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Rutas de la potencia. Presentación en Sevilla a cargo del Colectivo Situaciones |
El contexto de esta investigación política era el de una Argentina que comenzaba a ser recorrida por una serie de movimientos y energías sociales que cobraron gran visibilidad pública con la insurrección popular de diciembre de 2001, cuando la movilización ciudadana logró expulsar al presidente Fernando de la Rúa, mostrar cómo las medidas neoliberales habían provocado un deterioro y una transformación social gigantescos, a la vez que abrían una perspectiva nueva y radical de la crisis. El pronunciamiento popular, destituyente y callejero, quedó perfectamente reflejado en una consigna tan sencilla como demoledora: "¡qué se vayan todos, que no quede ni uno solo!". Sin embargo, buena parte de la creatividad social -que durante los años 2001 y 2002 permitió experimentos de autonomía política y construcción múltiple hasta entonces desconocidos, capaces de asumir, pensar y actuar en el seno de la precariedad neoliberal- comenzó a declinar en el año 2003, coincidiendo con la llegada al poder de Néstor Kirchner (peronista identificado con los sectores de izquierda de su partido). Una extendida despolitización coincidió con el reconocimiento oficial por parte del gobierno "progresista" de Kirchner de ciertas reivindicaciones populares, llegando incluso a incorporar a su retórica institucional argumentos y consignas anti-neoliberales. La constatación de este proceso de despolitización, la preocupación por encontrar nuevos problemas que revitalizaran las discusiones de los movimientos existentes y claves capaces de alimentar los actuales desafíos políticos, empujó a los miembros del Colectivo Situaciones a realizar una investigación militante que les permitiera conocer otros lugares de América Latina donde se habían producido batallas contra el neoliberalismo. "Fue entonces", recordó Sebastián Guido Scolnik, "cuando nos cruzamos con UNIA arteypensamiento y comenzamos a planear los itinerarios (viajes) que se han materializado en el marco del proyecto Rutas de la potencia". En un primer momento, pensaron recorrer cinco zonas distintas (incluyendo Uruguay, el norte de Argentina y algunos territorios mapuches del sur chileno), pero finalmente, por razones tanto logísticas como conceptuales, decidieron concentrarse en dos itinerarios principales: Bolivia y sus permanentes luchas en torno a la gestión común de los recursos; y México, cuna del zapatismo, una de las principales "inspiraciones" ideológicas y metodológicas de los movimientos sociales argentinos de los últimos años. Hasta entonces sólo conocían las prácticas que se estaban llevando a cabo en esos lugares por referencias mediáticas o breves contactos con gente de la zona con quienes habían coincidido en encuentros académicos o en macroeventos altermundialistas como el Foro de Porto Alegre (espacios poco propensos a la creación de procesos de composición y pensamiento específicos). "Esos dos viajes", subrayó Mario Antonio Santucho, "no sólo nos sirvieron para conocer y aprender de las prácticas sociales y políticas que se están produciendo en ambos países, sino también constituyeron estímulos impresionantes para re-pensar nuestra propios modos de hacer, de investigar y pensar las realidades concretas en las que vivimos. De ahí que hayamos constatado hasta qué punto el verdadero viaje sólo comienza una vez retornados a la Argentina, cuando los saberes y las experiencias registradas, los amigos que encontramos y las historias que escuchamos comienzan a trabajar nuestros singulares desafíos".
"En los recorridos por Bolivia", señaló Mario Antonio Santucho, "nos encontramos unas maneras de pensar, de organizarse, de vivir y de resistir que tienen un enorme potencial transformador". Allí, los movimientos sociales (que son muy heterogéneos y poseen muchas ramificaciones locales y temáticas) han desarrollado una imagen de la gestión y el uso de los recursos públicos que cuestiona radicalmente la lógica capitalista, tanto en sus aspectos mercantiles como estatalistas. Conciben los recursos no sólo como un valor económico (como un "bien o servicio que se vende y se compra"), sino también como un elemento fundamental para la reproducción de las dimensiones comunes de la vida. De este modo, pueden pensarse los recursos de un modo mucho más amplio e interesante, aunando aquellos "naturales" codiciados por el mercado, como el gas y el petróleo, con bienes tradicionales de importancia mayor para las comunidades –como la tierra–, e incluso con recursos inmateriales como el lenguaje –las lenguas indígenas– y los afectos. Lo interesante es cómo el desarrollo que han experimentado los movimientos sociales en los últimos años ha abierto un espacio público de discusión que permite pensar como problemas políticos comunes una serie de cuestiones y dimensiones fundamentales para la vida que normalmente se excluyen de los discursos políticos. A juicio del Colectivo Situaciones, es en estos procesos sociales donde emergen cuestionamientos de fondo a la práctica neoliberal que convierte la política en un "producto especializado". "En definitiva", resumió Edgardo Rubén Fontana, "en Bolivia fuimos testigos de la posibilidad de una politización de la