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Presentación general a cargo de Armando Silva |
Cuando el equipo de contenidos de UNIA arteypensamiento conoció la teoría de los imaginarios urbanos desarrollada por Armando Silva, inmediatamente pensó en la posibilidad de aplicarla a la ciudad de Sevilla. Todo ello desde la convicción de que sus herramientas teóricas y metodológicas podían ser de una gran eficacia para redimensionar una urbe que ha rentabilizado su imaginario (esto es, que ha hecho "producción" de su "imaginación") y que se ha limitado a representarse a través de una serie de manifestaciones expresivas (regionales, religiosas...) que, hoy en día, no la definen con veracidad. Una imaginación que, a menudo, ha sido expropiada, amplificada artificialmente con discursos narcisistas al servicio de intereses espurios o falsificada para acomodarse a los distintos "pasos" del poder. Con la puesta en marcha del proyecto Ciudades imaginadas. Sevilla (programa general en el que se enmarca este seminario) se pretende redefinir los imaginarios urbanos de esta localidad andaluza, devolviéndole la voz a sus ciudadanos. Al mismo tiempo, se utiliza Sevilla como bisagra entre América Latina y Europa. No hay que olvidar que en el imaginario dominante de esta ciudad sigue muy presente el recuerdo de un pasado "glorioso" en el que Sevilla fue el punto de conexión entre el "viejo continente" (Europa) y el nuevo mundo (América). Cuando el equipo de contenidos de UNIA arteypensamiento conoció la teoría de los imaginarios urbanos desarrollada por Armando Silva, inmediatamente pensó en la posibilidad de aplicarla a la ciudad de Sevilla. Todo ello desde la convicción de que sus herramientas teóricas y metodológicas podían ser de una gran eficacia para redimensionar una urbe que ha rentabilizado su imaginario (esto es, que ha hecho "producción" de su "imaginación") y que se ha limitado a representarse a través de una serie de manifestaciones expresivas (regionales, religiosas...) que, hoy en día, no la definen con veracidad. Una imaginación que, a menudo, ha sido expropiada, amplificada artificialmente con discursos narcisistas al servicio de intereses espurios o falsificada para acomodarse a los distintos "pasos" del poder. Con la puesta en marcha del proyecto Ciudades imaginadas. Sevilla (programa general en el que se enmarca este seminario) se pretende redefinir los imaginarios urbanos de esta localidad andaluza, devolviéndole la voz a sus ciudadanos. Al mismo tiempo, se utiliza Sevilla como bisagra entre América Latina y Europa. No hay que olvidar que en el imaginario dominante de esta ciudad sigue muy presente el recuerdo de un pasado "glorioso" en el que Sevilla fue el punto de conexión entre el "viejo continente" (Europa) y el nuevo mundo (América). En la primera sesión de Imaginarios urbanos: de ida y vuelta -que contó con la presencia del periodista, cronista, ensayista y narrador mexicano Carlos Monsiváis- Armando Silva realizó una presentación general de su teoría de los imaginarios urbanos, cuyo principal objetivo es explorar las condiciones perceptivas y cognitivas que caracterizan la vida urbana en las sociedades contemporáneas. "Es una teoría de la cultura desde una dimensión estética", precisó Armando Silva, "que intenta comprender cómo se configura socialmente la realidad urbana, es decir, que analiza la ciudad que construyen los ciudadanos, no sólo su apariencia arquitectónica, su envoltorio físico". Esta teoría de la formación de los imaginarios urbanos se configura alrededor de un juego de seis parejas de oposiciones que interactúan entre sí para definir el paso de una sociedad pensada desde sus hábitos sociales hacia otra pensada desde sus sentimientos sociales dominantes en distintos períodos y desde sus pulsiones psicológicas, permitiéndonos analizar las diferencias que existen entre la ciudad de la modernidad y la urbe contemporánea o postmoderna (caracterizada, entre otras cosas, por sus múltiples y variables ejes de articulación, su crecimiento difuso y fragmentado y su carencia de centro). - Espacio / tiempo. La teoría de los imaginarios urbanos parte de la constatación de que en la sociedad contemporánea, la definición de ciudad se basa más en criterios temporales que