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Paseo I, por Marta Pelegrín Rodríguez: Hay sitos por los que el norte se me escapa. Ciudad en tránsito: canales, trenes, vías y areopuerto. Sevilla Norte

Marta Pelegrín RodríguezEn el mundo contemporáneo, el foco de influencia directa de las ciudades va mucho más allá de sus límites físicos. En su desbordamiento, las ciudades afectan y se ven afectadas por el entorno geográfico, económico y simbólico en el que se enclavan. Por ello, Marta Pelegrín -arquitecta que trabaja con espacios de apropiación colectiva y mecanismos de activación y subjetivación de lugares- considera que más que hablar de ciudades, habría que hacerlo de "regiones urbanas", entendiendo éstas como conjuntos de escenarios que interactúan entre sí y tensionan y transforman el territorio sobre el que se asientan. En ellas, las fronteras entre "espacio rural" y urbano se diluyen, incluso con frecuencia es difícil precisar los propios límites de cada una de las ciudades que las conforman, pues están sometidos a un proceso continuo de mutación.

A su juicio, para analizar una ciudad es necesario conocer y explorar tanto sus bordes y tangencias ("escenarios de imaginarios presentes y futuros"), como sus áreas de intermediación (puntos de confluencia y conexión con el territorio que le rodea) en las que se produce un intercambio continuo de personas, informaciones y mercancías. "Estas áreas de intermediación, explicó Pelegrín, son espacios en los que la ciudad se vacía y muere, pero también donde desvela nuevas identidades y referencias".

Hay que tener en cuenta que la experiencia urbana de los ciudadanos contemporáneos está condicionada por sus desplazamientos cotidianos a través de estos espacios de intermediación que articulan las relaciones -físicas y simbólicas- entre las distintas localidades que conforman una región urbana. La ocupación de estas áreas de intermediación -en las que coinciden los máximos niveles de comunicación y movilidad con los máximos niveles de aislamiento e individualidad- deriva del desbordamiento de la ciudad, creando, según Pelegrín, "escenarios inverosímiles e improvistos que pueden entenderse como una forma de descompresión de la ciudad, una excrescencia del exceso y ajetreo urbano".

Hay sitos por los que el norte se me escapa. Ciudad en tránsito: canales, trenes, vías y areopuerto. Sevilla Norte.

El paseo guiado que ofreció Marta Pelegrín en el marco del seminario-taller Imaginarios urbanos: hecho público atravesó algunos espacios de intermediación situados en la zona norte de Sevilla, principal puerta de acceso a la ciudad, pues en ella se concentran la mayor parte de las conexiones fluviales, ferroviarias, aeroportuarias y viarias de la capital andaluza. Conexiones que, según Pelegrín, discurren a través de un territorio complejo en el que se superponen núcleos urbanos residenciales (San Jerónimo, La Bachillera, Pino Montano, San José de la Rinconada, La Algaba) e industriales (Polígono El Higuerón-Las Pitas); plantaciones agrícolas tradicionales (regadíos, productos hortofrutícolas y algunos terrenos extensivos) e innovadores proyectos tecnológicos (como Aerópolis, la futura "ciudad del aire"); grandes instalaciones sub-urbanas que cubren ciertas necesidades de los habitantes de la ciudad (desde depuradoras de agua hasta el cementerio municipal, pasando por escombreras, graveras...) y edificios o monumentos (casi) invisibles con una fuerte carga simbólica y/o patrimonial (Cortijo Gota de Leche, Templete de San Onofre...); espacios marcados por la vivencia de la movilidad y de lo transitorio (la SE-30, el aeropuerto de San Pablo, la estación de Santa Justa) y "zonas inciertas e intersticiales" a medio camino entre el campo y la ciudad, entre la urbanización formal e informal (barrios como Valdezorras o El Gordillo, asentamiento de chabolas de El Vacie).

Desde un punto de vista geográfico, la zona norte de Sevilla se ubica al final de la vega natural del río Guadalquivir, lo que le dota de unas relaciones topográficas, productivas y culturales muy diferentes a las de otras partes de la ciudad. Así, ha sido una zona tradicionalmente agrícola (tanto de regadíos como de cultivos extensivos) que ha sufrido un fuerte proceso de antropización (especialmente durante las últimas décadas) con efectos visibles tanto en su sistema fluvial (encauzamiento del Guadalquivir, creación de canales artificiales de riego...) como geomorfológicos (desarrollo de actividades extractivas, proliferación de núcleos urbanos). En opinión de Marta Pelegrín, este zona norte es, a día de hoy, un "espacio de intermediación" que, gracias al crecimiento -económico y demográfico- de la capital, está experimentando un profundo proceso de transformación.

Realizado en autobús, este paseo guiado por la zona norte de Sevilla se inició en San Jerónimo, un barrio situado en el margen izquierdo del Guadalquivir en el que hay un convento del siglo SXV (donde actualmente se celebran actividades culturales) y un parque que, entre otras cosas, alberga una serie de huertos y un extraño y descomunal monumento (popularmente conocido como "El huevo de Colón") donado por Rusia a España en 1995. Después, se visitó el templete de San Onofre, que se encuentra semioculto debajo de un puente entre carreteras (la ronda Supernorte -SE020- y la carretera de la Rinconada -A3102-), canales de riego y vías de tren. La figura del santo ermitaño que dio nombre a este templete desapareció hace ya bastante tiempo y fue sustituida por una imagen negra del Sagrado Corazón de Jesús (conocida como el "Santo Negro") a la que muchos vecinos continúan venerando.

Tras salir de San Jerónimo, el autobús se introdujo por el polígono El Higuerón-Las Pitas (ocupado predominantemente por el sector de la distribución y del comercio mayorista) y dejó a su derecha el cementerio de San Fernando (construido en 1853) y el asentamiento chabolista de El Vacie. Desde allí siguió hasta Pino Montano, un populoso barrio sevillano creado en los años setenta del pasado siglo que actualmente tiene un altísimo porcentaje de población juvenil. Posteriormente, el autobús tomó la ronda Supernorte (que conecta la isla de La Cartuja con Sevilla Este) en cuyos márgenes sobreviven aún amplias zonas de cultivos. En ese tramo del recorrido, se pudieron divisar algunas de las instalaciones de extracción de grava (graveras) que hay por la zona y la incidencia de las infraestructuras en el territorio.

Hay sitos por los que el norte se me escapa. Ciudad en tránsito: canales, trenes, vías y areopuerto. Sevilla Norte.

Más tarde, se cogió la "carretera amarilla" para dirigirse, bordeando núcleos suburbanos como El Gordillo o Valdezorras (donde abundan las casas auto-construidas y los pequeños huertos familiares), al aeropuerto de la ciudad ("puerta aérea de Sevilla con el exterior"). Después, el autobús se dirigió al recién creado Parque Tecnológico Aerospacial de Andalucía (Aerópolis) que, supuestamente, alojará a decenas de empresas vinculadas con la construcción aeronáutica. Una vez allí, se inició el regreso al casco urbano, parando tanto en el Cortijo Gota de Leche (casi engullido por el tráfico vertiginoso de la SE-30), el lugar en el que fusilaron a Blas Infante (figura histórica del movimiento nacionalista andaluz), como en la Estación de Santa Justa, un espacio que representa para Marta Pelegrín, "el punto de conexión más profundo de la ciudad con el norte y sus áreas de intermediación".