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Resumen de las intervenciones del jueves 15 de abril de 2004: Presentación de las jornadas | Presentación X-Evian | Mesa redonda: "Licencias libres en el mundo del arte"

Miquel Vidal en la presentación de las II Jornadas CopyleftEn la primera sesión de las II Jornadas Copyleft, Miquel Vidal señaló que es un error plantear el debate sobre el copyright y las patentes en términos de rentabilidad económica e innovación. Pues, a su juicio, es un fenómeno mucho más complejo que afecta a elementos básicos de la convivencia y la cooperación social como el derecho al libre acceso a la información o la posibilidad de favorecer la creación intelectual y la investigación científica. Por su parte, Metabolik BioHacklab (un laboratorio hacker de experimentación tecno-política que quiere poner en marcha procesos sociales autogestionados) presentó X-Evian, un Live-CD que instala automáticamente en la memoria RAM del ordenador una selección empaquetada de la distribución Debian GNU/Linux. Finalmente, la Capella dels Angels del MACBA acogió un debate sobre los derechos de propiedad intelectual en el mundo del arte en el que participaron Javier Gutiérrez Vicen (director general de VEGAP) y Jorge Cortell (profesor de Propiedad Intelectual y Comercio Electrónico).


Presentación de las Jornadas [Ponente: Miquel Vidal]
El viejo vocablo castellano "procomún" -que alude a los espacios y recursos colectivos cuyo aprovechamiento y gestión se realiza de forma comunal- puede servirnos de forma más precisa y general que la expresión inglesa copyleft para encontrar un punto de conexión entre las distintas prácticas (musicales, literarias, de software libre...) que han surgido en los últimos años frente al copyright restrictivo. Desde una perspectiva jurídica, todos los ciudadanos tienen acceso libre a los bienes y recursos englobados bajo el procomún, aunque deben respetar ciertas reglas (que varían en cada caso). Es un derecho civil que no se ciñe exclusivamente al ámbito mercantil, sino que se inserta en una dinámica social mucho más amplia y compleja. De este modo, fomenta no sólo el beneficio económico de los autores (como hace el copyright), sino también el enriquecimiento creativo y comunitario de todos los agentes implicados en los procesos de transferencia de información y conocimiento.

En una primera aproximación, se pueden subdividir los recursos procomún a partir de dos criterios analíticos: por su nivel de apertura, esto es, pueden estar abiertos a todo el mundo (como, por ejemplo, los océanos o las carreteras), o estar limitados a algunos sectores concretos de la población (como los pastos o las zonas de riegos); y por su nivel de regulación, desde el uso de las calles y los espacios públicos urbanos (sometidos a ciertas normativas específicas) a la aspiración de aire (totalmente desregulada). "El ejemplo por excelencia de procomún abierto y desregulado, recordó Miquel Vidal, está en el conocimiento y la cultura previa al siglo XIX (y también en buena parte de la ciencia y de la educación contemporánea), antes de la progresiva expansión del foco de influencia del copyright y de las leyes de propiedad intelectual".

Miquel Vidal en la presentación de las II Jornadas CopyleftEn la actualidad, uno de los principales argumentos que los partidarios del copyright restrictivo suelen utilizar para defender sus planteamientos es la supuesta inviabilidad e insostenibilidad económica de las actividades realizadas bajo el paraguas del procomún. Actividades que conciben como un fenómeno residual y marginal. Para Miquel Vidal, miembro del grupo coordinador de estos encuentros copyleft, a ese argumento se puede responder con una pregunta: ¿en qué se basan para asegurar que los derechos de propiedad son un requisito indispensable para que los recursos sean gestionados de forma sostenible y eficiente? "En cualquier caso, subrayó Vidal, el desarrollo experimentado por el software libre es una demostración muy clara de la viabilidad del procomún en la sociedad contemporánea". El problema real es que desde la lógica determinista y simplista de la doctrina del libre mercado, no es posible entender que unas comunidades estructuradas sobre la confianza, el trabajo voluntario y la cooperación puedan tener un funcionamiento flexible y eficiente.

Miquel Vidal considera que es un error plantear el debate sobre el copyright y las patentes en términos de rentabilidad económica e innovación, pues es un fenómeno mucho más complejo que afecta a elementos básicos de la convivencia y la cooperación social como el derecho al libre acceso a la información o la posibilidad de favorecer la creación intelectual y la investigación científica. "No es un debate meramente técnico sobre licencias, precisó Miquel Vidal, porque lo que está en juego es la noción de libertad y de comunidad". No hay que olvidar que el procomún permite que individuos y grupos puedan cooperar y alcanzar un beneficio colectivo (por ejemplo, a través de las redes P2P de intercambios de archivos), sin la restricción abusiva que impone el mercado capitalista: la sumisión de cualquier actividad al valor absoluto e inalienable de la propiedad privada.

