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Resumen de las intervenciones del domingo 18 de abril: Colectivo Alqua, Nacho Escolar, David Bravo, Toni Rubies, Sergio Picón, laMundial.net, Traficantes de sueños |
En la última sesión de las II Jornadas Copyleft, Álvaro Tejero Cantero y Pablo Ruiz Múzquiz presentaron algunos de los proyectos de Alqua, un colectivo que surgió en 1999 con el propósito de crear un canal de producción y distribución de contenidos científicos y educativos que ayudara a suplir algunas de las carencias del sistema universitario actual. En esta última sesión también se celebraron dos mesas redodas: la primera -en la que participaron Nacho Escolar, David Bravo, Toni Rubies y Sergio Picón- sobre música y copyleft; y la segunda -que contó con la presencia de dos socios de la editorial Traficantes de sueños- sobre la viabilidad económica de un sistema de licencias alternativo al copyright en el mundo de la edición en papel, un sector que se caracteriza por su enorme concentración empresarial.
Una sociedad del conocimiento compartido [Ponente: Alqua] El copyright es anacrónico, avaro e improductivo. Su origen histórico está en una normativa dictada a finales del siglo XVII que concedía a una sola empresa los derechos exclusivos de impresión de todo el Reino de Inglaterra. Es decir, se inspira en un dispositivo jurídico arbitrario cuyo objetivo era controlar (censurar) y manipular todo lo que se publicara. Por regla general, sus defensores aseguran que históricamente la legislación sobre los derechos de propiedad intelectual e industrial ha incentivado la creación y la innovación. A juicio de Alqua, ese argumento quizás tuviese sentido en épocas anteriores, pero no en la sociedad actual, en la que el avance tecnológico permite la reproducción y distribución de contenidos (artísticos, informativos o científicos) a muy bajo coste. "Además, precisó Pablo Ruiz, la noción de autoría en la que se basa el copyright no se sostiene desde un punto de vista teórico, ya que obvia que todo conocimiento individual es fruto de un conjunto de saberes colectivos aprehendidos". En contraposición al copyright restrictivo, el copyleft es generoso (la apropiación individual del conocimiento colectivo se cede libremente a la comunidad); pone en marcha procesos comunicativos cíclicos y horizontales (en los que emisor y receptor intercambian sus roles); responde con agilidad a las problemáticas específicas de la nueva cultura digital (en la que, por ejemplo, se diluye la diferencia entre el original y la copia); y, como ya ha demostrado el software libre, es productivo y viable (propiciando una mejora cualitativa y cuantitativa del conocimiento). Las licencias copyleft de Creative Commons permiten conservar en exclusividad algunos derechos (autoría, respeto por la integridad de la obra, prohibición de utilizar un trabajo con fines comerciales...), mientras se comparten otros. Los documentos libres que distribuye Alqua siguen el modelo de licencia "Share Alike" de Creative Commons, que da libertad para distribuir una obra (previamente modificada) con la condición de que se haga en los términos legales de la original (es decir, bajo la misma licencia copyleft). Según Alqua, es una modalidad de licencia muy adecuada para la producción de documentos científicos y educativos, a los que se puede aplicar el mismo esquema de desarrollo descentralizado y modular (con sucesivas agregaciones y recombinaciones creativas realizadas por sujetos diferentes) que ha posibilitado la expansión del software libre. "Hay que tener en cuenta, explicó Álvaro Tejero, que las licencias copyleft permiten la re-utilización y re-elaboración de los documentos educativos (fomentado así la transferencia de conocimientos) y, a la vez, los protege de posibles usos abusivos e insolidarios (por ejemplo, apropiarse de sus datos para producir textos similares pero con copyright)". El proyecto Alqua (que hasta el año 2002 se llamó P42.org) surgió con el propósito de crear un canal de producción y distribución de contenidos científicos y educativos que permitiera suplir algunas de las carencias del sistema universitario actual que, según ellos, "tiende a convertir al alumno en un mero copista medieval". "En un principio, recordó Álvaro Tejero, desconocíamos