vida cotidiana, algo que también ocurrió en Argentina tras los sucesos de diciembre de 2001, cuando emergió un plano de reflexión y creatividad social en el que personas y colectivos muy distintos tomaron las riendas -al menos parcialmente- de su destino". A partir de 2003 ese plano se fue diluyendo, advirtió Santucho, "pues es muy difícil mantener durante mucho tiempo esta capacidad de creación y pensamiento colectivo, de politización de la vida cotidiana. Sin embargo, se trata de acontecimientos que funcionan como pisos muy altos para la investigación militante que desarrollamos, pues revelan y proveen todo tipo de problemas a la reflexión y la imaginación política. Quizás en Bolivia veamos también en los próximos meses un debilitamiento de esa potencia colectiva autónoma que percibimos, aunque hemos constatado una y otra vez la fragilidad de toda capacidad de prever lo que viene". El Colectivo Situaciones decidió, desde un principio, no filmar en vídeo sus recorridos. De este modo, el díptico que han realizado, Mal de altura: viaje a la Bolivia insurgente (que consideran un proyecto en construcción, no finalizado aún) es un fotomontaje en el que se insertan diversos audios: fragmentos de entrevistas, grabaciones de calle y composiciones musicales. "Descartamos filmar", explicó Mario Antonio Santucho, "por dos razones fundamentales: en primer lugar por un problema técnico, ya que estamos totalmente desprovistos de conocimientos técnicos y porque en un viaje como el que hicimos la cámara de video inhibiría posibilidades de encuentro, aspectos de los testimonios, cierta intimidad que nos parecía fundamental; en segundo lugar, porque el objetivo de nuestro recorrido no era contar lo que allí está ocurriendo, sino tener experiencias que nos permitieran comprender un poco mejor nuestras propias realidades y prácticas. Es decir, no se trataba de registrar y mostrar, sino de registrar y poder hacer algo con ese registro. De ahí que no pareció interesante dejar totalmente abierto el problema de cómo componer imagen y sonido". En esta doble publicación -libro y audiovisual- aparecen declaraciones de numerosas personas entrevistadas que han sido agrupadas en diversos bloques de ideas, junto a textos elaborados por los propios integrantes del Colectivo Situaciones, todo ello acompañado de imágenes fotográficas tomadas durante sus recorridos por distintas regiones de Bolivia. México ha sido el escenario del otro viaje que han realizado los miembros del Colectivo Situaciones durante el año 2005 en el marco del proyecto Rutas de la potencia que ha incluido la publicación del libro Bienvenidos a la selva. Diálogos a partir de la Sexta Declaración del EZLN (editado con el apoyo de Universidad Internacional de Andalucía, UNIA arteypensamiento). En México visitaron cuatro de las cinco Juntas del Buen Gobierno establecidas por los zapatistas en la selva Lacandona; así como la localidad de San Cristóbal de las Casas, también en Chiapas, donde conocieron a intelectuales y colectivos que colaboran con el zapatismo, y las ciudades de Puebla, Oaxaca y México D.F., en las que conocieron numerosas experiencias políticas, culturales y artísticas e intercambiaron problemas y proyectos con diferentes colectivos locales. Desde el comienzo de su experiencia, el Colectivo Situaciones tuvo como fuerte referente y fuente de inspiración las prácticas y reflexiones de los zapatistas. "En gran medida", recordó Mario Antonio Santucho, "idealizábamos el zapatismo, pero este viaje nos ha servido para comprender que es necesario ir más allá de esa idealización, porque sólo de ese modo se puede conocer en profundidad el real sentido político que ha tenido una historia como la del EZLN ". En sus recorridos por el territorio mexicano percibieron un zapatismo complejo, diverso y contradictorio que, más allá de sus emblemas mediáticos-simbólicos se sostiene en una extensa trama de colectivos y realidades sociales que buscan con no pocas dificultades en un contexto totalmente sacudido por un neoliberalismo impuesto por el PRI, y siempre determinado por la cercanía de los Estados Unidos.
Durante sus recorridos por Bolivia y México, los miembros del Colectivo Situaciones tuvieron como preocupación construir una mirada específica que permita ir más allá de la visión del turista-voyeur y establecer una relación horizontal con las prácticas políticas que se desarrollan en esos lugares. Una de las ideas fundamentales de estos recorridos ha sido buscar puntos de conexión (lazos comunes) entre distintas experiencias antagonistas que se están llevando a cabo en zonas muy diferentes de América Latina. "Para, a partir de ahí", añadió Sebastián Guido Scolnik, "desarrollar un proceso colectivo de investigación política que nos permita compartir problemas y apuestas y re-pensar nuestras propias prácticas". Tanto el díptico Mal de altura: viaje a la Bolivia insurgente (publicado con el apoyo de Universidad Internacional de Andalucía, UNIA arteypensamiento) como el encuentro que mantuvieron en Sevilla y Baeza (Jaén) con grupos y personas que desarrollan su acción en movimientos sociales de España, Europa y América Latina, pueden considerarse como escalas de este viaje colectivo -"sin punto de llegada prefijado"- que representa el proyecto Rutas de la potencia. |