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Conferencia de Sjeng Scheijen: Carmen en Rusia. La percepción rusa de la cultura española en el arte de fin de siglo |
En el inicio de su intervención en el seminario
La noche española. Flamenco, vanguardia y cultura popular,
Sjeng Scheijen señaló que esta influencia de "lo español"
en los trabajos de la compañía de Diaghilev no fue casual
ni estuvo ligada exclusivamente a una coyuntura histórica concreta
(los años de la Primera Guerra Mundial). "En Rusia",
explicó, "ya existía una profunda 'hispanofilia' desde
principios del siglo XIX, pues un amplio sector de la sociedad pensaba
que había muchas semejanzas culturales e históricas entre
ambos países (fervor religioso, influencia de pueblos 'orientales'...).
Semejanzas que diferenciaban a estos dos países periféricos
del resto de las naciones europeas".
Ya en las décadas posteriores, la figura del Quijote, el mito de Carmen y la pintura de Velázquez tuvieron en Rusia numerosos y entusiastas seguidores. El novelista Iván Turguéniev, por ejemplo, escribió un influyente ensayo titulado Hamlet y Don Quijote (1860) en el que confrontaba a los dos personajes como arquetipos humanos antagónicos (el extrovertido y arrojado frente al ensimismado y reflexivo). Fiodor Dostoievski, por su parte, mostró en reiteradas ocasiones su admiración por el héroe cervantino, con el que tiene muchas similitudes el idealista príncipe Mishkin, protagonista de su novela El idiota (1869). Gran éxito tuvo igualmente la novela corta Carmen, de Prosper Merimée en la que, según Sjeng Scheijen, el escritor francés incorpora temas y personajes relacionados con la tradición literaria rusa, en especial con la obra de Alexandr Pushkin. Hay que tener en cuenta que Merimée fue uno de los principales difusores de la literatura rusa en Francia e incluso llegó a traducir obras del citado Pushkin (La Dama de picas, Los Zíngaros, El húsar, El pistoletazo) y de Nicolás Gogol (Las almas muertas y El inspector). También la pintura del sevillano Diego de Silva y Velázquez fue muy admirada por numerosos artistas rusos de la época, entre ellos Ilia Repin (que en 1883 estuvo copiando cuadros suyos en el Museo del Prado) o Valentín Alexandrovich Serov (reconocido retratista y autor de algunas de las obras más emblemáticas del impresionismo ruso). Los rusos fueron, por tanto, pioneros en la utilización de los clichés románticos de "lo español" que se generalizarían a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en la escena cultural y artística europea. A juicio de Sjeng Scheijen, este marcado interés por "lo español" se debía a la asunción de la idea "romántica" de que a través del conocimiento de "culturas afines" se podían descubrir aspectos esenciales de la propia identidad nacional, pero también era fruto del deseo de buscar referentes externos que permitieran frenar la creciente influencia política y cultural de las dos grandes superpotencias de la época: Alemania y Francia. Hay que tener en cuenta que tras las guerras napoleónicas (1799-1815) se había producido un primer proceso de globalización que dio lugar a la emergencia de movimientos nacionalistas en distintos países europeos, incluyendo Rusia. Ese sentimiento nacionalista resurgió en el último tercio del siglo XIX, siendo Sergei Diaghilev uno de sus principales promotores en el ámbito cultural. Diaghilev, que en 1898 había puesto en circulación la revista El mundo del arte intentó crear un museo nacional de arte ruso. Una iniciativa que finalmente no fructificó, pero con el material disponible pudo montar en 1906 una exitosa exposición en el Petit Palais de París que despertó una fiebre por todo lo "ruso" en la capital francesa (y, por extensión, en el resto de Europa). Tres años más tarde fundó la compañía de los Ballets Rusos en la que colaborarían desde bailarines y/o coreógrafos como Anna Pavlova y Vaslav Nijinsky a músicos de la talla de Igor Stravinski, Tchaikovski o Prokófiev. "Para Diaghilev y otros artistas rusos de aquella época", aclaró Sjeng Scheijen, "el nacionalismo nunca fue un fin en sí mismo (de hecho, en ellos nunca tuvo un carácter agresivo), sino un medio que le permitía expresar sus propias inquietudes y preocupaciones". Es el caso, por ejemplo, del pintor y diseñador escénico Alexander Golovin -creador de los decorados de algunas de las primeras producciones de la compañía de Diaghilev (por ejemplo, El pájaro de fuego, con música de Stravinski y coreografía de Mijail Fokine)- que mezclaba en sus trabajos elementos folclóricos reales con otros imaginados por él. Escasamente conocido fuera de Rusia, Golovin diseñó la escenografía de una versión de la ópera Carmen que se estrenó en 1906 y pintó con una técnica extraña que combinaba temple y acuarela una serie de retratos de "mujeres españolas". Entre 1908 y 1910 acompañó a Diaghilev en su primera gira por Europa al frente de los Ballets Rusos. "Pero su relación con esta compañía", aseguró Scheijen, "duró poco, ya que por diversas razones -más personales que profesionales- Diaghilev prefirió trabajar con otros dos escenógrafos: Léon Bakst y Alexandre Benois".
En la fase final de su intervención en el seminario La noche española. Flamenco, vanguardia y cultura popular, Sjeng Scheijen recordó que hasta 1916, la mayor parte de los artistas, músicos y bailarines que formaron parte o colaboraron con la compañía de Diaghilev habían sido de nacionalidad rusa. Pero tras la segunda estancia de éste en España, los Ballets Rusos comenzaron a colaborar con creadores de otras naciones (especialmente españoles). No hay que olvidar que Diaghilev, influido por las tesis del movimiento neo-nacionalista ruso, consideraba que existían numerosos vínculos históricos y culturales entre su país y España. "Lo paradójico", concluyó Scheijen, "es que a pesar de que esa tesis tenía escasa consistencia teórica (pues se basaba más en una interpretación idealizada a partir de paralelismos anecdóticos y superficiales que en un análisis riguroso de datos históricos contrastados), al ser asumida y promovida por numerosos artistas e intelectuales, terminó influyendo de manera decisiva en la configuración de la propia identidad cultural rusa". |