espaciales. "En la actualidad", explicó Armando Silva, "lo urbano no es sólo una categoría geográfico-espacial, sino, ante todo, una realidad simbólica, en permanente construcción y expansión, que excede los límites físicos de lo que tradicionalmente se ha considerado ciudad". Por ello, la teoría de los imaginarios urbanos plantea la necesidad de pasar de una ciudad pensada en el espacio (ligada al territorio y a la arquitectura) a un urbanismo ciudadano pensado en el tiempo. Ante el creciente proceso de desterritorialización de las ciudades, el foco de atención analítico de las investigaciones sobre las nuevas realidades urbanas, en opinión de Armando Silva, debe desplazarse desde el lugar arquitectónico como objeto físico hacia una noción de red y de interacción perceptiva. Por ello, el propósito de la teoría de los imaginarios urbanos no es diseñar mapas empíricos que ofrezcan una representación global y cerrada de la "ciudad real", sino crear "croquis" -provisionales y variables- en los que se muestren diferentes mitologías urbanas, distintas percepciones y prácticas sociales y culturales que conviven en una misma localidad. - Ciudad / urbanismo. En la actualidad, asistimos a la expansión y consolidación de un urbanismo sin ciudad, "pues los ciudadanos", aclaró Armando Silva, "se urbanizan sin necesidad de vivir en ciudades. O al menos, sin vivir en ciudades con límites precisos, centros históricos y/o comerciales reconocibles y una distribución radial (el modelo de ciudad que ha imperado en Occidente durante la era moderna)". En Estados Unidos, como modelo paradigmático, en los últimos años han surgido numerosas "ciudades largueros" (de hecho, a día de hoy, viven en ellas más de la mitad de los ciudadanos de ese país) que crecen de forma horizontal en torno a grandes corredores para automóviles y que carecen de un centro que regule la vida social y comercial. Ciudades de límites difusos y cambiantes, marcadas por nuevas divisiones topológicas (la "urbanización" o zona residencial frente al barrio, la carretera frente a la calle...) y en las que sus habitantes hacen gran parte de sus compras cotidianas en las tiendas de las gasolineras. La expansión de este urbanismo sin ciudad (analizado por varios estudiosos estadounidenses como M. Sorkin, M. Davis, E. Soja o D. MacCannel) está directamente relacionada con el avance de las tecnologías digitales y de la infraestructuras comunicativas. "Un avance", precisó Armando Silva, "que nos obliga a repensar las definiciones de conceptos como espacio público o ciudadanía propuestas desde disciplinas modernas y completas como la antropología, la sociología o el urbanismo". No hay que olvidar que, hoy en día, cualquier persona puede acceder sin moverse de su casa -esté ésta donde esté- a muchos bienes y servicios que hasta hace poco tiempo sólo podía conseguir si se trasladaba físicamente a una ciudad: desde encontrarse con individuos de gustos y aficiones parecidas (los chats y foros se han convertido en nuevas plazas públicas de la sociedad-red) a numerosos requerimientos administrativos, burocráticos y financieros. "Resumiendo", subrayó Armando Silva, "en nuestra época no hace falta habitar en el interior de un casco citadino para vivir, percibir y relacionarse como sujetos plenamente urbanos". Hay que ser conscientes de que urbanizar es mucho más que poblar el mundo de ciudades. "La urbanización”, explicó Armando Silva, “genera paradigmas cognitivos y normas sociales que determinan nuestros comportamientos y nuestras relaciones con los demás". Así, tras los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, el poder está intentando urbanizarnos en el terror y para ello están favoreciendo la creación de auténticas "ciudades (y edificios y casas y apartamentos y aeropuertos) fortalezas" dotadas de herramientas tecnológicas que permiten controlar y vigilar los movimientos de los ciudadanos (a los que se convierte, automáticamente, en individuos sospechosos). "En este contexto", advirtió Silva, "el miedo ya no es sólo un instrumento que utiliza el poder de forma excepcional para encauzar situaciones conflictivas, sino que encarna el rostro cotidiano del poder contemporáneo. El miedo es un nuevo factor de urbanización”. - Localidad / globalidad (o mas