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Resumen de la mesa redonda "Movidas: alternativas al movimiento nacional". Participantes: Jesún Arias, José Ignacio Lapido, Juan Antonio Peinado (moderador: Nico Torices)

De izquierda a derecha: José Ignacio Lapido, Jesús Arias, Nico Torices y Juan Antonio PeinadoLa historia la escriben los vencedores quienes al omitir una serie de hechos los relegan al olvido. Eso ha ocurrido con la transición española de la que se ha construido un relato historiográfico basado en unos pocos acontecimientos, obviando (o, en el mejor de los casos, minimizando) fenómenos marginales y periféricos. Con el tiempo, el espíritu vitalista y transgresor de la transición se ha convertido en un mero reclamo publicitario para nostálgicos, proliferando las iniciativas oportunistas que hacen negocio del revival de las canciones de la época.

"Recientemente, recordó Nico Torices durante su intervención en la mesa redonda que cerró el seminario Medios de masas, multitud y prácticas antagonistas, vi en televisión que anunciaban un recopilatorio (un triple o cuádruple cd) sobre los ochenta en el que estaba todo mezclado, desde lo más comercial a cosas undergrounds". A su juicio, esos productos realizados sin ningún tipo de pudor estético (sólo movidos por el interés económico) son una completa aberración que no arrojan luz sobre lo que realmente ocurrió durante aquellos años. "Pues para nosotros, subrayó, había un abismo infranqueable entre los grupos musicales de índole comercial tipo Duran Duran y las producciones independientes".

Nico ToricesFormado como historiador, Nico Torices fue uno de los principales agitadores de la escena cultural underground que se desarrolló en Granada a principios de los años ochenta, participando en proyectos como La Visión, un colectivo que publicaba un fanzine y distribuía discos independientes. Para ello, los integrantes de este colectivo recurrían a las herramientas que tenían a mano, desde fotocopiadoras ("entonces no había Internet") hasta rudimentarias grabadoras de casetes. "Era una apuesta, aseguró Torices, por la libre circulación de las ideas y de los conocimientos, similar a la que está realizando actualmente el movimiento copyleft y deudora del lema punk do it yourself (hazlo tú mismo -aunque lo hagas mal, porque da igual lo que hagas, lo importante es que lo hagas-)".

Para Nico Torices, lo que diferenciaba la escena musical granadina de la que se estaba desarrollando en otras ciudades, fue su mayor carga intelectual. En este sentido, Torices quiso recordar el trabajo de Ani Zinc y Javier G. Marín (Diseño Corbusier, Neo Zelanda) a través del sello Auxilio de Cientos (donde se publicaron recopilatorios que incluían desde música experimental de principios y mediados del siglo XX, hasta los sonidos oscuros y tortuosos de la emergente escena post-punk internacional: Muslimgauze, Kastrierte Philosophen...) que formó parte de una poderosa cadena de distribución musical alternativa (también conectada con las redes de mail art).

José Ignacio LapidoJosé Ignacio Lapido, guitarrista y letrista del emblemático grupo granadino 091, cree que la movida ("una denominación poco afortunada"), no hubiera existido sin el movimiento punk anglosajón (Sex Pistols, The Clash, Ramones, Dead Kennedys....) de mediados de los setenta. "La idea del do it yourself, explicó, hizo que mucha gente de mi generación -que carecía de conocimientos técnicos pero que tenía muchas cosas que decir- se atreviera a coger un instrumento y se pusiera a tocar, convirtiéndose así en autores, en protagonistas directos de lo que estaba ocurriendo".