tanto las implicaciones ideológicas de la legislación sobre los derechos de propiedad intelectual, como la potencialidad subversiva que tiene el software libre; pero ya éramos conscientes de que algo fallaba y de que era necesario (y urgente) construir modelos alternativos". Desde entonces, Alqua ha adquirido un claro compromiso social y político -que se refleja en todos los proyectos que emprenden- y ha luchado para derribar las barreras estructurales (sistema educativo y editorial), legales (copyright) y técnicas (brecha digital) que impiden el desarrollo pleno de los documentos libres. Desde esos presupuestos, su objetivo prioritario es desarrollar una comunidad editorial autogestionada -centrada en el ámbito de la ciencia y de la educación- en la que sus miembros puedan publicar y distribuir sus textos y trabajos sin necesidad de tener conocimientos técnicos muy avanzados. Hasta el momento, distribuyen cuatro documentos científicos libres (sobre ecuaciones diferenciales, óptica, tensores y física cuántica), aunque tienen en "preparación" más de una veintena de textos de disciplinas y niveles muy diversos (sobre geometría, redes, sistemas operativos...). Todos esos documentos se ofrecerán vía web en múltiples formatos (html, pdf, lyx.zip) y acompañados de fichas en las que se incluirá una descripción detallada de sus contenidos y características técnicas y estructurales. La idea es que el fondo documental de Alqua (que todavía se encuentra en una primera fase de desarrollo) esté disponible tanto en formato digital (con la posibilidad de descargarse los archivos a través de su página web) como en papel (incorporando también algunos trabajos realizados al margen de la cultura electrónica). En esta línea se inscribe su proyecto "Libros abiertos", cuyo objetivo es hacer ediciones impresas de los textos científicos y educativos de su fondo documental que se podrán obtener en bibliotecas y centros públicos. Los lectores de estas ediciones impresas, podrán contribuir a su modificación y mejora con un lápiz o una pluma. A medio plazo, Alqua también tiene previsto presentar una nueva versión de su portal en Internet (mejorando la interactividad y la versatilidad de su base de datos), así como editar y distribuir libros con contenidos científicos adaptados a la educación primaria y secundaria.
"Un problema, precisó Escolar, que sobre todo afecta al sector discográfico (a la venta de discos), ya que la industria de la música está en auge y, por ejemplo, la cifra de conciertos se ha duplicado en los tres últimos años". Para Ignacio Escolar, la verdadera razón de la crisis de las discográficas -que mueven 40 mil millones de dólares al año (el equivalente el PIB de 80 países)- es que el desarrollo tecnológico ha hecho que no sean necesarias, pues ha abaratado enormemente los procesos de grabación y de distribución. En este punto, otro de los participantes en esta mesa de debate, el periodista musical Toni Rubies, matizó que, aunque las discográficas ya no son imprescindibles, siguen resultándoles útiles a numerosos artistas que, por las razones que sean, prefieren optar por una estrategia de producción y difusión convencional. En cualquier caso, la mayor parte de los músicos no vive de la venta de sus discos, sino de los conciertos y actuaciones que ofrecen. Hay que tener en cuenta que los artistas sólo reciben el 10% (aproximadamente) del total de los ingresos que se obtienen por la venta de sus discos (porcentaje que, normalmente, se debe repartir entre distintas personas). "La industria discográfica tiene que darse cuenta de que debe cambiar su modelo de negocio, indicó Ignacio Escolar, pues el desarrollo tecnológico es irreversible, y ya poco puede hacer para evitar de forma efectiva la descarga y copia de discos". Es un proceso irrevocable, igual que la invención del gramófono hizo que disminuyeran los recitales musicales en salas de conciertos. "Curiosamente, recordó David Bravo (abogado especializado en ciberderechos y en redes P2P que también intervino en este charla), la multinacional EMI, una de las principales responsables de la crisis que sufrió la música en directo con la popularización del gramófono y del tocadiscos, se queja ahora de que el uso libre de las tecnologías informáticas (que permiten el acceso