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Ora et colabora. Mesa poliédrica en torno al arte colaborativo

Proponemos un actividad orientada al trabajo teórico sobre la variante de arte político que llamamos arte colaborativo. A partir de materiales teóricos, previamente elaborados, se desarrollará un debate sobre ciertas interrogantes al respecto. Para facilitar el clima de participación oportuno a este debate, la asistencia será por invitación expresa a agentes o personas especialmente involucrados en estas prácticas. Participarán, además de grupos mayoritariamente andaluces, otros grupos y artistas del Estado, tales como Las Agencias, Yomango, Tramm, Citymined, Nelo Vilar, que en la actualidad desarrollan iniciativas y planteamientos teóricos cercanos a estas propuestas.

Hacia una historia acumulativa del arte colaborativo
El objetivo de esta reunión, en la que prestamos atención a la intersección del campo del arte público con el campo de los nuevos movimientos sociales1 (NMS), es sobre todo definir, debatir y concretar las prácticas que nos ocupan en vistas a contribuir a una historia del arte político.

Ora et colabora. Mesa poliédrica en torno al arte colaborativoHemos asistido a la no acumulación del arte paralelo de los años 902. De hecho, pasaron sin pena ni gloria la mayoría de los precedentes que ya en los 70 apuntaban estas emergentes formas de hacer. Muy posiblemente, con el paso del tiempo, desde cualquier rincón del arte del futuro, se reclamen algunas estrellas particulares de este arte de los 90 y se reconstruya una versión de esta historia del arte paralelo, como en su día ocurrió con Fluxus, Zaj o el mismo Brossa. En el caso en que así fuera, se tratará de una reconstrucción al antojo del recuperador y su tiempo, y servirá de nada a quienes de forma activa contribuyeron a su desarrollo y -más grave- a los propósitos con los que ese arte se desarrolló. No nos resultan nuevos el oportunismo y la asepsia de las reconstrucciones históricas, ni tampoco lo lejos que quedan estas reconstrucciones de las periferias del sur.

Una no acumulación del arte de los 90, que en la práctica de los 2000 (encuentros y festivales de performances, mail art, poesía visual, etc.) se está traduciendo en una eterna vuelta a los principios, una reiteración que lejos del ritual deviene tópico, una reincidencia en los intentos fallidos de, al menos, una década. A menudo es en nombre de la incorruptibilidad que se rechaza cualquier apertura, lo que recientemente se ha denominado "criptoarte"3.

Sólo el arte ingenuo no acepta que responde (en un sentido u otro) a las preguntas que de hecho oye a su alrededor. No sólo las del mercado, instituciones y grupos de interés, también las de maestros y discípulos, aspirantes y reconocidos, afines y competidores. A menos que se traten de círculos tan inestables, reducidos y endogámicos, que las preguntas carezcan de consistencia, sean escasas y además autoreferenciales. Esto suena a arte paralelo y de ahí venimos. No vamos a negar esa posibilidad de experiencia artística, pero hemos de tratar de optimizarla. El arte emergente puede jactarse de indomable, pero si no aterriza, si se niega a ampliar y acumular su experiencia, perderá la oportunidad de aprender sobre lo errado y tropezará una y otra vez con el consabido amateurismo.

Por ello apostamos por la acumulación en torno al arte colaborativo, la sistematización de unas prácticas que se hallan en la intersección entre dos campos, el artístico y el de los NMS, y que han de responder a las preguntas de ambos.

No es de extrañar, tanto como amamos la emergencia y el nomadismo, que se desatiendan los aspectos concernientes a la institucionalización de las prácticas artísticas. Con este palabro, de carga enormemente negativa para la tradición de la que hablamos, aludimos en este caso a la maduración y socialización del arte, lo que es bien distinto a su repudiable clientelización institucional.

No hablamos pues de clientelización, ni de asimilación, cooptación institucional o edulcoración de las propuestas. Cuando hablamos de institucionalización de las prácticas pensamos en la definición de objetivos, elaboración de criterios, búsqueda de espacios y públicos, autocrítica y autogestión. Es decir, acumulación de una historia específica que nos libre del espontaneismo y diletantismo al que nos tienen acostumbrados las loables artes eternamente emergentes.

