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Mesa redonda Libros libres: alternativas en edición, con Chon Serrano, Félix Martín y Emmanuel Rodríguez |
Pero, más allá de que el copyleft pueda ser rentable para los editores, lo importante, según Emmanuel Rodríguez, es que favorece la producción y difusión de contenidos culturales. "Y la principal función de un editor", subrayó, "no es obtener beneficios económicos, sino dar a conocer las obras que publica a la mayor cantidad de gente posible". En cualquier caso, iniciativas editoriales como Wu Ming o Traficantes de sueños demuestran que la apuesta por el copyleft puede ser económicamente sostenible y generar ingresos tanto a los autores de las obras como a sus editores. Traficantes de sueños es un proyecto editorial que nació a mediados de la década de los noventa como una librería asociativa ligada a diversos movimientos sociales de Madrid. Posteriormente asumió labores de distribuidora y comenzó a publicar algunos textos bajo la fórmula del anticopyright. Poco a poco, el proyecto fue creciendo y ampliando su campo de acción más allá de los círculos militantes. En el año 2002 empezaron a tomar conciencia de la importancia que tenía el asunto de los derechos de autor en la sociedad contemporánea, donde el trabajo intelectual tiene cada vez más relevancia y se ha convertido en uno de los principales focos de conflicto.
Sin duda, el desarrollo de las tecnologías digitales ha transformado radicalmente el mundo de la edición, un sector que se caracteriza por su enorme concentración empresarial, con unas pocas corporaciones multinacionales (relacionadas, a su vez, con grandes grupos económicos) que acaparan casi todo el mercado. No hay que olvidar que los avances tecnológicos han facilitado y abaratado los procesos de edición digital, posibilitando la emergencia y consolidación de pequeños proyectos editoriales que utilizan distintos canales para difundir y distribuir sus obras. Al mismo tiempo, dichos avances están poniendo en peligro el modelo de negocio desarrollado por las grandes editoriales que han visto, por ejemplo, cómo ha desaparecido una de sus principales fuentes de financiación: la venta de enciclopedias, que se ha venido abajo con la expansión de Internet -especialmente desde que han aparecido proyectos como wikipedia-, una base de datos (casi) infinita en la que se puede encontrar de forma gratuita información actualizada (casi) de cualquier cosa. Para seguir conservando su dominio, las grandes editoriales se han aliado con las entidades que gestionan los derechos de autor (tipo SGAE o CEDRO) y están llevando a cabo intensas y agresivas campañas contra el problema de la "piratería". Hasta la fecha, en España, esa ofensiva se ha centrado en dos aspectos: la criminalización de la práctica de fotocopiar libros y documentos completos (incluso se han llegado a cerrar algunas pequeñas copisterías donde era posible hacerlo) y la polémica propuesta de imponer un canon para el préstamo bibliotecario. Partiendo de la premisa de que, en el momento actual, el copyright (cuyo origen se remonta a principios del siglo XVIII, cuando en Gran Bretaña se aprobó una ley por la que se le otorgaba a una sola compañía los derechos exclusivos de imprenta de todo el Reino de Inglaterra) representa más un freno a la creación y a la innovación que un incentivo, ¿en qué medida puede beneficiar a un autor publicar un libro bajo licencia copyleft? A este respecto, Emmanuel Rodríguez recordó que son muy pocos los escritores que pueden vivir de los ingresos que obtienen con la venta de sus libros (entre un 6% y un 15% de su precio final en las librerías). "Les beneficia mucho más", señaló el autor de El gobierno imposible. Trabajo y fronteras en las metrópolis de la abundancia, "la promoción y el prestigio que logran gracias a la difusión de sus obras. Algo que el copyleft no sólo permite, sino que favorece". En la mesa redonda Libros libres: alternativas en edición también participaron Chon Serrano, jefa del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Málaga (UMA) y Félix Martín, director del Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA), quienes explicaron su experiencia como responsables de la gestión de proyectos editoriales públicos.
