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Presentación general |
A juicio de los organizadores de estas jornadas, en otros contextos históricos, los actuales sistemas legislativos sobre derechos de autor, copyright y patentes quizás hayan podido incentivar la creación y la innovación (aunque también el control y la censura), pero a día de hoy, cuando el desarrollo y expansión de las nuevas tecnologías de la comunicación está multiplicando exponencialmente las posibilidades de producción, distribución y recepción de obras intelectuales, artísticas y científicas, sólo sirven para proteger los intereses y privilegios de las grandes multinacionales y de una especie de nueva casta aristocrática formada por ciertos editores y artistas (que incluso traspasan sus derechos a sus herederos). Este encuentro -en el que han participado más de cuarenta ponentes- ha representado el último capítulo (hasta la fecha) de un proyecto iniciado en Madrid en el año 2003 y que ya ha tenido otras convocatorias en Barcelona (del 15 al 18 de abril de 2004), Málaga (4 y 5 de junio de 2004) y Donosti (del 24 al 26 de junio de 2005). A lo largo de los cuatro días que duraron las jornadas, se analizaron, entre otras cosas, las relaciones entre las artes visuales y el diseño gráfico con la propiedad intelectual; la emergencia de proyectos editoriales y discográficos para publicar y distribuir obras con algún tipo de licencia copyleft (Traficantes de sueños, Magnatune...); la existencia de iniciativas jurídicas contra la imposición de un canon a los Cds vírgenes o para introducir el término copyleft en sentencias judiciales; o la puesta en marcha de campañas contra las patentes de software (que ha conseguido una victoria parcial con el rechazo de la Unión Europea a la Directiva sobre patentabilidad impulsada por el irlandés Charlie McCreevy, comisario europeo para el mercado interior) o contra el préstamo de pago en bibliotecas públicas (una tasa que ya se aplica en países como Francia). Al mismo tiempo, en el marco de estas jornadas se denunció el discurso criminalizador que utilizan los medios de comunicación contra los usuarios de las redes P2P (peer to peer) -a los que tachan de "piratas" (agotando cualquier posibilidad de réplica)-; se alertó de la utilización por parte de gobiernos y multinacionales de sofisticados procedimientos tecnológicos que, con la excusa de defender la propiedad intelectual, tratan de vigilar y controlar a los ciudadanos (convertidos automáticamente en sospechosos); se abordaron las relaciones entre las patentes farmacéuticas y la salud pública; o se analizaron los retos y problemas a los que se enfrentan actualmente los profesionales de la música en un contexto en el que el desarrollo de las tecnologías digitales está transformando radicalmente los procesos de producción, distribución y recepción de contenidos culturales (lo que obliga a pensar nuevos modelos de negocios y a re-definir la noción de autor y receptor). En este encuentro también se han celebrado talleres de edición de música y vídeo con software libre y se ha presentado una serie de prácticas y proyectos que exploran y/o utilizan modalidades alternativas al copyright restrictivo: Burn station, un dispositivo móvil diseñado con software libre por el colectivo Platoniq que permite escuchar y copiar gratuitamente música y audio-documentación bajo licencia copyleft (proporcionada por más de una veintena de net labels, sellos discográficos basados en la red); la Fundación Solitec, que se ha rebelado en su quehacer cotidiano contra el freno a la innovación científica y tecnológica que representa la actual legislación sobre patentes y propiedad industrial; Zemos 98, una asociación cultural con sede en Sevilla que organiza un festival audiovisual desde enero de 1999 y que en estas jornadas presentó el libro Creación e inteligencia colectiva y el dvd zemos98 [séptima edición], ambos editados con licencia Creative Commons; Copyflex, un ciclo de cine copyleft en el Centro Social-Casa de Iniciativas 1.5 de Málaga que lleva dos años en funcionamiento; y Bordergames, un videojuego de libre distribución concebido por la Fiambrera Obrera y cuyo objetivo es dotar a los jóvenes inmigrantes de una herramienta que les permita "desarrollar una autonomía expresiva y organizativa para representarse a sí mismos y representar el presente de su comunidad". Con la intención de implicar a la mayor cantidad de sectores sociales y profesionales de la ciudad, estas jornadas críticas sobre propiedad intelectual han tenido una sede “nómada y múltiple”, haciendo escala en diversos espacios de la capital de la Costa del Sol (o “del solar”, como la describen algunos colectivos malagueños): Archivo Municipal de Málaga, Ateneo de Málaga, Centro Cultural Provincial de la Diputación de Málaga, Centro Social-Casa de Iniciativas 1.5 (CS-CI 1.5), Instituto de Estudios Portuarios, la Fundación Solitec y la Fundación Picasso-Casa Natal. En la sesión de presentación de las jornadas, Florencio Cabello Fernández-Delgado (uno de los organizadores de este encuentro) leyó un texto que Rogelio López Cuenca ha publicado recientemente en un monográfico de la revista Exit Express titulado "Derechos de autor: el negocio de la cultura". Un texto en el que, re-apropiándose de la fórmula narrativa utilizada por Emile Zola en la carta abierta que publicó en el diario L'Aurore para denunciar las irregularidades en el proceso judicial conocido como el Caso Dreyfus, López Cuenca se "autoacusa" de creer que toda obra es "fruto de un proceso que no podemos dejar de considerar colectivo" y de indignarse ante las campañas "que recurren al mito del artista bohemio y sus penalidades como coartada para restringir el acceso a las producciones culturales en un momento en que la tecnología permite su libre circulación e intercambio". El creador malagueño también se autoacusa de pensar que la mayor parte de los artistas "no obtiene beneficios del copyright -o que estos son irrisorios-" (como sí lo hacen las grandes corporaciones de la industria del ocio y de las telecomunicaciones) y de estar convencido de que el actual modelo de legislación sobre propiedad intelectual representa "un lienzo más del muro que levantan por todas partes para separar a los ricos de los pobres, a los solventes de los indeseables y extender el campo de la exclusión". Además, López Cuenca se autoinculpa de detectar en los intentos de perseguir y criminalizar la libre circulación y la copia un síntoma de que estamos en un "momento de transición de la cultura de masas en el que es posible el desarrollo de nuevas formas de cultura popular: colectiva, polifónica, multiforme, poliédrica, desjerarquizada, reticular, excéntrica, rizomática, procesual y en constante reescritura, (auto)cuestionamiento y transformación". En definitiva, se autoacusa de concebir el desarrollo de tecnologías que permiten el libre acceso a la cultura y a la información, como una posibilidad para profundizar en la democratización de la sociedad y no como una excusa para imponer nuevas restricciones y privilegios. "Pues allí donde ellos ven máquinas de hacer dinero, otros vemos ocasión para la lucha y el juego, es decir, para la vida". |