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Experiencias activismo medio ambiente. Intervención de la Plataforma Ciudadana Refinería No: Una refinería en Extremadura. ¿Una refinería en Extremadura? |
En diciembre de 2004, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Presidente de la Junta de Extremadura, anunció un proyecto de construcción de una refinería de petróleo en la comarca de Tierra de Barros (Badajoz), una de las zonas de secano más fértiles de España y en la que se produce el 80% del vino y el 60% del aceite de oliva de Extremadura. Este proyecto ha generado un fuerte movimiento de oposición que se ha articulado en torno a la Plataforma Ciudadana "Refinería No" que ha realizado numerosas iniciativas (campañas de información, exposiciones, ciclos de conferencias, entrevistas con diversos responsables políticos, marchas, concentraciones...) en las que han abogado por un progreso basado en el uso de energías limpias y en el aprovechamiento de los recursos humanos y naturales existentes.
Durante su intervención en las jornadas Sobre capital y territorio (de la naturaleza del espacio... y del arte), dos miembros de esta Plataforma, Reyes González y Luis Leza, recordaron que las refinerías "ocupan el primer lugar entre las cinco industrias más contaminantes que existen" y están vinculadas a un "modelo de desarrollo caduco" por el que ya no apuesta ningún país europeo occidental. A juicio de Reyes González, la instalación de esta planta no sólo ocasionaría graves perjuicios al medio ambiente y a la salud -consumo de más de 4.000 millones de litros de agua anuales en una región con escasos recursos hídricos, peligroso aumento de los niveles de contaminación en el aire...- sino que también tendría un impacto muy negativo en la economía de la zona.
Por un lado, pondría en peligro sus recursos agrícolas, dañando especialmente la imagen de los productos que se comercializan bajo la Denominación de Origen "Ribera del Guadiana" que han comenzado a hacerse un hueco en el mercado internacional. Por otro lado, afectaría al patrimonio histórico-cultural de la comarca de Tierra de Barros, pues la refinería se instalaría en unos terrenos por los que pasa la Vía de la Plata (antigua ruta comercial asociada al Camino de Santiago que recorre el oeste de España de norte a sur). "Y no hay que olvidar", advirtió Luis Leza, "que el proyecto también incluye la construcción de un oleoducto de más de 250 kilómetros de longitud para conectar la refinería con la costa de Huelva. Oleoducto que necesariamente tiene que atravesar el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, una zona de enorme valor ecológico y en la que hay numerosos negocios de turismo rural".
La Junta de Extremadura -que en el año 2003 rechazó la construcción de una planta ensacadora de cemento en la localidad pacense de Calamonte por "motivos medioambientales"- y el principal impulsor y beneficiario de este proyecto, el Grupo Alfonso Gallardo (conocido como Grupo Balboa) -un complejo entramado industrial dirigido por el empresario Alfonso Gallardo1 que tiene su sede central en Jerez de los Caballeros (Badajoz)-, justifican la construcción de la refinería con el argumento de que supondrá la creación de más de 3.000 puestos de trabajo y propiciará el crecimiento económico de la zona. "Alfonso Gallardo", añadió Reyes González, "incluso ha llegado a asegurar que, al basarse en tecnología de 'última generación', esta refinería será muy poco contaminante, una falacia sin ninguna consistencia científica que, sin embargo, ha calado en ciertos sectores de la sociedad extremeña".
Hay que tener en cuenta que para crear una opinión pública favorable al proyecto, sus promotores han utilizado los principales medios de comunicación que existen en Extremadura que, en mayor o menor medida, dependen económicamente de subvenciones públicas y de los ingresos en publicidad que proporcionan las empresas vinculadas al Grupo Balboa. También han impulsado la creación de asociaciones ciudadanas que apoyan la instalación de la refinería, como la Plataforma por el Progreso y el Desarrollo de Villafranca de los Barros (PRODEVI) que organizó una manifestación a la que acudieron muchos de los principales representantes del PSOE de Extremadura y en la que, según Reyes González, participaron militantes de este partido político procedentes de otras comunidades autónomas que habían sido invitados a visitar Mérida. "A pesar de todo ese despliegue", subrayó, "apenas lograron reunir a más de 1.200 ó 1.300 manifestantes, aunque algunos medios 'afines' como el periódico Hoy llegaron a afirmar que habían asistido entre 10.000 y 14.000 personas".