a contenidos culturales sin necesidad de intermediarios) esté arruinando a la industria discográfica". Con planteamientos igual de anacrónicos y tendenciosos, el otro gran foco de denuncia de la piratería y de las redes P2P son las entidades de gestión de la propiedad intelectual que sólo permiten licenciar la música en bloque. Por ejemplo, la SGAE obliga a sus asociados a aplicar el copyright (y su restrictiva cláusula de "todos los derechos reservados") en la totalidad de sus creaciones, impidiéndoles ceder su música en determinadas condiciones o para usos específicos. "Pero si el objetivo declarado de la SGAE es proteger los derechos de los autores, se preguntó Toni Rubies, ¿por qué les impide decidir sobre el uso que se pueda hacer de su música?". El 20% de la recaudación de la SGAE (que tiene unos 80.000 socios) procede de ingresos sin titular específico. Es decir, que no se sabe a qué grupo o autor pertenece, por lo que se reparte porcentualmente entre los que ya cobran. "Tal vez, señaló Ignacio Escolar, en otros periodos históricos, las sociedades de gestión sirvieron para proteger los derechos de los creadores; pero hoy día, son entidades anacrónicas que obligan a pagar una especie de impuesto revolucionario". En su cruzada "moral" contra la piratería, estas entidades han llegado a soluciones contraproducentes y paranoicas como amenazar a grupos que han colgado parte de su material en Internet de forma gratuita o imponer un canon a los cds regrabables. Una medida contradictoria, a juicio de Toni Rubies, pues se supone que trata de frenar la piratería, pero otorga indirectamente al usuario el derecho a copiar los discos que quiera. Por su parte, los medios de comunicación -vinculados casi siempre a grandes grupos económicos que también controlan a las compañías discográficas- tratan el tema de la piratería de forma sensacionalista y tendenciosa. Por ejemplo, nunca hacen referencia a los beneficios que generan las redes de pares (quizás, porque no se pueden contabilizar en términos meramente mercantiles). Sin embargo, insisten una y otra vez en los perjuicios (básicamente económicos) que supuestamente provocan. En sus informaciones, casi nunca aparecen declaraciones de los usuarios, y sólo en contadas ocasiones, se presta atención a las posiciones menos ortodoxas de ciertos creadores. Además, con frecuencia generan confusión y miedo entre los ciudadanos al asegurar en tono amenazante que la descarga de música por Internet puede ser constitutiva de delito. "Pero eso sólo es así, subrayó David Bravo, cuando existe ánimo de lucro, pues incluso la restrictiva legislación actual permite la descarga y copia de música para uso privado". Para David Bravo, el libre intercambio de música que se lleva a cabo a través de las redes P2P produce numerosos beneficios sociales y culturales: contribuye a la expansión de cultura musical entre sus usuarios, favorece la libertad de expresión y comunicación y, en última instancia, incentiva la creatividad. A juicio de Toni Rubies, que cree que es necesario diseñar dispositivos legales que garanticen los derechos de los artistas, no tiene sentido equiparar la "industria informal" de la piratería con las redes P2P (como hace la SGAE). "Creo que es demagógico, aseguró Rubies, poner en el mismo nivel las redes P2P (un intercambio cultural de carácter horizontal en el que no hay intereses económicos de por medio) con el negocio del top manta que se apoya en una estructura organizativa cuyo único objetivo es la obtención de beneficios". Frente al copyright restrictivo, las licencias copyleft -con su opción de "algunos derechos reservados"- son mucho más flexibles y abiertas, permitiendo que los autores cobren por determinados usos de sus obras (por ejemplo, si se utilizan con fines comerciales) y que la cedan gratuitamente en otros casos. Con el copyleft, se defiende a los creadores y al público de los abusos de unas corporaciones discográficas que controlan actualmente el mercado musical de forma completamente opaca. Todo ello sin olvidar que los músicos que utilizan licencias copyleft, pueden recurrir a vías alternativas (como los conciertos y actuaciones en directo) para conseguir una remuneración que les compense de su renuncia a los escasos ingresos que genera la venta de discos.