Las industrias y las legislaciones basadas en el copyright propietario son anacrónicas, con modelos mercantiles y organizativos que fueron pensados para una realidad cultural y comunicativa muy diferente a la que vivimos en la actualidad. Pero eso no implica que vayan a desaparecer, al menos a corto y medio plazo, pues desde la posición de poder que ocupan intentarán mantener a toda costa (incluso recurriendo a la criminalización de la inmensa mayoría de la población) un sistema económico y jurídico que les beneficia. "Por todo esto, señaló Miquel Vidal, nuestro futuro depende de que seamos capaces de llevar a cabo una reformulación completa del concepto actual de propiedad privada".

En el ámbito de las nuevas tecnologías de la comunicación (y, por extensión, en cualquier otro campo), los conflictos entre el modelo capitalista de la propiedad privada y el modelo distribuido que promueve el procomún, se producen en tres niveles diferentes y complementarios: en una capa física (redes de cables, licencias de emisión y radiodifusión...), en una capa lógica (patentes de programación, protocolos de acceso...) y en una capa textual o de contenidos (criptografía, legislación sobre copyright...). Según Miquel Vidal, para que la apuesta por la libre circulación de los conocimientos, la cooperación social sin mando y la autogestión pueda ser efectiva, es necesario trabajar de forma integral sobre estos tres niveles, conectando el desarrollo de redes inalámbricas y de otras infraestructuras de telecomunicación (capa física), con la creación de protocolos abiertos y software no propietario (capa lógica) y de un sistema plural y complejo de licencias libres (capa de contenidos).

Desde las patentes sobre la vida o los medicamentos hasta el papel que desempeñan las sociedades gestoras de derechos de autor como la SGAE, las II Jornadas Copyleft han mostrado la insostenibilidad del copyright restrictivo en la emergente sociedad digital (que permite una "era de la abundancia", al menos en el espacio de la producción inmaterial), a la par que su profunda dependencia de un sistema económico y jurídico anacrónico. Y aunque cada caso tiene sus particularidades y requiere soluciones específicas (no tiene sentido, por ejemplo, implementar el modelo del software libre a la lucha contra las patentes de semillas), hay algo que unifica a los distintos proyectos presentados en el marco de estas jornadas: su apuesta por la producción y distribución de información al margen de las rígidas e insolidarias leyes de un mercado basado exclusivamente en la propiedad privada y en la lógica del beneficio económico. "Y no hay que olvidar, subrayó Miquel Vidal en la fase final de su intervención, que existen muchas modalidades de procomún que son viables económicamente (el software no propietario, las propuestas literarias del colectivo Wu Ming...), lo que contradice el argumento (muy utilizado para justificar la imposición de leyes cada vez más represivas) de que el copyright es imprescindible para incentivar la creación y garantizar el sustento económico de los autores".


Presentación X-Evian [Ponente: Metabolik BioHacklab]

X-Evian es un Live-CD que instala automáticamente en la memoria RAM del ordenador una selección empaquetada de la distribución Debian GNU/Linux y de numerosos documentos (textos, ficheros musicales, manuales de uso...) copyleft. Todo ello sin interferir en el sistema operativo del ordenador en el que se instala, ni en los programas y archivos que éste tenga almacenados en su disco duro. Está diseñado para que usuarios activistas (incluidos aquellos que no tienen conocimientos técnicos avanzados) puedan acceder a los instrumentos y circuitos de la red en los que se genera una "producción cultural, tecnológica y social liberada" y al margen de las restricciones que impone el software propietario (controlado por poderosas corporaciones con el amparo de las principales instituciones políticas y legislativas estatales y transnacionales).

Presentación del Live-CD X-EvianPero X-Evian no surge de la nada, sino que conecta con una extensa y difusa cadena biológica y simbólica que va desde la aparición del primer código genético -hace unos 3.500 millones de años- al nacimiento y expansión durante las dos últimas décadas del software libre (GNU en 1983, el Kernel de Linux en 1991, el proyecto Debian en 1993...). X-Evian es un proyecto abierto y en continuo proceso de construcción de Metabolik BioHacklab, un laboratorio hacker de experimentación tecno-política que quiere poner en marcha procesos sociales autogestionados. El proyecto se inició en un hackmeeting celebrado en el CSOA (Centro Social Okupado Autogestionado) de Undondo Gaztetxea (Leioa, Bizkaia), cuando se planteó la necesidad de diseñar un CD auto-ejecutable del sistema operativo GNU/Linux en distintas lenguas del Estado español (hasta el momento, castellano y euskera).