exactamente, transnacionalidad). Frente a la noción (ya desgastada por el uso mediático y político) de globalización, Armando Silva prefiere hablar de expansión de culturas trasnacionales o de un orden transnacional. "La amenaza", señaló, "de que la globalización aplastaría las identidades locales propiciando una total homogeneización cultural, no se ha cumplido. Sin embargo, nadie puede dudar de que cada vez hay más fenómenos culturales transnacionales". El Estado-nación, concebido como "unidad de destino en lo universal", ha entrado en crisis. Si en la modernidad, la mayor parte de las relaciones entre países distintos se producía a nivel estatal, a día de hoy, cobran cada vez más fuerza y protagonismo las alianzas estratégicas que se establecen entre ciudades. "Como ocurre en este proyecto", recordó Silva. Otra noción que se ha transformado profundamente es la de "espacio público". Una transformación que se refleja en la aparición y expansión a nivel "transnacional" de productos urbanos -no necesariamente citadinos- como los Centros Comerciales o las llamadas "ciudades corporación". Lugares que, aparentemente, son "públicos" pero que, en realidad, tienen reservado el derecho de admisión. A su vez, según Armando Silva, también Internet o los sistemas de televisión digital representarían actualizaciones contemporáneas de la noción de "espacio público", pues ambos medios permiten el desarrollo de nuevos conceptos de vecindad y dan lugar a la emergencia -a veces, conflictiva- de nuevos deberes y derechos ciudadanos. - Imagen analógica / imagen post-icónica. Asumiendo la importancia de la tecnología en la construcción de imaginarios, el proyecto dirigido por Armando Silva examina el paso de una imagen analógica a una post-icónica. Hay que tener en cuenta que la imagen post-icónica no opera el código de semejanza -como hace la analógica (en la que siempre queda un residuo, en forma de registro lumínico, de "lo real")-, sino que es una condición numérica, el fruto de una sofisticada abstracción matemática que guarda una similitud (no una semejanza) con el objeto que representa. Para analizar el paso de la imagen analógica a la post-icónica, la teoría de los imaginarios urbanos se basa en las ideas que Armando Silva desarrolló en su tesis doctoral Álbum de familia, donde investigó los efectos de la tecnología fotográfica en la producción del imaginario familiar burgués del siglo XX. Influido por la filosofía de Jacques Derrida, en este proyecto -que en 1996 obtuvo el premio a la mejor tesis doctoral en las universidades de California-, el pensador colombiano llegó a la conclusión de que la crisis de la familia burguesa está íntimamente ligada con la decadencia de la tecnología fotográfica analógica. “Una expresa a la otra”, explicó, ”pues la muerte de la fotografía como índice de una semejanza se analoga a la muerte de la familia burguesa para dar paso a las nuevas familias civiles que aparecen sin el origen de lazos de sangre (matrimonios gay, reunión de parejas que aportan hijos de distintos progenitores...). La sociedad virtual (la sociedad-red) construye una ciudad invisible e intangible. Una ciudad desmaterializada y desterritorializada (y, por tanto, post-icónica) en la que se establecen nuevas formas de relación entre lo público y lo privado, propiciando una re-definición integral del espacio doméstico. Así, bajo, dentro y sobre el envoltorio físico que aísla las casas y bloques de edificios de las ciudades contemporáneas, hay miles de cables, antenas y dispositivos varios que conectan a sus moradores con un mundo exterior (quizás virtual, pero no por ello irreal) tan difuso como inabarcable. Esto genera un nuevo tipo de ciudadano que ya no se define por elementos identitarios físicos (el género, la edad...) y que usa cada vez menos la calle (aunque eso no significa necesariamente que deje de relacionarse con sus semejantes, sino que lo hace de forma diferente). - Producción / consumo. La teoría de los imaginarios urbanos se construye sobre la tesis de que en las últimas décadas ha tenido lugar un importante giro en la economía de las sociedades occidentales (y, por extensión, del resto del planeta), pasándose de un capitalismo basado en la producción a un capitalismo basado en el consumo, en el