Igual que ocurre en la industrial musical, la profunda crisis que vive el mundo editorial afecta sobre todo a las grandes compañías, muy dañadas por el hundimiento de una de sus principales fuentes de financiaciación -la venta de enciclopedias- que se ha venido abajo con la aparición y expansión de Internet, una base de datos (casi) infinita en la que se puede encontrar información de cualquier cosa. Sin embargo, los avances tecnológicos han permitido que proliferen pequeños proyectos editoriales que buscan constantemente nuevos canales para difundir y distribuir sus obras. También en el ámbito editorial, las sociedades de gestión de los derechos de propiedad intelectual (tipo SGAE o CEDRO) han emprendido una intensa y agresiva campaña para intentar luchar contra el problema de la "piratería". Hasta el momento, en España, esta ofensiva se ha centrado en dos aspectos: la criminalización de la práctica de fotocopiar libros y documentos completos (llegando a cerrar algunas pequeñas copisterías) y la polémica propuesta de imponer un canon para el préstamo bibliotecario. Hay una tercera analogía con la situación que se da actualmente en el sector musical: la mayor parte de los escritores no pueden vivir de los ingresos que obtienen con la venta de sus libros (entre un 6% y un 15% de su precio en las librerías). Les beneficia mucho más, el prestigio que logran gracias a la difusión de sus obras. Precisamente, las licencias copyleft -que permiten la copia y reproducción de los textos en cualquier formato- facilitan la distribución y difusión de una obra. En contraposición al copyright restrictivo (que otorga a la editorial la capacidad de explotar en exclusividad los derechos derivados de una obra literaria), el copyleft posibilita a un escritor elegir en qué condiciones quiere que se publiquen y distribuyan sus obras. Además, ya se está logrando aclarar la confusión y dispersión que había existido durante estos años en torno a las licencias copyleft. En este sentido, Traficantes de sueños piensa que la creación del sistema de licencias copyleft de Creative Commons (que abarca un amplio abanico de manifestaciones culturales y ofrece la posibilidad de conservar algunos derechos y compartir otros), puede estimular la aparición de nuevos proyectos editoriales libres. Desde luego, en el contexto actual, no hay ninguna garantía de que los proyectos editoriales que apuesten por el copyleft sean económicamente viables. Pero, al menos, ya existen algunas iniciativas que están consiguiendo consolidarse, desde los libros de Wu Ming a las propuestas de Alqua o Biblioweb (ambas presentadas en el marco de estas jornadas).Y también, Traficantes de sueños, un proyecto que nació como una librería, después asumió labores de distribuidora y, a mediados del año 2003, puso en marcha una comunidad editorial copyleft. En la edición de un texto bajo licencia copyleft se realiza tanto un contrato entre el autor y la compañía encargada de distribuir el libro, como un acuerdo legal (que pasa por el registro mercantil) para certificar que se permite su copia y reproducción. Este segundo derecho, sólo se puede garantizar mientras las dos personas jurídicas que han firmado ese contrato (autor y editorial) no desaparezcan o cambien de parecer. Incluso si el autor fallece, sus herederos, pueden decidir que se prohíba el derecho de copia y reproducción. Hasta el momento, tampoco existe un dispositivo jurídico que permita el cumplimiento real de ese derecho, algo que si ocurre en el ámbito del software libre, donde la Free Software Foundation garantiza la aplicación de las licencias GPL. |