En las II Jornadas Copyleft que se celebraron en Barcelona presentaron la versión 4.0 (que también podría considerarse, según ellos, la 0.4) que está siendo distribuida en discos liberados del canon que imponen la SGAE a los CDS vírgenes. Metabolik ha optado por la distribución Debian de GNU-Linux, ya que, a su juicio, además de ofrecer "un sistema operativo completo e infinidad de programas, representa la comunidad de software libre independiente más grande de la red y uno de los proyectos tecno-políticos más asentados y estables".

El cognitariado (los trabajadores de las redes de producción inmaterial) se puede organizar transversalmente gracias al copyleft que permite proteger, y a la vez compartir y desarrollar de forma colectiva, saberes e instrumentos técnicos cada vez más complejos y eficientes. En su inteligente hackeo de las leyes del copyright, el copyleft ofrece la posibilidad de copiar, reproducir, distribuir (sin fines comerciales) e incluso modificar software libre, con la única condición de que se haga siempre sin añadir otras restricciones y de que se cite a su(s) autor(es). X-Evian es copyleft, producto de la reutilización, copia y transformación de saberes anteriores. Y, lógicamente, permite su reproducción (total o parcial), modificación y libre distribución, siempre y cuando se haga respetando los términos de las licencias copyleft.

Metabolik define X-Evian como "un dispositivo hacktivista para la desobediencia que permite la alteración y el desplazamiento táctico de los códigos tecnológicos para su reapropiación social". Hay que tener en cuenta que mediante su mecanismo de autoinstalación, este Live-CD puede infiltrarse con facilidad en cualquier ordenador de dominio público y reemplazar las interfaces del poder tecno-capitalista (Windows, explorer...). A su vez, ofrece un paquete completo de aplicaciones multimedias y de autoedición, tiene las herramientas necesarias para conexiones wireless, y está preparado, gracias a una pre-selección de enlaces en el navegador, para situar a los usuarios en las coordenadas del ciberespacio donde se ubican las redes de trabajo mediactivistas y hacktivistas (direcciones webs y listas de correos de telemática antagonista). Todo ello a través de un escritorio de diseño intuitivo y visual (alejado del tópico de los interfaces austeros y áridos con los que se asocia el software libre), pero a la vez ligero y ágil que posibilita trabajar cómodamente con una memoria RAM no demasiado potente.

En un mundo en el que las nuevas tecnologías de la comunicación y la información determinan las estructuras culturales, sociales, políticas y económicas, Metabolik BioHacklab considera que los proyectos de software libre no pueden limitarse a ser meras exhibiciones y compilaciones de habilidades técnicas y funcionales. En este sentido, X-Evian nace de una alianza consciente entre lo técnico y lo social, como una herramienta que construye espacios autónomos de resistencia e interactúa con otras iniciativas de acción política.


Mesa debate: Licencias libres en el mundo del arte [Ponentes: Javier Gutiérrez Vicen y Jorge Cortell; Moderador: Amador Fernández Savater]
La primera sesión de las II Jornadas Copyleft se cerró con un debate sobre los derechos de propiedad intelectual en el mundo del arte en el que participaron Javier Gutiérrez Vicen, director general de VEGAP (sociedad que gestiona de forma colectiva en España los "derechos de autor" de los creadores visuales), y Jorge Cortell, profesor de Propiedad Intelectual y Comercio Electrónico en la Universidad Politécnica de Valencia. El debate, que se celebró en la Capella dels Angels del MACBA (la mayoría de las intervenciones de las jornadas fueron en el Espai Obert, aunque Miles de Viviendas acogió un seminario sobre moda copyleft y una fiesta-concierto), estuvo moderado por Amador Fernández Savater, miembro del grupo coordinador de estos encuentros. Con la idea de acercarse desde distintos enfoques (conceptual, jurídico, económico...) a algunas de las principales problemáticas que plantea la legislación actual sobre propiedad intelectual y derechos de autor, el debate se articuló en torno a una serie de cuestiones muy precisas.