En este proceso de construcción, ¿es lícito exigir a las instituciones del arte lo que corresponde a un arte emergente que quiere dejar de serlo? En eso estamos, más allá del logro de pisitos amueblados para unos pocos (para nosotros primero). Pero ello no indica que aceptemos con resignación las condiciones del arte institucional. Ya que todo arte supone una negociación de las condiciones de producción, ya no caben más artistas en el limbo de los inocentes. ¿No se hace la performance y el arte público pensando en unos parámetros (reglas según tradiciones-corrientes), contando con unos condicionantes y aspirando a transmitir algo a unos determinados públicos? Va siendo hora de poner los purismos en su sitio y relativizar la autonomía del arte, lo cual no supone claudicar, sino comenzar a llamar a las cosas por su nombre.

La pureza suele estar asociada a condicionantes velados. El arte paralelo de los 90, al menos en Valencia, se ha nutrido de forma importante del contingente de alumnos de Bellas Artes en sus últimos años de carrera y de licenciados en el impás de la inserción profesional. La continua renovación de este contingente humano hizo difícil la acumulación esperable. Por otro lado, la negociación institucional para reivindicar espacios y recursos pasaba por las dinámicas de reconocimiento institucional y sus números clausus. De este modo, los artistas hicimos de nuestra necesidad virtud y nos negamos así la posibilidad de reclamación y negociación, tarea por cierto nada fácil.

En efecto, dentro de este contingente de artistas nos encontrábamos nosotros. Quizás nuestra reconciliación con este arte endogámico y circular vino de manos de la colaboración con los movimientos sociales, a través de cuyas experiencias hemos encontrado que es posible y legítimo hacer un arte político reinventando y reivindicando un espacio propio, lo que conlleva la negociación con la institución. Después de pasar años trabajando como autónomos y tratando eventualmente de camuflar proyectos políticos ante las instituciones bajo las fórmulas del bienintencionado arte público, optamos por desenmascararnos y reclamar a las claras. Tal vez sólo resulte otro "no", pero la acción no acabará y entretanto habremos acumulado cierto aprendizaje que nos servirá para saber dónde estamos y hasta dónde queremos llegar.

Cosificación, captación, edulcoración institucional es ya el riesgo que afrontamos escribiendo este texto en un marco institucional y aceptando la ocasional discusión de techos políticos. Una paradoja si se entiende que el arte político ha de ser un arte indómito, eternamente emergente. Un acierto si exigimos a la institución arte lo que es del arte político como ejercicio de apropiación, reivindicación, democratización, popularización, utopización del arte.

Circulación de elementos culturales
Innegablemente, la estetización de las prácticas sociales no es patrimonio de los artistas, ya que por definición los Nuevos Movimientos Sociales han encontrado en la originalidad y las nuevas formas de hacer un modo de salir del anonimato y de articular sus prácticas.

Ora et colabora. Mesa poliédrica en torno al arte colaborativoY de hecho, en este sentido se puede hablar de una coetaneidad: tanto las actuales iniciativas políticas como las artísticas que critican o no responden al establishment, padecen una ocultación y separación de los canales de distribución masivos y son víctimas de su "ruido" mediático. Así, tanto para los NMS como para los Movimientos Artísticos se hace necesario descubrir otros canales y tonos para lidiar con el ostracismo y la vorágine informativa. No son más que respuestas paralelas a los similares condicionantes de transmisión cultural de una época.

Aunque para analizar el discurrir de las poéticas entre NMS y Movimientos Artísticos, tratándose de ámbitos sociales en solución de continuidad, conviene atender a las dinámicas de circulación de los elementos culturales.

Al indagar sobre el papel de los artistas en la cultura popular encontramos que de un lado se dan determinados esquemas de producción y distribución, pero a su vez hay otros de "consumo activo", es decir, de recepción y apropiación por parte de los públicos. Los artistas sociales, por imperativos del campo, están impelidos a la investigación y sistematización de su saber, a la autocrítica y al continuo cambio, lo cual se traduce en unas producciones que son recibidas y emuladas por los "públicos activos". Estos "públicos activos", que entre otros son los NMS, se nutren de formas de hacer, de narrativas, de poéticas que desarrollan en forma de prácticas creativas así como de nuevos discursos y marcos simbólicos.

Generalmente, la transmisión de formas de hacer de los movimientos artísticos hacia los NMS se desarrolla también en el marco de una curiosa literatura popular, en la que tiene lugar una producción cultural por parte de los NMS a partir de determinados dispositivos de recepción y recreación. Esta transmisión de propuestas se da habitualmente a través de narraciones donde abundan las leyendas urbanas.

Circulan entre los activistas toda una serie de acciones e "historias ejemplares", anónimas o atribuidas a autores concretos, en las que normalmente las propuestas artísticas comparten espacio como "referencias míticas" con las anécdotas más inverosímiles. Muy a menudo las atribuciones de autoría son equivocadas, las intervenciones de las que se desconoce su autor se suelen adjudicar al grupo artístico conocido, lo cual contribuye a que la natural competencia ocasione eventuales resentimientos entre los movimientos artísticos.

