Entre
el 7 y el 10 de noviembre de 2006 se ha celebrado la segunda convocatoria
del proyecto Nueva derecha: ideas y medios para la contrarrevolución
que trata de analizar las causas de la expansión, tanto a nivel nacional
como internacional, de un nuevo populismo conservador. Si en el primer
encuentro, celebrado en octubre de 2005, se identificaron algunos
de los rasgos constituyentes de esta "nueva derecha", la idea de este
segundo seminario ha sido analizar su dimensión discursiva, es decir,
la reacción intelectual en la que se ha apoyado para legitimar desde
un punto de vista teórico sus planteamientos y aspiraciones. En la presentación
del seminario, Amador Fernández-Savater alertó de que
en un tiempo histórico marcado por la vivencia de una "guerra de
todos contra todos" (donde prima una lógica individualizada y se
produce una reafirmación identitaria basada en el rechazo del otro),
la izquierda tradicional sólo es capaz de proponer una política de gestos
y discursos simbólicos, tan bienintencionados como estériles, mientras
la nueva derecha asume esa "guerra de todos contra todos"
como paradigma proliferante e irreversible que "obliga" a tener una
actitud beligerante en nombre de la seguridad. En una conferencia que
se celebró en el Centro Vecinal Pumarejo de Sevilla, Raúl
Sánchez Cedillo señaló que, aunque la derrota de
los republicanos en las últimas elecciones legislativas estadounidenses
hace presagiar un cierto declive de los neocons a corto y medio
plazo, la coyuntura global continua siendo propicia para que los enunciados
de la nueva derecha obtengan un amplio respaldo social y condicionen
el debate político. En la última sesión del seminario,
el filósofo francés Jacques Rancière los discursos apocalípticos
sobre las consecuencias negativas de la democracia que actualmente se
están promoviendo desde ciertas élites intelectuales y
gubernamentales de los países occidentales,
plantean una defensa implícita de
una "nueva legitimidad" basada en el "gobierno de los
expertos". Es decir, en la presunción de que las tareas
de gobierno deben reservarse a una élite política nacida
y/o preparada para llevarlas a cabo. En el marco de este seminario también
se proyectó el documental El
mundo según Bush, dirigido por William Karel, que muestra la estrategia
discursiva seguida por el gobierno de Georges W. Bush para justificar
la invasión de Iraq y defender la guerra preventiva ante potenciales
amenazas.
Entre el 7 y el 10 de noviembre de 2006 se ha celebrado
la segunda convocatoria del proyecto Nueva derecha: ideas y medios
para la contrarrevolución que trata de analizar las causas
de la expansión, tanto a nivel nacional como internacional, de
un nuevo populismo conservador que rompe con ciertos consensos instituidos
(fenómeno revisionista), mezcla de forma tan contradictoria como
eficaz el neoliberalismo económico con la apelación a valores
tradicionales (la patria, la religión...) y ha sabido ver y utilizar
el potencial estratégico de los nuevos medios de comunicación
y de la cultura de red (el caso Libertad Digital o los Peones Negros).
El objetivo de este proyecto es huir de un análisis superficial
sobre las causas de la emergencia y consolidación de esta nueva
derecha, intentando ir más allá de una mera condena moral
(tan autocomplaciente como estéril) para detectar y entender cuáles
son los mecanismos de seducción que pone en juego, los malestares
y las frustraciones que manipula o su forma de relacionarse con la experiencia
fragmentada de lo social y de lo laboral en el mundo contemporáneo.
El movimiento neoconservador estadounidense es una "especie
singular" dentro de ese grupo amplio y variado de prácticas
y discursos políticos que se pueden describir como nueva derecha.
"Los neocons", señaló Raúl Sánchez
Cedillo en el inicio de su intervención en el seminario Nueva
derecha: ideas y medios para la contrarrevolución (II), "se
declaran como inequívocamente democráticos (de hecho, su
objetivo fundamental es exportar la democracia, aunque sea por medio de
la fuerza, a todo el planeta) y han sido los pioneros de la contrarrevolución
conservadora que ha condicionado la política internacional durante
los últimos años. Y aunque el resultado de las elecciones
legislativas que se celebraron en Estados Unidos el pasado 7 de noviembre
ha supuesto un importante revés para sus proyectos y aspiraciones,
su poder de influencia sigue plenamente vigente".
Vivimos en países que no sólo se autodenominan
"democracias", sino que también se autoasignan la misión
de propagar este régimen político por todo el planeta (un
objetivo que, en ocasiones, tratan de conseguir incluso recurriendo a
la fuerza). Sin embargo, es cada vez más frecuente que en el seno
de las élites intelectuales y gubernamentales de estos países
surjan discursos que de forma agresiva y escandalizada alerten de que
ciertas materializaciones de la "democracia" están siendo
un obstáculo tanto para el progreso y el desarrollo de la sociedad
como para la protección de principios y valores morales que salvaguardan
y/o representan el "bien común". "Según estos
discursos", señaló Jacques Rancière en el inicio
de su intervención en el seminario Nueva derecha: ideas y medios
para la contrarrevolución (II), "la democracia no es sólo
una forma corrupta de gobierno, sino el reflejo de una profunda crisis
de la civilización que afecta a la sociedad y al Estado a través
de ella".
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