Mesa debate: Licencias libres en el mundo del arte [de izquierda a derecha Javier Gutiérrez Vicen, Amador Fernández Savater y Jorge Cortell]En primer lugar, Javier Gutiérrez y Jorge Cortell valoraron el concepto de "propiedad intelectual" y ofrecieron visiones contrapuestas sobre la validez de esta fórmula jurídica en la sociedad contemporánea para cumplir su función original: proteger y estimular la creación. Javier Gutiérrez señaló que su asociación se inscribe en la tradición jurídica continental de la propiedad intelectual (de fuerte carga humanista) que, a diferencia de la corriente anglosajona, pone el acento en los derechos de autor y no en el copyright (que trata de proteger el riesgo empresarial de introducir "productos intelectuales" en el mercado). Para Gutiérrez, la propiedad intelectual es el fruto de un pacto histórico que se inicia con las primeras medidas que se aplican para favorecer la actividad de las imprentas y que se desarrolla desde una perspectiva más humanista tras la Revolución Francesa, cuando se definen los derechos de autor como un derecho natural que tienen los seres humanos de percibir directamente los beneficios que genera su trabajo. Según Javier Gutiérrez, fueron Kant -que considera que en toda creación intelectual emerge la impronta personal del autor- y Hegel -que subraya el valor moral de las obras espirituales- quienes terminaron configurando la noción de "propiedad intelectual" que defiende VEGAP.

Por su parte, Jorge Cortell recordó que el estatuto jurídico que originó la legislación sobre el copyright surgió con la intención de otorgar a una sola compañía los derechos exclusivos de imprenta de todo el Reino de Inglaterra. "Es decir, precisó Jorge Cortell, que la ley nació para crear un monopolio cuyo objetivo era controlar (censurar) y manipular todo lo que se imprimiera". Admitiendo que existen ciertas diferencias entre la tradición jurídica anglosajona y la europea, Cortell advirtió que en ésta última se deben distinguir dos partes: unos derechos inalienables, que reconocen la autoría de una creación; y otros alienables, que cumplen la misma función del copyright anglosajón (prohibición de copiar, reproducir o distribuir una obra sin pagar los correspondientes permisos). "Esta segunda parte, indicó, genera un conflicto de intereses entre la sociedad contemporánea (con medios tecnológicos que favorecen la copia, reproductibilidad y distribución casera) y aquellos a los que la ley intenta proteger, que no son los autores sino sus intermediarios monopolísticos (editoriales, discográficas...)". Mientras tanto, el periodo de protección de las obras se va ampliando progresivamente y las prácticas ciudadanas de copia e intercambio se criminalizan.

Pero Jorge Cortell también cuestiona el propio concepto de "propiedad intelectual". La propiedad es "antagónica y excluible", es decir, que si yo tengo algo, no lo tienes tú, y viceversa. Los productos del intelecto, por su propia naturaleza, no pueden ser ni antagónicos ni excluibles. "Si yo tengo una idea, ejemplificó Cortell, y tú otra, y las intercambiamos, ambos terminamos teniendo dos ideas". La creación no puede ser propiedad exclusiva de sus autores (y mucho menos de sus intermediarios), pues la cultura, el conocimiento y la información pertenecen a todo el mundo.

Las sociedades de gestión de los derechos de autor (SGAE, VEGAP,...), ¿sirven para proteger los intereses de los creadores o los de la industria? Antes de ofrecer una respuesta a esta cuestión, Jorge Cortell quiso señalar que hay diferencias organizativas entre las distintas entidades de gestión, y mientras algunas funcionan con transparencia, otras tienen sospechosos agujeros económicos. En cualquier caso, a juicio de Cortell, todas ellas tienen un problema de orden conceptual: ¿qué gestionan? y ¿cómo y por qué lo hacen? Estas sociedades gestionan el uso de productos culturales (el derecho de copia y reproducción), otorgando a algo inmaterial un estatuto tangible, la categoría de propiedad. "Ahora bien, señaló Cortell, los productos tangibles (como los ladrillos) se venden y se alquilan, pero en ningún caso, se cobra por su uso, que es lo que sí hacen las sociedades de gestión de los derechos de autor".