La principal y casi única fuente de financiación para la edición de estos trabajos procede de los fondos presupuestarios que la Universidad de Málaga destina a este Servicio. No obstante, en algunos casos han realizado co-ediciones con los departamentos de publicaciones de otras universidades e incluso, en ocasiones excepcionales, con determinadas editoriales privadas. Los autores no reciben remuneración en concepto de derechos de autor, aunque siempre se les da un número significativo de los ejemplares que se ponen en circulación. Las tiradas suelen oscilar entre los cincuenta y los quinientos ejemplares, pero de algunos libros se han llegado a editar hasta 5.000 ejemplares. El Servicio de Publicaciones de la UMA también publica en Cd-Rom todas las tesis que se defienden en la Universidad de Málaga (previa autorización, lógicamente, de sus autores) y subvenciona una serie de revistas vinculadas a distintos departamentos de esta institución académica. A su vez, cuenta con una página web en la que, además de poder consultar su catálogo de publicaciones, los usuarios pueden acceder a una versión digital de algunos de los libros. "Y por supuesto", señaló Chon Serrano, "damos libertad absoluta a los autores de dichas obras para que, si lo desean, las publiquen en sus propias webs". En la fase final de su intervención en las Jornadas Críticas de Propiedad Intelectual de Málaga, la jefa del Servicio de Publicaciones de la UMA anunció que su departamento estudiará la posibilidad de editar sus obras bajo algún tipo de licencia copyleft. El Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga-CEDMA (http://www.cedma.com/) es un organismo autónomo que tiene como fin la publicación y difusión de obras de interés cultural y divulgativo. "Como servicio de publicaciones de una Diputación", aseguró Félix Martín, "somos un centro bastante atípico, pues no sólo editamos libros relacionados con la provincia de Málaga, sino también obras de interés más general, y nuestro catálogo incluye, entre otras cosas, colecciones dedicadas a la poesía infantil, al análisis comparado de creadores contemporáneos, a la crítica feminista o a la actualidad internacional". El CEDMA también ha apoyado varios proyectos editoriales que han surgido en Málaga en los últimos años y ha colaborado en la edición de un libro bajo licencia copyleft con el Foro Social de Málaga. "En todo momento", subrayó Félix Martín, "hemos tenido claro que nuestra función como editorial pública no es la obtención de beneficios, sino la difusión de conocimiento en la mayor cantidad de espacios posibles". Al igual que el Servicio de Publicaciones de la UMA, el CEDMA no suele pagar derechos de autor, aunque, en la medida de lo posible, sí proporciona a los escritores de los libros que publica una remuneración económica (que generalmente se extrae del presupuesto destinado a la edición del libro) que permita compensar su esfuerzo y dedicación. Por el momento, no tienen una versión en la web de las obras que sacan en papel. "Es una opción que hemos barajado en varias ocasiones", señaló Félix Martín, "pero se requiere el consentimiento explícito de los autores y muchos de ellos se han negado". Por otro lado, el Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (CEDMA) también se ha planteado hacer "ediciones no venales" de determinados libros con la idea de facilitar su difusión. "Aunque nos hemos dado cuenta", señaló Félix Martín, "que eso termina perjudicando a sus autores, pues el registro ISBN (el único identificador que se acepta en un concurso oficial de meritos) sólo se otorga cuando se fija un precio". Otra opción posible sería la de pedir donativos (como hacen ciertas iniciativas que apuestan por el copyleft), aunque eso plantea ciertos problemas de carácter administrativo y fiscal para un organismo de titularidad pública como el CEMAD. A juicio de Félix Martín no tiene sentido aplicar las limitaciones contempladas por la legislación sobre propiedad intelectual a los llamados libros "funcionales" (esto es, libros de carácter divulgativo y científico: manuales, diccionarios...) -"pues son una herramienta básica para difundir el conocimiento"-; pero quizás sí a las obras puramente literarias y "estéticas" (novelas, obras de teatro, poemarios...), mucho más personales e intransferibles. A medio camino quedarían, según él, los textos que expresan posiciones subjetivas, como obras críticas o ensayos. En cualquier caso, Félix Martín cree que debe reducirse el periodo de vigencia del copyright, pues impide la difusión de una obra hasta que hayan pasado 70 años desde el fallecimiento de su autor. "Un periodo claramente excesivo", subrayó.
En este sentido, Emmanuel Rodríguez piensa que a lo que habría que tender es a que todos los libros -incluso los de carácter "estético"- se pongan bajo dominio público, permitiendo que, como ocurre con el software libre, cualquiera pueda usarlo, copiarlo y distribuirlo sin necesidad de pedir permiso a nadie para hacerlo. A su vez, cree que los libros "funcionales" tendrían que adoptar una modalidad de licencia copyleft que permitiera que sus contenidos puedan ser modificados ("pues eso posibilitaría ir corrigiéndolos y mejorándolos de forma continua"). Sea como sea, Félix Martín considera que en este debate en torno a las posibles modalidades alternativas al copyright restrictivo no se debe olvidar que nos encontramos ante un problema de carácter estructural -no coyuntural- que tiene que ver con la expansión y consolidación de una ideología capitalista que convierte la cultura en industria y hace que la sociedad esté al servicio del mercado ("cuando tendría que ser al revés", indicó). Ya en la fase final de su intervención en las Jornadas Críticas de Propiedad Intelectual de Málaga, Félix Martín denunció la presión que están ejerciendo ciertos sectores de la industria editorial para que desaparezcan las editoriales públicas. Su argumento es que el servicio que éstas prestan, podrían realizarlo empresas privadas a través de un sistema concertado de subvenciones. "Bajo mi punto de vista", concluyó, "es necesario seguir manteniendo las editoriales públicas, porque que si desaparecieran, dejarían de publicarse numerosos libros (educativos, culturales, científicos...) que son escasamente rentables". |