que la fabricación de productos, sean de naturaleza física o virtual, se dispara a limites "irracionales" (e inmedibles). En la modernidad, la organización económica capitalista respondía a criterios racionales. Sin embargo, a día de hoy, el sistema productivo capitalista no trata de satisfacer las necesidades básicas de los sujetos (aquellas que tienen que cubrir obligatoriamente para poder sobrevivir: es decir, beber, comer y soñar), sino que se dirige a sus pulsiones y deseos. "Desde un punto de vista psicoanalítico", señaló Armando Silva, "el consumo se puede definir como una pulsión de compra, pues su objetivo no es cubrir una necesidad material, sino satisfacer la propia pulsión de comprar". Esto origina fenómenos como el shopping que consiste, no exactamente en ir de compras, sino en "pasear la ciudad" haciendo escala en algunos de los nuevos templos de las urbes contemporáneas: los grandes almacenes y los centros comerciales. En el shopping, lo importante no es la cosa que se compra, sino el hecho mismo de ir a comprar, la ilusión de consumir psicológicamente una fantasía (que es lo imperante en el acto mismo de comprar). De ahí que, con frecuencia, se asuma coloquialmente la compra como un acto antidepresivo o bien como plan de diversión para el fin de semana. - Ciudad real / ciudad imaginada. A la teoría de los imaginarios urbanos no le interesa, por tanto, enfocar la "ciudad real", sino la ciudad imaginada que no se define en términos geográficos y administrativos, sino en términos psicológicos y simbólicos. En cualquier ciudad, existen "realidades" que no se imaginan y, a la vez, imaginarios muy extendidos y difundidos que no tienen una correspondencia en la realidad. "Por ejemplo", aseguró Armando Silva, "todas las urbes que hemos estudiado en el marco del proyecto Culturas Urbanas desde sus imaginarios sociales, se adjudican más habitantes de los que realmente tienen". Las ciudades imaginadas se contraponen así a la ciudad real, pero Armando Silva considera que "eso que llamamos realidad, se produce más en las ciudades imaginadas que en las reales". Por ejemplo, si en Google pones Aracataca (la "ciudad real" en la que nació García Márquez), salen muchos menos registros que si introduces la palabra Macondo (la "ciudad imaginada" por el autor de Cien años de soledad). Curiosamente, el alcalde actual de Aracataca ha puesto en marcha una campaña para agregar al nombre de esta localidad la palabra Macondo. Su objetivo es usar un dato imaginario para "activar la quebrada economía" de este municipio del departamento colombiano de Magdalena, convirtiéndolo en un destino turístico de primer orden y revelando cómo afecta la literatura a las ciudades reales. La teoría de los imaginarios urbanos -que Armando Silva describe como una "nueva antropología del deseo ciudadano"- no busca verdades contrastadas, sino creencias compartidas (construcciones sociales). "Es una teoría", explicó Silva, "que parte de la convicción de que la experiencia urbana contemporánea no es genérica, sino que está fraccionada y que, por tanto, en una ciudad hay muchas ciudades formadas por distintos puntos de vista urbanos (la ciudad de los hombres y de las mujeres, de los homosexuales y de los heterosexuales, de los niños y de los mayores, de los ricos y de los pobres...)”. Los imaginarios urbanos son plurales y polisémicos y, por ello, exigen un abordaje teórico-práctico flexible y multidisciplinar. En una primera fase de la investigación, el proyecto Culturas Urbanas desde sus imaginarios sociales se centró en la dimensión comunicativa de estos imaginarios, recurriendo a los instrumentos teóricos y metodológicos de la Sociología y la Antropología. Después, en conexión con las nuevas perspectivas analíticas que abrían los Estudios Culturales y los Visual Studies, se abordó su potencial estético, vinculando algunas producciones de este proyecto con propuestas de arte público (incluso llegaron a presentar la investigación en el marco de la Documenta XI de Kassel). En el momento actual, se conciben los imaginarios como herramientas políticas capaces de generar "efectos ciudadanos que permiten una mayor democratización de la sociedad". De este modo, con este proyecto se intentaría propiciar la emergencia de un nuevo "urbanismo ciudadano" que asuma los imaginarios que los habitantes de una ciudad tienen y comparten de ella. "Es decir”, subrayó Armando Silva, “un urbanismo que no excluya al ciudadano de la ciudad".
