípticas que anuncien el fin de la cultura aplastada por la maquinaria tecnológica.