Javier GutiérrezJavier Gutiérrez considera que estas entidades surgen de la necesidad de crear órganos para que los artistas puedan sacar beneficios de la explotación económica de sus creaciones en el mercado. Hay que tener en cuenta que los creadores a nivel individual no tienen capacidad de administrar los derechos derivados de su actividad, y en ese contexto, las sociedades de gestión cumplen una función social. "Por supuesto, señaló Javier Gutiérrez, no pueden tener ánimo de lucro, deben tratar de la misma manera a todos sus afiliados y han de someterse al control de alguna autoridad administrativa externa que garantice que su funcionamiento es transparente". Javier Gutiérrez admite que estas entidades pueden tener defectos (como todo cuerpo social), pero al menos su asociación (VEGAP, que agrupa a pintores, fotógrafos, escultores, performers, diseñadores gráficos...) sirve para velar por los derechos de sus afiliados en un contexto social en el que las creaciones visuales (que, de algún modo, son ideas que se formalizan en obras "materiales") están muy desprotegidas. "Si el creador, planteó Javier Gutiérrez, no puede disponer de una renumeración lógica por el aprovechamiento que genera su obra en el mercado, entonces deja de ser autor y se convierte en peón sin derechos de una maquinaria económica inhumana".

Tanto Javier Gutiérrez como Jorge Cortell comprenden y justifican el copyleft y otras modalidades de licencias libres que han surgido durante los últimos años como alternativa al copyright restrictivo. Según Jorge Cortell, en la era digital, la copia, reproductibilidad y distribución de las obras se puede llevar a cabo con mucha facilidad y escasos costes económicos, lo que rompe el "injusto y precario equilibrio" que existía entre autor, mediador y público. Los modelos alternativos al copyright son necesarios si se quiere mantener viva la creación, porque el sistema actual de propiedad intelectual no funciona y genera numerosos conflictos.

Entre la desregulación total de los derechos de autor y la tendencia actual a una protección absoluta, Jorge Cortell cree que existen numerosas alternativas (unas más viables y sostenibles que otras). Desde modelos de protección limitada (con licencias temporales no hereditarias) a la cobertura pública de la creación y la investigación, pasando por las opciones combinadas (ofrecer la posibilidad de acceder gratuitamente a una obra en ciertos circuitos, a la vez, que se pone a la venta en otros canales) que ya han llevado a cabo con éxito colectivos literarios como Wu Ming e incluso músicos como David Bowie o George Michael. En cualquier caso, Cortell estima que habría que apostar por un modelo que fuera económicamente sostenible, pero que también respondiera a un objetivo ético: la búsqueda de la felicidad individual y social.

A juicio de Javier Gutiérrez, el copyleft representa una manera novedosa, útil y absolutamente respetable de concebir la producción creativa, pero no cree que contradiga la necesidad de desarrollar una legislación que posibilite a los autores ("a aquellos autores que lo deseen", precisó) percibir ciertas compensaciones por la explotación comercial de sus obras. "Las licencias copyleft, afirmó Javier Gutiérrez, garantizan el reconocimiento de la autoría y, en ningún momento, plantean contradicciones a la decisión de determinados autores de optar por recibir una remuneración económica cuando sus obras son utilizadas y generan beneficios a terceros".

Jorge CortellEn la fase final de este debate, Jorge Cortell señaló que el auténtico "pirata" que hace peligrar la creación cultural y artística es la ignorancia y el miedo ante el cambio. "Un miedo, aseguró Jorge Cortell, que promueven las grandes corporaciones de la industria cultural (discográficas, editoriales, empresas de software...) con la ayuda de los medios de comunicación y de ciertas instituciones políticas y legislativas". Es esa industria intermediaria la que intenta protegerse de las nuevas posibilidades de reproducción y distribución que propician los medios telemáticos, y para ello, pone en marcha medidas de control y represión cada vez más agresivas y que, a menudo, atentan contra derechos básicos de los consumidores.

Por su parte, Javier Gutiérrez señaló que en la legislación española la propiedad intelectual está limitada por otros derechos (como los derechos a la información y a la educación) y, por ejemplo, permite el uso privado de cds regrabados. El problema, según Javier Gutiérrez, está en el aprovechamiento perverso que hacen de esos límites, ciertas instancias para sacar réditos comerciales de las obras de muchos autores. "Los piratas son aquellos que no se someten a la ley del mar, recordó el director del VEGAP, que es una ley natural (como los derechos de autor en la tradición jurídica europea) basada en un pacto de no agresión". En este sentido, Javier Gutiérrez cree que los principales responsables de la piratería cultural en España no se encuentran detrás del "top manta", sino en ciertos despachos de corporaciones privadas, medios de comunicación e incluso instituciones públicas, desde los que se promueve la utilización sistemática de creaciones intelectuales para beneficiarse (a nivel económico o de prestigio) con ellas, sin recompensar a sus autores.