Metodología En los formularios-encuestas, se mezclan preguntas genéricas (que son comunes para todas las ciudades), con cuestiones concebidas específicamente para cada localidad. Los datos resultantes son procesados como registros numéricos e introducidos en una extensa base de datos (donde también se registran datos obtenidos por otros estudios sobre realidades urbanas que han realizado distintos organismos locales, nacionales e internacionales). De este modo, al mismo tiempo que se pueden conocer los imaginarios específicos de cada ciudad analizada (sus particularidades), es posible llevar a cabo estudios comparativos entre las distintas urbes que participan en el proyecto. "Nuestro objetivo", explicó Silva, "es deducir lo genérico de la cultura urbana contemporánea (es decir, qué significa hoy ser urbano) a partir de un análisis comparativo que indaga en las semejanzas y diferencias que existen entre las distintas ciudades incluidas en el proyecto". En estas investigaciones sobre los imaginarios urbanos -que se pueden identificar con el fuera de campo de la fotografía (pues son invisibles, pero activan la visibilidad)- el trabajo con imágenes también es muy importante. Por un lado, se recapitulan y analizan documentos gráficos y audiovisuales pre-existentes sobre las ciudades estudiadas. Por otro lado, se apuesta por la creación de producciones visuales propias. A su vez, en el marco de estas investigaciones se organizan recorridos por la ciudad, al estilo del flâneur (paseante) descrito por Baudelaire y Walter Benjamin. Igualmente se llevan a cabo seguimientos visuales de puntos concretos de la ciudad (mediante una observación pormenorizada de sus cambios a lo largo del tiempo). Además, desde la convicción de que el imaginario de una ciudad también está en los "cachivaches" que genera, se realizan las llamadas "arqueologías citadinas", excursiones por el entramado urbano para recoger y catalogar todo tipo de "objetos" (desde ruidos y voces a tarjetas postales, pasando por carátulas de discos o muebles abandonados). También se analiza cómo se ven y se representan en cada ciudad las otras ciudades incluidas en el estudio. "En este sentido", precisó Armando Silva, "hemos observado que en América Latina hay un gran desconocimiento sobre cómo son el resto de las ciudades del continente". Aparte de realizar estas tareas de investigación y documentación -en las que, hasta ahora, han participado más de 400 personas-, Ciudades imaginadas se ha concebido en todo momento como un proyecto propositivo. "Nosotros", comentó Silva, "no nos contentamos con ser investigadores sociales, también queremos ser productores de objetos culturales". En este sentido se sitúan sus propuestas de "representaciones urbanas paralelas" que incluyen, entre otras cosas, pequeñas películas en vídeo que deconstruyen los códigos publicitarios para introducir contenidos subversivos (es decir, para dislocar las percepciones "oficiales" e "institucionales”) o Cds en los que recogen distintos sonidos característicos de una ciudad (y que luego se difunden trastocados por diversos medios de comunicación de masas en la búsqueda de “residuos” que los identifiquen socialmente). A su vez, de cada una de las localidades analizadas se publica un libro (Bogotá imaginada, Barcelona imaginada...) en el que varios escritores trasladan a un lenguaje literario los datos que se han ido recapitulando a través de formularios, recorridos urbanos, investigaciones iconográficas, análisis de noticias aparecidas en prensa... De hecho, en la segunda sesión del seminario Imaginarios urbanos: de ida y vuelta, participaron cuatro de los autores de estos libros (Tulio Hernández, Miguel Ángel Aguilar, Verónica Pallini y el propio Armando Silva) que analizaron los imaginarios urbanos de Caracas, México D.F., Buenos Aires y Bogotá. El seminario se cerró con una mesa redonda sobre la posibilidad de trasladar esta teoría de los imaginarios urbanos a ciudades de Europa y del Mediterráneo en la que participaron José María Paz Gago, Franco Bianchini y Jude Bloomfield. |