El entorno simbólico de los NMS resultará estimulado por las aportaciones artísticas en la medida en que éstas tengan la capacidad de crear un "estado de lo posible". La virtualidad resemantizadora del arte ofrece redescubrir la potencia de la acción colectiva para el cambio social y la utopización de la cotidianeidad.

Pero la circulación no tiene un único sentido. Es más, los artistas políticos se apropian continuamente de ideas e iniciativas de los NMS, que constituyen una parte más del acervo de referencias con el que cuentan. La experiencia nos dice que estas iniciativas, "traídas" al campo artístico y elaboradas, devienen modos de hacer que quedan liberados y vienen a retroalimentar de nuevo a los NMS.

Lo que entendemos por arte colaborativo
A continuación mostramos algunos de los planteamientos que encontramos oportunos en la tentativa de un arte colaborativo.

Nos interesa un arte con objetivos artísticos manifiestamente políticos y vinculados a los procesos de los NMS. Es decir, la cosa no va de adornar los trabajos-artísticos-fuera-del-sistema con contextos políticos exóticos, se trata de tomar parte activa en dichos procesos, de modo que las obras, más que colgadas en las paredes más vistosas de la casa, suelen aparecer en sus transitados pasillos, con sus cortesías y reglas de paso, pero también con sus tropezones y sus "mireustedpordondeanda".

Trabajo en red, donde se contempla la colaboración con grupos políticos y artísticos internacionales y del Estado buscando la convergencia de las iniciativas. Lo cual no es obstáculo para la proyección local de las propuestas, en cuya aplicación se aspira a la integración contextual con los procesos sociales, así como con las vías abiertas por los NMS.

Apertura a la transdisciplinariedad. Por un lado, atención a los soportes más diversos y artes aplicadas como apoyo a la acción -que no como culto al soporte-, desde las Bellas Artes a las artes gráficas, multimedia, cyber, performance, arte público, etc... Por otro lado, interés por orientaciones teóricas de distintas disciplinas como intersección de conocimientos y prácticas -que no como tecnicismo ni academicismo ombliguista-, desde las ciencias sociales a la arquitectura, las ciencias ambientales, etc...

Relación con los media y con las instituciones como entornos ocupables. Creemos que es lícita y oportuna la creación de espacios otros, pero también la apropiación de los ya existentes. Por más que estén en manos del establishment, presentan fisuras y se prestan a su aprovechamiento.

Creación de nuevos marcos simbólicos y usos sociales a través de la resemantización de las experiencias vitales. O sea, interpretar al pie de la letra la consigna otros mundos son posibles y dirigir hacia ello los esfuerzos.

Estas cuestiones y otras más serán formuladas en esta reunión al hilo de las experiencias, metodologías y vicisitudes del ayer y hoy de los concurrentes con el propósito de contribuir a un marco teórico en torno a un arte político en aras de su acumulación histórica. No se trata de organizar un petit comité de puras sangre con afán de posteridad, sino de crear un espacio de afines donde encontrar respuestas a un planteamiento específico de arte en gestación (está por saber si eterna). ¿Lograremos ponerle un cascabel a este gato?, ¿se lo pondremos de forma que le dure? Esto y más en ésta y próximas convocatorias.

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La Fiambrera Barroca, Sevilla.
La Fiambrera es un grupo de arte de acción que comienza a desarrollar sus actividades artístico-políticas a mediados de los 90 en Valencia. En el 99 se ramifica en equipos, dos de sus miembros se afincan en Sevilla y comienzan a trabajar como Fiambrera Barroca. En estos cuatro años vienen desarrollando sus propuestas en colaboración con diferentes movimientos sociales locales.
Contacto: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla ; Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla

 

NOTAS
1 .- Entendemos por Nuevos Movimientos Sociales el heterogéneo espectro de colectivos que incluye antimilitaristas, ecologistas, anarquistas, antiautoritarios, indigenistas, contra el neoliberalismo, por los derechos humanos, de las mujeres y un largo etcétera. [volver]

2 .- Agradecemos los textos aportados por Nelo Vilar, anticipo de su tesis doctoral sobre el arte paralelo de los noventa en el Estado español. [volver]

3.- Ver "Criptoarte, criptoartistas, criptorevistas", Nelo Vilar. Ponencia presentada en Edita 2001. Encuentro de Editores Independientes de Punta Umbría. http://usuarios.lycos.es/fpperformaticas/teoria/criptoarte.htm [volver]