Tanto Reyes González como Luis Leza aseguraron que a lo largo de estos dos años y medio de lucha han ido descubriendo nuevos datos que refuerzan su convicción de que hay que hacer todo lo posible para que no se materialice el proyecto de construcción de una refinería de petróleo en la comarca de Tierra de Barros. "La decisión de llevar a cabo este proyecto", denunció González, "se tomó sin tener en cuenta la opinión de la ciudadanía (de hecho, no se incluía en el programa que presentó el Partido Socialista Obrero Español de Extremadura -fuerza política que gobierna esta comunidad autónoma desde 1983- en las elecciones autonómicas de mayo de 2003) y desde entonces la información que se ha dado sobre el mismo ha estado siempre tergiversada, mezclando medias verdades con manipulaciones explícitas y ocultaciones interesadas". Haciendo gala de una actitud claramente "antidemocrática", el propio Juan Carlos Rodríguez Ibarra ha llegado a advertir que se podrá discutir la ubicación de la refinería, pero en ningún caso su construcción, pues es "una decisión política ya tomada".
En este punto de su intervención, Reyes González indicó que la administración extremeña ha impulsado numerosas iniciativas para intentar desactivar la creciente oposición social al proyecto, desde insultar y descalificar a los miembros de la Plataforma Ciudadana "Refinería No" (acusándoles unas veces de ser de extrema derecha y otras de estar vinculados a grupos "izquierdistas anti-sistema" o a colectivos de "ecologistas trasnochados") hasta emprender acciones legales (multas, imputaciones por "atentado a la autoridad"...) contra algunas de las personas que han tenido una posición más activa en las movilizaciones. Con la intención de crear un espacio político que permita multiplicar los frentes de lucha contra la instalación de esta planta en la comarca de Tierra de Barros, la Plataforma Ciudadana "Refinería No" -cuyas actividades se financian con las contribuciones de sus miembros y donativos particulares- ha constituido una agrupación de electores que se presentó a las elecciones municipales del 27 de mayo de 2007 en Villafranca de los Barros, obteniendo tres concejales. La agrupación nace con vocación de provisionalidad (de hecho, se disolverá en cuanto acabe la legislatura para evitar cualquier tentación de poder) y con la idea de aprovechar su posición "dentro de la institución" para intentar paralizar el proyecto y promover un auténtico desarrollo sostenible en la zona y en toda Extremadura (que es la región de España que, hasta la fecha, menos ha invertido en energías renovables). En opinión de Luis Leza, los resultados de estas elecciones municipales han demostrado que la oposición ciudadana al proyecto industrial de la Junta de Extremadura -que además de la refinería de petróleo en la comarca de Tierra de Barros, incluye la construcción de varias centrales térmicas de ciclo combinado en la zona de Mérida y la ampliación de una siderurgia que hay en Jerez de los Caballeros- es cada vez más fuerte y está cada vez mejor organizada. "Y aunque somos conscientes de que aún queda mucho por hacer", subrayó, "nos anima comprobar que, gracias a la movilización social, se ha conseguido, al menos, retrasar indefinidamente la construcción de la refinería (que, según el plan presentado por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Alfonso Gallardo se iba a iniciar en septiembre de 2005)". En este sentido, Leza señaló que una de las conclusiones fundamentales a las que ha llegado tras estos dos años y medio de lucha es que es necesario generar un debate público en torno a este tipo de proyectos. "A quienes los promueven", explicó, "lo que les interesa es que circule la mínima información posible sobre dichos proyectos, pues la única manera de que todo el mundo piense igual sobre un tema es, justamente, impidiendo que se tengan muchos datos del mismo. Para ellos, el mejor debate es el que no se hace".
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