Frente al anquilosado virtuosismo del rock sinfónico, el punk fue un soplo de aire fresco que primaba la actitud sobre la habilidad y abría el campo de la creación estética a todo el mundo. Según José Ignacio Lapido, que en 1980 tenía 18 años, el fenómeno de la movida encarnaba a la perfección ese impulso punk del "hazlo tú mismo", hasta el punto de que es difícil encontrar entre su principales representantes a alguno que fuera un instrumentista virtuoso. En cualquier caso, Lapido cree que es necesario subrayar que la movida de la que él habla no tiene nada que ver con la que se han re-inventado de forma oportunista compañías discográficas y grandes grupos de comunicación que, para conseguir beneficios económicos de la explotación nostálgica de los primeros años de la transición, llegan a asociarla a gente como Miguel Bosé o Mecano. "Músicos, precisó, que para mí representaban lo mismo que Camilo Sesto o Los Pecos, es decir, aquello contra lo que me rebelaba".

Jesus AriasPor su parte, Jesús Arias, periodista y guitarrista de la banda granadina TNT, cree que todo transcurrió de una forma mucho más espontánea y natural de lo que a veces se piensa. No hay que olvidar que los protagonistas de la movida madrileña -y de sus ramificaciones por distintos puntos de la geografía española- eran muy jóvenes cuando Franco murió y su relación con la música tenía un carácter lúdico y no una finalidad política. En este sentido, Jesús Arias recordó que sólo un tema de TNT, Cucarachas (compuesto con motivo de la visita a España del Papa Juan Pablo II en otoño de 1982), tuvo una clara intencionalidad política. "No éramos más que unos tiraillos, señaló, que queríamos divertirnos y expresarnos sin complejos. Sólo con el tiempo, fuimos asumiendo actitudes, pero, en ningún momento, tuvimos conciencia de pertenecer a una especie de vanguardia contracultural". De hecho, Arias confesó en su intervención en el Palacio de los Condes de Gabia que en aquella época tenía una opinión muy crítica de la mayor parte de los grupos que se asociaban a la movida. "Para mí, explicó, eran demasiados frívolos y salvo Siniestro Total, casi ninguno de ellos me interesaba".

Más allá de etiquetas y denominaciones reduccionistas, Juan Antonio Peinado, cofundador de la sala Planta Baja y Dj ("o pinchadiscos, como se decía antes"), piensa que la emergencia de una escena contracultural en Granada a principios de los ochenta debe enmarcarse en el clima de efervescencia creativa que vivió España durante los primeros años de la transición. A su juicio, lo que propició esa efervescencia fue la pérdida del miedo (a la policía, a la familia, "al que dirán", al sentido del ridículo...) de una sociedad que, poco a poco, conseguía deshacerse de la herencia de la dictadura franquista. "Tras tantos años de represión, recordó Peinado, llegó la locura total, el desenfreno, aunque de vez en cuando se seguían padeciendo los coletazos del franquismo, incluyendo agresiones de grupos de extrema derecha (como la que se produjo en el Club 41)".

Juan Antonio PeinadoA pesar de su carácter periférico, la escena contracultural granadina fue muy activa e intensa, con músicos, pintores, diseñadores, fotógrafos, escritores, cineastas... que en muchos casos colaboraron entre ellos. Por ejemplo, Julio Juste diseñó las portadas de algunos discos de 091 y TNT le puso ambientación sonora a varios poemas de Luis García Montero. Además, cabría destacar el papel que en la dinamización de esta escena cultural tuvieron proyectos inclasificables como La Visión o Diseño Corbusier (que, en palabras de Peinado, "simbolizaban la modernidad") y eventos como el Festival Internacional de Teatro o el Festival Rock del Zaidín (que posibilitó que bandas locales actuaran en directo ante gran cantidad de publico). Sin olvidar uno de los espacios más emblemáticos de la época: la sala Planta Baja, donde se reunía gente de todo tipo y se celebraban numerosos conciertos y fiestas. "En esta sala, concluyó Juan Antonio Peinado, sonaron por primera vez las maquetas de grupos como TNT, KGB o 091 y se organizaron algunas de las primeras acciones públicas que llevaron a cabo los colectivos de gays, lesbianas y feministas de Granada".